sábado, 28 de septiembre de 2013

El motivo de consulta


Acaba de cumplir  ochenta años, aparenta unos setenta y pocos.  Entra en mi consulta acompañado de su mujer y se sienta tras darme cordialmente la mano, leve sonrisa incluida. Perfecta  manera de  darse la mano no sólo entre médico y paciente sino en general.
 
Mirada inteligente, distendida, a la espera, me permite  arrancar la historia: el motivo de consulta. Perfecta manera de comenzar la visita médica. Lo que le ha impulsado a venir a visitarse. Lo que más le preocupa entre sus  preocupaciones.
 
Le preocupa su memoria. Me detalla fallos de memoria que exceden a lo que observo. Una capacidad de expresión oral y razonamiento envidiable. Su lenguaje no solo es fluido sino que enlaza frases largas con un léxico exquisito. Sin embargo, refiere perder el hilo de la conversación con cierta frecuencia, algo que no le ocurría y le ocurre desde hace unos meses; se queda en blanco a mitad de conversación, si le interrumpen mientras habla, no retorna a lo que estaba explicando.

Entre sus explicaciones deja espacios o pausas naturales  que me permiten preguntarle detalles de sus supuestos problemas de memoria que me ayudarán a concluir mi impresión diagnóstica.  Perfecta manera de realizar una historia clínica. El paciente habla, el médico escucha, va apuntando datos sin apenas notarse o interferir en la conversación; distendida, ordenada.

Paso a explorarle con preguntas específicas de memoria y otras funciones superiores y confirmo que su rendimiento es correcto, sin fallos que indiquen o apunten hacia un inicio de deterioro cognitivo preocupante. No obstante, si pierde el hilo de la conversación con frecuencia,  lo aconsejable es explorarle más a fondo con un test neuropsicológico centrado en los distintos tipos de memoria y lenguaje entre otras funciones cognitivas. Así se lo indico, y así quedamos. El test nos ayudará a descartar lo que ya puedo descartar con mi visita y exploración, pero, sobretodo, confirmará sus discretos fallos de memoria reciente o inmediata que pueden atribuirse a la propia edad, pero de ser debidos al normal proceso de envejecimiento cerebral  no deberían ir a más y se debería mantener más o menos estacionado, con  un buen rendimiento en su día a día y en los test de memoria que según los resultados y evolución sería aconsejable realizar cada uno o dos años.

En fin, otro día seguiremos con el tema de la memoria y lo que debe o no preocuparnos, hoy quería resaltar la importancia de comenzar la historia clínica con el motivo de consulta. Sentido común y escucharse, exponer con claridad lo que preocupa y detallarlo, analizarlo. Algo así como organizar un sencillo referéndum con un motivo de consulta claro  para saber dónde estamos y en función del resultado programar las pruebas o pasos adecuados o vías de sentido común. Así de sencillo, pero, por lo visto, lo sencillo y razonable no interesa ni a unos ni a otros. Así estamos.

 
 Van Gogh

                        

                                              


jueves, 26 de septiembre de 2013

Paseando por le Louvre


Hace un par de  días, paseando por el Louvre,  recordé  unas reflexiones  de George Steiner que se encuentran  en su libro Errata;  uno de mis libros más admirados, osea que probablemente lo habré ultizado antes como referencia en alguna entrada anterior.  A través de un lenguaje fluido e intenso, directo  y profundo,  erudito y al mismo tiempo de una sencillez admirable,  te introduces en su pensamiento y te induce a reflexionar sobre tus propias opiniones; un sabio,  uno de los grandes.

Sigamos con mi paseo. La inmensidad del Louvre está francamente bien resuelta bajo esa genial piramide de luz y modernidad; tres grandes zonas; tres féminas como referencia mediática: la Gioconda, la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia. Dos horas de margen - escasísimo margen-,  suficiente para las pretensiones de mi paseo. Sin prisas, relajada, mirando sin apenas detenerme…   Crecí poseído por la intuición de lo particular, cada hoja difería de las demás en cada árbol… el detalle podía no tener fin¿Cómo pueden los sentidos, cómo puede el cerebro imponer orden y coherencia en el enjambre de la existencia?...”  se pregunta   Steinery yo con mi paseo a la inversa; esculturas, antigüedades, objetos,  pinturas…  al vuelo  y, sin embargo, en cierta manera,  integrada; cultura, belleza, historia,  humanidad...  algo  en lo que  también  profundiza  Steiner en su libro Errata: estudiantes de la universidad de Oxford a la suya  pero empapándose de sus paredes, su cultura;  así me sentí en mi paseo tempranero por el Louvre; un paseo como de campo, entre arboles y flores; esculturas, pinturas,  infinidad de detalles pasados por alto  pero con la sensación de  que mi cerebro salía enriquecido de la visita. La luz de un día soleado en Paris, a buen seguro potenció el optimismo de mis neuronas. Contemplación y reflexión interior… pregunta tras pregunta, se pregunta Steiner…  ¿Qué es un clásico?  ¿Por qué pervive a lo largo del tiempo, en distintas lenguas y en sociedades cambiantes? El clásico nos interroga cada vez que lo abordamos. El modo en que nos atrapa, las exigencias que nos plantea  y las preguntas que nos formula son a un tiempo las más sutiles y las más urgentes. Pues eso, amigos, Paris, un maravilloso clásico.  Por cierto, a la Victoria de Samotracia no la encontré por ninguna de las tres entradas,  a  la Gioconda la vi de lejos  taponada por brazos, móviles y camaras fotografiarla tras su cristal protector y sobre  la Venus de Milo... pues que decir... diosa  griega del amor y la belleza;  no me sedujo.

 
Foto: Isabel Güell


                           
              



                                         
 


domingo, 15 de septiembre de 2013

Valentía ante la vida


Reacciones admirables. Ver al señor Sanchez Llibre tratando de bloquear la entrada de un matón fascista en la sede de la Generalitat de Catalunya en Madrid no solo me ha emocionado  sino que me ha despertado  más catalanidad que la participación masiva de manos unidas a modo de cadena humana festejando y reclamando el derecho a decidir sobre la  aspiración de un estado  independiente. Escucharle posteriormente  alabar a los madrileños en general y su formidable capacidad de acogida, me hizo pensar que hubiera sido el mejor de los representantes de la candidatura olímpica de Madrid 2020. Justo eso deberían haber resaltado; no hay ciudad más abierta que Madrid, más acogedora con él que llega a sus calles maletas en mano. Así lo viví durante mis años de residente en el Hospital Ramón y Cajal. Una ciudad  única en cuanto a esa inestimable cualidad de acogida.

Pero sigamos con esas reacciones espontaneas e individuales  que nos llenan de admiración y valen más que mil palabras o millones de manos unidas – sin pretender en absoluto menospreciar el gran movimiento levantado en torno a un sentimiento de país -. El sentido de la dignidad. Gutiérrez Mellado en 1981 fue todo un ejemplo de valor ante las pistolas.  Mas  desapercibida,  la reacción de Sanchez Llibre ha sido igualmente de las que te hacen sentir orgullosa de ser persona. Desde el corazón y el cargo que se representa; coraje  ante lo intolerable; injusticias, actos de violencia… valentía elevada a la categoría de dignidad que no sé si abunda o no -sinceramente creo que no-  aunque hablando de valentías en general,  la medicina es un saco sin fondo de heroicidades. 
 
Valentía ante la vida, la enfermedad, cuántos ejemplos de dignidad humana en la consulta del médico. El joven en su silla de ruedas sobrevolando obstáculos, barreras, dolores, dificultades miles. El ciego  capaz de potenciar otros sentidos, vivir una vida plena,  crear empresas… desde aquí un recuerdo a mi pariente Ignacio  Satrústegui fundador de la ONCE al que una bala le atravesó ambos ojos en la guerra civil pero ni mucho menos detuvo sus múltiples valores y capacidades vitales.  Siento no haberte llegado a conocer, siento que ya no estés para recoger el premio príncipes de Asturias que os acaban de conceder; felicidades desde aquí abajo y un abrazo a tus descendientes. El coraje mantenido frente al coraje puntual;  ambos admirables, humanos; matones y cobardes incluidos, así es la vida.   


Foto: Un cuarto de Luna



 
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lo que somos o no somos


Fidelidades y traiciones, pistolas, venganzas... qué me perdone mi masa cerebral bondadosa, pero acabo de ver por enésima vez la primera parte de la serie el Padrino y me ha vuelto a entusiasmar.  Un Marlon Brando majestuoso, paternal, líder nato  con un toque de piedad  que  le engrandece y debilita al mismo tiempo. Un jovencísimo  Al Pacino – enorme papel- que comienza la película en plan angelical y va adquiriendo peso y determinación hasta recoger el testigo de su padre  arrasando  implacable. La última escena negando la evidencia a su mujer –Diane Keaton-  y ésta aceptando su respuesta -entre silencios y miradas- es colosal;  a sus pies, don Corleone.

Lo siento, amigos, la mujer en segundo plano, disparos a bocajarro, chantajes, poder, dinero, mafias y venganzas… absolutamente despreciable  en la vida  real; en buenas manos de ficción: irresistible. Qué incongruencia, qué dualidad extraña y  verdad. Ficción y realidad. ¿Doble moral? Pienso sobre ello  y no me atrevo a opinar, sino  tan solo a dejar constancia de una evidencia; los héroes de nuestras neuronas aún llevan pistolas. Erradicar la violencia es -y sobre todo debería ser- el objetivo principal de nuestro planeta. Cuánta maldad quedando impune. Cuánta injusticia. Nuestros cerebros supuestamente angelicales  mientras disfrutan viendo en ficción lo que no debería ser; aplaudiéndolo sin vergüenza ni complejos. He escrito varias entradas sobre la maldad ¿Por qué será?

Siendo el día que es, con todos mis respetos, se me ocurre una apreciación en clave catalana.  ¿Somos lo que no somos y no somos lo que somos? O ¿somos lo que somos, pero con restos de lo que fuimos y todavía somos pero vamos camino de no serlo? Enrevesado en exceso, en todo  caso, ante un cerebro evidentemente inmaduro en su evolución, la manipulación está servida. Ojo al dato. Qué el espíritu crítico de nuestras neuronas nos mantenga libres y conscientes de lo que pensamos y dejamos de pensar.  Buena organización, eso si,  una flecha unidireccional, pero en fin,  en todo caso, deseando votar cuanto antes  la votación de lo que somos o no somos o somos pero no nos dejan ser. Pensando tanto, esto de ser en conjunto... quizá  ni siquiera es. 
 
Foto: El Padrino