sábado, 29 de noviembre de 2014

Información o no información


De  la gran lista patriótica a Podemos, pasando por deshaucios a ancianas sin un euro, corrupciones a destajo, pederastas con sotana, gobiernos sin credibilidad…  los sábados por la mañana estoy a punto de pasar de periódicos y dedicarme a mis tostadas, mi café con leche, mis historias. No obstante, desayunar con el País es un hábito al que no me puedo resistir y lo cierto es que he adquirido una habilidad especial para saltar paginas, encontrar un artículo que me inspire como el de hoy. “Volver al pasado”,  de J.L.Torreblanca. Sobre Podemos, cómo no.  Su tan esperado  programa económico  a la palestra:  de Latinoamérica al Ártico,  según  el análisis del articulista ante las nuevas propuestas de sus expertos consultados para llevar a cabo su discurso de base.  Ya veremos. La credibilidad -o esa indispensable condición para sentirnos tranquilos- hace tiempo saltó por los aires  y harán falta años, nuevas reglas, nuevos de todo para regresar al sendero de lo colectivo con ilusión. Ya veremos.

Y mientras tanto, nos queda la palabra, como canta Paco Ibañez. Y  nos quedan nuestras aventuras individuales, nuestras convicciones, proyectos, salud… es curioso pero, últimamente, mientras visito y resuelvo -en la medida de lo posible- los problemas médicos que me consultan: una cefalea crónica diaria, una crisis epiléptica que ha convulsionado la vida del paciente y de toda su familia… tranquilizo, informo, explico, pauto medicaciones que evitarán nuevas crisis, nuevos sustos, mejorarán ese dolor de cabeza, evitarán caídas, ese caminar inestable, ese temblor invalidante… mientas me encuentro trabajando, siento que nada de lo que está ocurriendo en clave político es realmente real, sino más bien  un enrevesado  juego donde al final el asunto  deberá concluir con algo elemental;  corregir leyes para evitan la vergonzosa corrupción de hoy y de siempre, encajar piezas… “la globalización no tiene marcha atrás –  buen artículo; breve, directo-  la socialdemocracia escandinava es la que ha entendido más rápida y eficientemente que para redistribuir hay que ser más productivo, flexible, competitivo y abrirse más a la globalización. Estos son los parámetros desde los que pensar sobre el futuro. Y las soluciones no son fáciles”.  Nada resulta facil, desde luego, pero,  al menos, en medicina, los prospectos no engañan, al contrario, asustan en exceso. Buen fin de semana, sin periódicos o con periódicos, información o no información; ustedes mismos.
                                               

sábado, 8 de noviembre de 2014

Hacia la alegria


“Hay que atravesar la noche una y otra vez. Se debe superar muchas noches para tener derecho a un poco de luz” reflexiona el poeta y dramaturgo Olivier Py en una entrevista en el País a propósito del  estreno en Madrid de su obra  Hacia la alegría que gira en torno a un monólogo por la crisis espiritual de su autor. “He vivido periodos de confusión, pero nunca de extravío. A decir verdad nunca me he sentido perdido”. Comparto. He vivido periodos de duda, preocupación,  incertidumbre más que oscuridad, saltos y sobresaltos, pero, perderme, caer en un caos existencial medianamente profundo, verdadero...  pues, ahora que ahondo en el tema, incluso me recrimino a mi misma cierta falta de valentía para, al menos, por una vez,  atravesar la noche.  

Y, hablando -como no- de crisis, sueño con que aparezcan políticos honestos y cojan las riendas sin demagogias, temo a espabilados, oportunistas, populistas,  burócratas, leyes y más leyes, impuestos y más impuestos, fraudes que cambian de careta, buenos de pacotilla,  salvadores y mesías, nuevas patrias y lo que vendrá. Venga ya.  Meridiano. Seriedad e inteligencia.  Distintas opciones y visiones desde la honestidad y solidaridad, pasión por lo colectivo. Utopía o  simple objetivo al alcance de una sociedad con cerebro y con recursos.

Recientemente, mientras escuchaba  una entrevista de Jordi  Évole  al presidente de un país nórdico, vi una luz. Y me pareció  la  única luz posible en este bosque de humanos  a reorganizar. Las visas. Hasta sus  tarjetas de crédito  están al descubierto. Cada gasto, cada pago. Y, de fondo, la conciencia de una sociedad que trabaja sin sobres.  Una nube, solo vislumbro un buen nubarrón  en esta justa y honesta sociedad a imitar; mientras los impuestos suban y los sueldos bajen; que alguien me explique cómo sobrevive un padre o madre de familia carpintero o leñador, médico o empresario. Hoy llueve, mañana lloviznara,  pasado mañana  a  despejar nubes. Utopia o ilusión. 

Exposicion: Inside
Palais de Tokio 

                                              


viernes, 10 de octubre de 2014

Cambio derechos


Menudo virus más virulento. Médicos sin fronteras luchando por salvar vidas  y frenar la epidemia. Laboratorios acelerando  la investigación de fármacos aún en fases muy iniciales de experimentación.   Repatriar a un compatriota. Si el sacerdote resucitara.  Viendo al equipo médico  en plan astronautas mientras bajaban al enfermo del avión en una especie de cofre o burbuja anticontagio, ya me escamé. El esfuerzo, el  gasto, el riesgo;  un sin sentido o un derecho. En plenos recortes, demorando intervenciones hasta que el paciente ya no necesita operarse pues ya se le paró el corazón...

Y estalla el contagio. Y comienza el baile de errores, disparates, el virus paseándose por Madrid. Menos mal que -según  expertos de confianza- a pesar de ser  altamente letal, este virus llamado ébola  resulta  poco contagioso en los primeros días de la enfermedad y  se trasmite unicamente  a través de fluidos corporales.  Menos mal. Entre el asombro y  la verguenza ajena...  ! Pero de dónde ha salido este consejero de sanidad!  Ni buscándolo  se encuentra a un personaje tan  bruto  y desafortunado en sus comentarios.  Menudo momento estamos viviendo.

Mi desánimo es evidente. Derecho a decir manipulado por unos y ninguneado  por otros. Más que decidir, lo que deberíamos es exigir; juego limpio, rigor, sentido común, profesionalidad. Mi derecho a ser repatriada lo cambio por un poco de aire fresco bien intencionado y eficaz en la gestión de mis obligaciones y derechos. Suerte, T. R., que tu sistema inmunitario y los cuidados intensivos que recibes por parte de un personal sanitario volcado en que resistas  venzan al virus. Un recuerdo a Africa y sus gentes.  África digna; magnífica ONG.  Médicos sin fronteras; ejemplar. Y termino con una pregunta que me planteo ante  el coste/efectividad por los suelos de estas dos repatriaciones   ¿ cuántos recursos envía nuestro estado a la zona en cuestión?  Es curioso, pero, entre tanta información, no he leido datos al respecto.
                                   


jueves, 18 de septiembre de 2014

Nebraska


Nebraska es una película esplendida. En blanco y negro, grises para una historia casi muda, sin paternalismos, la América profunda;  un viejo maltrecho por los años y el alcohol camina solitario;  una ilusión en el bolsillo. El hijo al rescate; vuelta a casa, vuelta al camino, vuelta a casa, la mujer gruñona hasta la coronilla.  Vamos allá,  el viaje, padre e hijo, un fin de semana, route movie,  Nebraska como objetivo, un millón de dólares como premio; típico timo que el viejo no entra en razón.  Por Dios, padre, terco y perdido, de acuerdo, vamos allá. Buen hijo, buenísimos actores, contadas frases; secas y expresivas, crudas y naturales. Una historia de familia y cervezas a morro, la vida sin florituras, entre la  libertad y  el  fracaso, esplendida película sobre la dependencia o deseos de independencia cuando el cuerpo y la mente ya no dan para independencias.

Recuerdo el caso de un paciente especial. Especial por mi amistad con su hija y especial por el cuadro clínico. 80 años, un lince durante toda su vida. Un lince hasta que su cerebro comenzó a desmadrarse.  Genio y figura,  si bien, en los últimos meses, su conducta estaba siendo alarmante. Algo así como la del protagonista de Nebraska.  Sospechando un inicio de demencia, realicé el estudio correspondiente: una exhaustiva exploración de sus funciones superiores que sorprendentemente salió normal; conservaba la memoria, el lenguaje, estaba bien orientado en persona, tiempo y espacio… La  resonancia cerebral   y la analítica  no mostraron hallazgos significativos. Abstemio durante toda su vida. Pensé en una posible depresión. Pseudodemencia depresiva. El psiquiatra  me lo devolvió. Pautamos medicación para intentar controlar una  conducta que estaba planteando problemas serios. Una de sus muchas "locuras":   hacía tiempo no podía conducir por un defecto visual  y había dejado plantado en la carretera a su chofer cogiendo él mismo  el volante. Hasta Andorra. Tras dos días sin dar señales de vida, su hija fue a buscarle. La evolución en meses fue determinante en el diagnóstico.  Demencia degenerativa fronto-temporal. Un cuadro de deterioro cognitivo que cursa con marcados problemas de conducta y que en el caso de este paciente los fallos de sus funciones superiores -imprescindibles para el diagnóstico de demencia-  no se pudieron confirmar hasta pasados unos cuantos meses. Genio y figura. Aún lo recuerdo con cariño.   Volviendo a Nebraska… carreteras y moteles, bares sin paternalismos, pensando, ahora que pienso... Nebraska...  no es mal lugar para perderse… buen inicio del curso escolar, queridos sobrinos. 


                                          



miércoles, 3 de septiembre de 2014

Vencer a la vejez


Llego de vacaciones con una sensación de pereza inmensa, pilas entre agotadas y renovadas;  curiosa mezcla  necesitada de días para despejarse.  Mientras desayuno,  ojeo la Vanguardia como pasando paginas a un viejo amigo que  toca volver a escucharle, contradecirle, verle el plumero,  incluirle en tu rutina.

Mi secreto es no dejar que la vejez se apodere de mi  la entrevista a Clint Eastwood es mediocre, pero la frase: brillante. Película a película, a sus 84 años, salta a la vista,  lo está consiguiendo.  Me alegro por él, por todas las personas que alcanzan esa edad avanzada y saben qué hacer. Más o menos activas, pero saben qué hacer. Vencer a la vejez; qué fácil decirlo; qué difícil, dificilísimo, acaso no imposible conseguirlo. De momento toca revisiones periódicas. “Tú misma -frase de un dentista ante  mis quejas por la necesidad de  limpiezas dentales semestrales a pesar del hilo dental y demás consejos seguidos a rajatabla- en tus manos está decidir si quieres que tu boca resista el paso del tiempo o bien se vaya cayendo... Qué horror, mejor  seguir con Clint Eastwood.  Ejemplo y talento.  De hecho, la historia de la humanidad está llena de  ilustres octogenarios en plena actividad creativa. Los ojos de Picasso, las manos de Miguel Ángel, las neuronas de Cajal… con ellos comienzo el capítulo dedicado al envejecimiento en mi libro  El cerebro al descubierto.  Si señor. En la próxima edición añadiré a C. E. y sus pistolas, sus puentes, películas maravillosas que no deja de ofrecernos por muchos años que cumpla.  Sí señor. A trabajar. Limpiezas dentales, incluidas.
                                                  




viernes, 1 de agosto de 2014

Una ridícula manera de vivir


Atónita. “Estoy preparado para todo, menos para el deshonor”  resalta en su biografía,  eso he leído estos días. Un hombre de principios, más o menos honrado, aunque débil y de manga ancha con su entorno más querido; su imagen creo mayoritaria. En todo caso, un símbolo; sino intachable, intocable;  sino admirado, respetado. Levantada la alfombra, mucho me temo -ya se está viendo- saldrán billetes y trapos, trapos y billetes; un descrédito descomunal.
En espera de las  investigaciones pertinentes, nos vamos de vacaciones. No era mi padre, pero era un padre para muchos. No era mi líder, pero era un líder para muchos;  lo fue durante décadas; el capitán  de una sociedad pacifica y amable empujada entre unos y otros  a un panorama de  creciente  tensión;  tensión gestada desde las ilusiones de unos y las ambiciones de otros; tensión sin armas o con la información como arma afilada.  Y la información no ha hecho más que empezar. Batallas sin balas, alfombras llenas de verdades, mentiras, especulaciones, interpretaciones,  intereses... vacaciones, menos mal.  
La avaricia, más que un pecado, es un ridícula  manera de vivir.  Dudo que estos personajes representados en el  tío Gilito acudan al psiquiatra, pero deberían. Terapias antibilletes. Hablando de trastornos de personalidad, siempre escojo  el siguiente  ejemplo: una persona  frente a la carta de un restaurante. Duda, no sabe que pedir. Dos posibilidades. Si duda, pero, en un tiempo razonable, es capaz de escoger, pues no le iría mal acudir al psiquiatra, si bien, puede ir tirando con sus dudas. No obstante, en caso de que se encuentre incapaz frente a la elección de un plato u otro;  ponerse en manos de  un psiquiatra se convierte en una imperiosa necesidad. Volviendo a la avaricia como tema tan candente que hasta quema: la persona que peca de esta ridícula manera de vivir, pues  allá ella y su almohada. Pero, en el caso de que esta acumulación de billetes conlleve engaños, delitos,  fraudes...  en el  caso de que el honor esté en juego… más que psiquiatras... un amigo, un sólo amigo de verdad,  dos dedos de frente, firme y honesto...sólo eso...  no se entiende, realmente está historia no se entiende.  Al agua patos y  hasta septiembre.  
 











 

domingo, 13 de julio de 2014

La luna y lo que quieras ser


Espectacular. Tres kilos de perfecta armonía. Tras el primer llanto, la paz de las paces, mi nueva sobrina.  Hace algo más de dos años dediqué una entrada de este blog a tu hermano. Hoy te toca a ti;  pequeñaja.

“Al fin una buena noticia”, mensaje de una amiga  a tu padre. Y es que hemos llegado a una edad en que las pérdidas se suceden  y vamos  sobreponiéndonos cómo podemos, tirando sin unos y con otros,  así que tu llegada no solo es bienvenida sino que nos alegra y recompensa, ilusiona y da energía.  

Oscura y brillante, triste y alegre, monótona y excitante… eso te vas a encontrar querida sobrina, eso y un mundo vergonzoso en tantos aspectos que prefiero no agobiarte antes de que amanezca. Tan sólo adelantarte algo de enorme  importancia: como mujer, naces en una sociedad que al menos reconoce su machismo y trata de corregirlo; así pues, serás lo que quieras ser, algo impensable hace apenas unas cuantas décadas, algo impensable aún para millones y millones de  mujeres en otras partes del planeta.

A tu hermano traté de explicarle lo que somos; una mezcla de azar y orden; genes y neuronas necesitadas de estímulos externos. A ti, apoyada en el pecho de tu padre, te miro y no se me ocurre más que admirarte; intuyo tus sueños, tus batallas, talentos y esfuerzos. Vamos allá, querida sobrina, de tus 200.000 millones de neuronas actuales  pronto quedarán la mitad; como si de una escultura se tratase, se eliminarán  las sobrantes, tu cerebro se irá moldeando, estableciendo redes funcionales; ver, oír, gatear, andar, hablar; la luna, querida sobrina; la luna  y lo que quieras ser.




                                     
 

 

 

  

 
 

 
 

sábado, 5 de julio de 2014

Perdida entre lineas


Estoy entrando en una etapa vital realmente complicada. Desengañada de utopías. Aburrida de lo práctico. Sin miedos que me bloqueen, pero sin horizontes claros, o no tan claros como para perderme en papeleos, aventuras costosas en energía, tiempo y créditos. Consciente de que me quedan como mucho un par de décadas de actividad física y mental a rendimiento aún aceptable para mil batallas – siempre y cuando me respeten las desgracias y enfermedades; algo que es mucho pedir, pero por pedir que no quede-, siento que el tiempo para arrancar proyectos nuevos  se acorta hasta sentirlo encima, inmediato.
 
En fin, la culpa de esta entrada poco veraniega la tiene telefónica y su funcionamiento; endiablado, desesperantemente ineficaz para el cliente.  Perdida la línea de mi antiguo despacho, recuperarla pinta negro y de locos; sin oficinas ni responsables; llamadas y ´más llamadas y vuelta a empezar; que si se trata de una consulta médica, que si  he cambiado de dirección y mi secretaría consiguió trasladar la línea a un numero de móvil, que si de repente ha dejado de funcionar y que urge arreglarlo…

No sigo, sigo y sigo sin línea, pero llego de darme un baño de mar, a punto de ver a Messi y su Argentina que mundial tras mundial sueña más que juega, soñemos con recuperar la línea, el orden, el juego, los goles,  proyectos, el tiempo.  
 
 
 







 

viernes, 13 de junio de 2014

El primer gazpacho de la temporada


De inmediato, me he sentido  identificada. Tal vez en unos días, acaso nunca; tan frecuente, tan probable. Temprano por la mañana, entrando en mi hospital, ella saliendo; papel en mano, la mirada  perdida en el presunto  informe. Discreta, camina erguida, lágrimas en los ojos. Más o menos de mi edad.  Momento crítico.

Abres un informe: Tumor. Cancer.  Antes de asumirlo y  ponerse en marcha para combatirlo; un vuelco, un vacio de tiempo y miedo. Esperando el ascensor, el encuentro con un colega amigo distrae mi mente.  Ya en la consulta…   algo cambia,  como si la bata te protegiera de esa empatía, esa sensación de hermandad, ahora le toca al otro, mañana a ti. La suerte y  la  facultad de toma de decisiones  que nos traslada de un lugar a otro,  me ha conducido a un despacho lleno de luz; dos grades ventanales, un jardín, arboles. Satisfecha, relajada,  los pacientes entran y no se curan por mi nuevo despacho, no obstante, la tranquilidad que desprende es gratificante; un microclima donde los  problemas de salud se exponen abiertos, íntimos, esperanza que se respira rodeada de vegetación.

La variedad en la consulta del neurólogo es la norma. Una cefalea crónica que ha mejorado con el tratamiento para deshabituarse de los analgésicos que tomaba día sí y día también.  Un trastorno de la marcha parkinsoniano que se mantiene estable e incluso la exploración muestra que ha mejorado algo con respecto a la anterior visita, a pesar de que el paciente se muestra desanimado, apenas camina… ejercicio, ejercicio, le explico que es vital para él y su proceso neurológico:   andar, nadar,  una fisioterapia especializada le puede ayudar a mejorar su calidad de vida.  Algun cuadro de mareo  inespecífico no suele faltar;  el paciente se sienta trasmitiendo hartazgo, desasosiego, una bolsa llena de pruebas sin hallazgos significativos.  Si  no ha apreciado mejoría con la medicación pautada,  toca cambiarla. Probemos un antidepresivo. Si, si, ya sé que no está deprimido, pero,  siendo sincera, no sé qué hacer con su mareo. Por probar  no perdemos nada. Descartado una causa  cerebral, cervicales o de oído, quizás la tensión o stress que acumula  - quién no acumula stress en estos tiempos tan complicados- esté jugando un papel más relevante de lo que el paciente trasmite o es capaz de trasmitir.  Esta mediodía, la agenda llena, alguna urgencia,  he llegado algo tarde a comer.  Mientras me sirvo una taza de gazpacho – el primer gazpacho de la temporada-  me acuerdo de la mujer  informe en mano,  sus lágrimas discretas,  quizá  también estará tomando su primer gazpacho de la temporada.
 
 Foto. Carlos Smithzs

                                      

viernes, 23 de mayo de 2014

Tumor o no tumor

Entra el paciente. Mientras se sienta, me entrega los resultados de la RNM craneal  solicitada por mi parte  de modo urgente en una  primera visita realizada esta  misma semana. Veloz, abro el sobre; la mirada directa a las conclusiones: examen dentro de la normalidad. Respiro aliviada y me dirijo de inmediato  al paciente: bien, bien, la prueba ha salido bien, ningún tumor, nada de nada, nada malo; algo así.  Meto el disco en el ordenador.

Su cefalea  de reciente aparición; apenas unas semanas... diaria, unilateral, lado derecho, de moderada intensidad  pero constante, sin historia previa de dolores de cabeza... y a los 60 años… a pesar de que la exploración neurológica no mostrara focalidad; alteración visual, de lenguaje, motora, sensitiva... en busca de algún dato de lesión intracraneal: ninguno. A pesar de ello, el caso me había inquietado. De hecho, intuí lo peor: un tumor cerebral, sospecha que guardé para mi procurando no alarmar al paciente en espera de ver los resultados de la RNM. Y es que, en el interior del cerebro, cualquier proceso que ocupe un espacio da signos de focalidad, si bien, dos zonas son relativamente silentes; frontal y temporal, ambas del hemisferio derecho. Ahí podía encontrarse la causa de su dolor. 

Tumor cerebral que la RNM craneal acababa de descartar. Mientras reviso con detenimiento las imágenes  en la pantalla del ordenador, le muestro al paciente lo maravillosamente que se ve el cerebro con esta técnica a pesar de ser un tanto molesta por claustofóbica, pero del todo inocua;  ni se  irradia, ni el contraste - que es necesario administrar únicamente cuando se detecta  alguna lesión-  plantea problemas de posibles alergias.  Increíble prueba diagnóstica tanto para ver una rodilla y sus tendones, ligamentos…como para ver el interior del cerebro al milímetro.  Le explico al paciente que con la prueba realizada también se han estudiado todas las estructuras faciales incluyendo los senos paranasales, las cavidades orbitarias… nada, ni sinusitis, ni nada de nada. 

Reviso la analítica que aporta. VSG  normal. Con ello queda descartado etiologías inmunológicas como la  arteritis de la temporal, además, este simple parámetro analítico si sale dentro de la normalidad  tranquiliza mucho respecto a la posibilidad de presentar canceres ocultos, infecciones… bien, bien todo bien.

Así pues, por exclusión, su cefalea solo puede ser debido a tres causas: migraña, neuralgia o tensional. Sin historia previa de migrañas, no se puede hablar de migrañas, además, no presenta nauseas, ni vómitos, ni le molesta la luz... Las neuralgias son dolores descritos como descarga eléctrica… Tensional, su cefalea es de origen tensional por muy bien que soporte  la presión del trabajo, duerma  estupendamente... No tendrá más estrés del habitual, pero ser directivo de una multinacional, despedir a personal día si y día también,  presentar resultados birriáticos  de venta de coches… le estará pasando factura, caballero, tome esta pastilla antes de acostarse; un relajante suave que no habitúa y vega a verme dentro de un mes. Además de trabajar, camine, nade, ejercicios de relajación, algún masaje... mientras me despido realmente contenta de que mis sospechas diagnosticas no se hubieran confirmado. Buen ojo clínico, no infalible, me alegro. 



                                             


                           




sábado, 10 de mayo de 2014

Sola ante el peligro

Pakistanis, turistas, barceloneses y no barceloneses disfrutando de un barrio que está cogiendo aire a ritmo de contracrisis, supervivencia, pequeños bares restaurados con encanto, pizzas, paninis, un italiano, un argentino, tiendas imaginativas, especializadas; violines, vintage, talleres... Encantada con mi barrio del borne alto, sentada al sol con mi periódico, un joven galopando bolso en mano; típico ladrón de la zona. Me levanto, me planto frente a él, elevo tímidamente la pierna. Trabanqueta que el joven solventa sin mayores problemas y continúa su carrera.
“Señora, -sigo sin acostumbrarme a que me llamen señora, resignada hace tiempo- por Dios señora…“ sentado o más propiamente medio tumbado en la escalera de la iglesia, otro joven, en este caso, puro observador de la escena sin necesidad de más palabras para resaltar que la edad de heroicidades hace tiempo la dejé atrás. Por su parte, ni inmutarse, por lo visto, lo de las heroicidades no es lo suyo; pancha arriba, disfrutando del sol; un pimiento, la turista y su bolso. Por su tono, actitud, comentario... deduzco que para nada se dirige a mi  preocupado hacia mi persona, más bien, algo innato, casi abstracto, vital; absurdo, un riesgo completamente innecesario, meridiana claridad.  Así lo siente, así lo trasmite.  Que la dueña del bolso se las apañe.
Le miro. No le digo nada, se me ocurren unas cuantas frases. Regreso a mi asiento de la terraza del bar. Mientras escribo esta entrada comprendo que el lector se sienta confundido. Por un lado, arranco alabando el barrio, por otro  resulta que corren ladrones, mientras los jóvenes en edad de heroicidades, ni las entienden. A propósito del tema me viene a la memoria  una  hermana de mi abuela materna; de San Sebastián y en San Sebastián; en plena noche, frente a un ladrón pistola en mano. Ya mayor, hace años. “Pues dispare, dispare” a los ojos, sin soltar su bolso; dignidad, carácter. Historias de héroes y cobardes. Gary Cooper en Solo ante el peligro. Mi héroe de niña y de ahora. Además de mi tía abuela que salió de esa y de muchas más. Héroes. ¿Pasados de moda? ¿Especie a extinguir? Reflexiono ante mi pequeña heroicidad; algo menos heroica de la que me hubiera gustado, consciente de que mi pierna podría haber sido más enérgica y efectiva si realmente hubiera querido frenar al ladrón, en juego mi integridad física, un acto un tanto arriesgado, innecesario... tal vez... en todo caso, mientras existan héroes, la vida valdrá la pena, si desaparecen, será otra cosa. Un abrazo lleno de  admiración, querida tía A.M.


                                       



jueves, 24 de abril de 2014

Demencia o despiste


Ostras, ostras, la segunda vez en quince días.  En esta ocasión, entrañable sorpresa incluida. Soy Diego, te has dejado las llaves en el contacto. No te preocupes, soy un buen chico. Y su teléfono móvil incluido en la nota.  Mi moto nueva a salvo de mis despistes y ladrones gracias a este estupendo ciudadano -además de buen chico-. Antes de darme por demenciada, reflexiono en busca de una explicación razonable.

Encuentro  dos buenas excusas. La primera. Novedades en la acción.  Paras la moto, apagas el motor, pones el caballete. Y, en esta moto, bajo el sillín, se puede dejar el casco. Para ello, es preciso abrirlo apretando un botón que solo funciona si el motor está encendido, así que la llave se mantiene forzosamente en el contacto más tiempo que en mis anteriores motos. La segunda es  de caracter social. Aparcando la moto, en las dos ocasiones, el encuentro repentino con una persona conocida, alteró  el dado alegremente por supuesto buen rendimiento de mis entramados neuronales encargados de no dejarme la llave de la moto en el contacto y marcharme tan pancha.

Me encantaría dedicar esta entrada a los Diegos del mundo;  amabilidades y bondades; me encantaría, no obstante, sobre amabilidades y bondades solo puedo referirme al buen rollo que me despiertan los Diegos de turno y, en cambio, algo sé sobre la memoria después de años de estudio, pacientes, dos libros divulgativos sobre el tema. Un avance. Como experta en memoria y conocedora de mi misma, mucho me temo que volveré a dejarme la llave puesta en el contacto, sin embargo, al menos, durante unas semanas, mis neuronas habrán tomado nota de tanta historia, espero.

Sobre la memoria podría decir tantas cosas que no sé por dónde empezar.  Comenzaré por un error de peso. A menudo se tiende a generalizar. Para entenderla es preciso lo contrario; desmenuzarla; tener muy presente que no existe una sola memoria sino que se trata de una función mental compleja compuesta por distintos estadios o fases – registro, retención, evocación-  y también existen distintos tipos de memoria: la memoria inmediata, la reciente la de largo plazo, la memoria de trabajo. Memoria visual, verbal… Memoria semántica. Memoria episódica. Un sinfín de matices, olvidos, detalles en interrelación constante con otras funciones mentales superiores: percepción, lenguaje, atención… ATENCIÓN Y MOTIVACIÓN  como pilares básicos de la memoria.  Al menos, durante unas semanas, prestaré atención a mis llaves, mi moto, mi casco… Y, después de estas semanas de entrenamiento, confío en que  el piloto automático de mi  memoria inconsciente -que funcionaba a la perfección con mis anteriores motos-  entre sus pasos  incluya  el meterme la llave en el bolsillo una vez colocado  el casco bajo el sillín.  Ya os contaré.

Foto; Mauricio Vergara
Entrada F. A. Nuñez



domingo, 13 de abril de 2014

Traslados y salud mental


Ya está. Después de unos meses tirando trastos, propaganda, papeles y más papeles Ya está. Mi vida profesional, historias clínicas incluidas, reubicada. Contenta. Mi casa, que más que una casa se había convertido en  un trastero de libros y revistas de relevante contenido científico como para tirarlas a la basura sin sentir cierta nostalgia y muchas dudas; esto si, esto no; demasiada  acumulación de  espacio, peso y polvo en la era internet. En fin, justo ahora que comienza el buen tiempo y apetece calle y cenas fuera,  mi casa vuelve a estar  lista para recibir.

Los traslados son un auténtico coñazo -sin perdón- no obstante, una vez resueltos, pasas página, te limpian, ordenan, impulsan hacia ese anhelado u obligado cambio, en todo caso, regenerativo. Respecto a ello, me viene a la memoria una anécdota simpática que se entiende mejor si uno conoce a la protagonista. En pleno traslado de vivienda. Muy enfadada con su novio. Un novio futuro, inexistente en ese momento. Molesta con él pues, cuando apareciera, ya sería tarde, tarde dado su ausencia durante el traslado. Original, genial, amiga. Sigamos con los traslados.

¿Deberíamos trasladarnos más? o  ¿Deberíamos trasladarnos menos? ¿Qué es bueno para la salud mental? Ni idea. Reflexiono sobre el tema a nivel personal. La monotonía es cómoda y, si uno evita acomodarse en exceso, deja espacio y tiempo para la reflexión. Así pues, al menos es dudoso que nuestro cerebro necesite tanto traslado teniendo en cuenta que el verdadero cambio está en  nuestro interior, y ese cambio no precisa  por norma de traslados, sino  de otras cosas, qué cosas, a saber.  Además, a partir de cierta edad... cambiar, cambiar, poco se cambia y el traslado supone un agobio excesivo para mentes que procesan más lento, se caen con facilidad, sin ayuda levantarse es misión casi imposible. Trasladarse o no. En todo caso, contenta con mi traslado, a tiempo... ¿cuando es tiempo y cuando ya no es tiempo? pues, depende, amigos, que por desgracia ya sabemos que la edad vuela, pero si uno se ve con fuerzas y ganas para un traslado... pues animo y mucha suerte,  ojo con la espalda. 

Foto: X. MIserachs
El Born 1964
Barcellona

                                        
                                  

sábado, 22 de marzo de 2014

Aviso de derrumbe


Siguiendo con la irrupción de mundo digital  y sus efectos sobre nuestras vidas; dos apuntes. Uno bueno y otro malo. El bueno -dentro del desastre- es que mi portátil más utilizado estos dos últimos años está en el taller o antesala de la muerte y mi reacción ha sido mucho menos histérica o desesperada que en otras ocasiones. Madura, serena, experimentada; eso si, jugando con la ventaja de saber que hoy en día la tecnología permite rescatar el contenido. Sin embargo, no me fío, ya veremos, habrá datos de importancia -en pleno traslado- direcciones, cartas de  mucho valor sentimental  -como las que me enviaron amigos al fallecer mi padre-  que se perderán para siempre. Sin remedio, resignación.  El apunte malo lo acabo de leer en el Babelia del País.

Aviso de derrumbe; se titula la entrevista al pensador coreano afincado en Berlín;  la nueva estrella de la filosofía alemana, como le describen. Byung-Chul  Han. Ni sonarme. Bien por el Babelia. Sin ser lo que era, al menos, que no desaparezca, se suplica. Ante un paciente con quejas de memoria, siempre insisto: aprender algo cada día; cada vez que se aprende algo, dos neuronas se están uniendo; como un músculo, ejercitándose, nuestro cerebro se desarrolla. Estimulación. Aprendizaje. Sigamos con la entrevista. Este filósofo de nombre imposible de retener como no lo apunte y repita una y otra vez –cosa que no voy a hacer-  este filosofo coreano afincado en Berlín – me quedo con este dato- habla de la depresión y la identifica con el narcisismo. El narcisismo comporta la pérdida del eros, dejamos de percibir la mirada del otro, eso te lleva  a la depresión.  Pues bien, hablando de los males de nuestra época, se refiere al mundo digital  y lo identifica como un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece. Dejar atrás el narcisismo como vía para curar la depresión. Mirar al otro. Darse cuenta de su dimensión, de su presencia. Buena reflexión. Sin ser experta en depresiones; unas endógenas, otras exógenas o reactivas; el paciente depresivo anda perdido o enredado en sí mismo, eso se aprecia a simple vista en cinco minutos de visita. Viéndolo todo negro; el mundo exterior, el otro, no cabe en su pequeña tumba; narcisista o no. Lo dejo para los expertos. En todo caso, interesante artículo. Hay que negar el presente represivo y aceptar la presencia del otro y, de su mano, la posibilidad del amor. Descubrir al otro; sin eso no hay posibilidad de verdad. Comparto.


 foto Olímpia Oriol


                                                                  



                                             


                            



martes, 18 de marzo de 2014

humano del siglo XXI




Her es una película francamente interesante.  Quizá porque mi portátil  me acompaña a casi todas partes, quizá porque en ocasiones siento la necesidad de desconectar y dejarlo en casa. Mis escritos, fotos, cartas… entre sus chips. Si alguien dispone de la información necesaria para conocerte, seducirte,  ese es tu ordenador o, más propiamente, sistema operativo como lo llaman en la película. Toma ya. La historia que viene. A la vuelta de la esquina. Una relación de amor con tu ordenador.

No cuento el final, pero el final es tan lógico como sorprendente. Genial. Un apunte que no puedo contener. “el amor no es una caja cerrada, al menos no lo es para este brillante sistema operativo que intuye, aprende, lee y corrige en un milisegundo tus libros, sabe en el acto cuantos arboles hay en el bosque, que música o frase necesitas oír, sentir, vivir. ¿La vida que viene? Tecnología imparable, jóvenes enviándose mensaje tras mensaje, yo misma mandando recados via mail  a mi secretaria  a dos pasos de distancia. Magnifico el actor principal, especial, aunque  no especialmente  raro; humano,  humano del siglo XXI.
 
 
                                          

 
 
 

 


sábado, 1 de marzo de 2014

La rueda del miedo


Se  abren las puertas del ascensor. Salgo  absorta  en mis cosas.  Aparece un niño en plan susto gracioso. Ni me inmuto.  Le sonrío y acaricio su caperuza de tigre. Es carnaval.

Mientras camino hacia la moto,  me pregunto. ¿Tendrá mi cerebro un  sistema de alarma  algo  quemado? Harto de sustos y disgustos, hasta el moño de engaños y desgracias. Pienso en los pacientes que presentan crisis de pánico.  

Nuestro cerebro dispone de tres cerebros superpuestos. Tres cerebros en uno. El cerebro del reptil encargado de los reflejos más automáticos como el latido cardiaco, la respiración… correspondiente  al tronco cerebral.  Por encima de éste, el cerebro emocional. Y, por encima de éste, la corteza, el cerebro más racional con las áreas  prefrontales como las  humanas por excelencia.

Pues bien. En el cerebro emocional está la clave de nuestra superviviencia.  Ante un susto, una alarma; reacciona. En el acto, pone al cuerpo entero en acción. La respiración se acelera, los músculos se tensan, las pupilas se dilatan. Listos para salir corriendo ante un tigre, un atracador, una amenaza. Y es que la señal de alarma llega de modo inmediato a la amígdala o zona en el interior de nuestro cerebro emocional en forma de almendra conectada con otras  estructuras a modo de rueda del miedo. Y, esta rueda del miedo, a su  vez, mantiene conexiones y mecanismos neuroquímicos con todo nuestro organismo que hace  que salgamos corriendo y evitemos el atraco, o nos enfrentemos al atracador; tensos, agiles; vivos.

Pero, este diseño de alarma  brillante... este  diseño compartido con el mundo animal,  inmerso en una sociedad compleja como la humana,  metería patas, haría el ridículo una y otra vez  si no estuviera conectado con  la parte más desarrollada de nuestro cerebro:  el  lóbulo prefrontal. Y es que, la señal de alarma, -el niño en plan susto gracioso, el atracador o el tigre escapado del zoológico…- al mismo tiempo que pone en marcha al cerebro emocional o esa  rueda del miedo,  también llega al lóbulo prefrontal; área tan misteriosa como racional;  la conciencia de ser, tal vez, tal vez, ahí, ahí, saber que somos. Pero, sigamos con el niño y su susto gracioso. La señal de alarma llega al lóbulo prefrontal y es analizada en el acto.  Si resulta que  el tigre  no es tigre sino  niño disfrazado, el lobulo prefrontal lo reconoce  y envía de inmediato señales al cerebro emocional deteniendo la rueda del miedo. El cuerpo se relaja. El corazón se tranquiliza.

Siempre explico lo mismo a mis pacientes. Sus crisis de pánico; esa sensación brusca de miedo, falta de respiración, taquicardia… esa sensación  incontrolable que aparece en el momento menos pensado...  no es ni más ni menos que una puesta en marcha de esas estructuras de nuestro cerebro emocional;  una puesta en marcha sin señal de alarma; sin venir a cuento, la rueda se dispara. Crisis de pánico que no frena el lóbulo prefrontal; despistado, incrédulo ante la falta de señal de alarma. Y el susto es de muerte. 
 
El niño y su susto gracioso. Mi reacción o falta de reacción. Bien por mi cerebro. O no tan bien. Harto de sustos, quizás ya ni se asuste ante un robo, una amenaza real. Confiemos en que si, confiemos en que el niño era demasiado niño, evidente su disfraz, carnaval. Confiemos por el bien de mi superviviencia.  
 
 
 








 



 

 

 

jueves, 20 de febrero de 2014

El médico


Llego de ver  El médico. Temazo  para mi blog.  Y  ya van dos  nuevas entradas  desde que decidí  aminorar la marcha. Basada en la novela de Noah Gordon; de esos libros que devoras más que lees.  Respecto a la película; magnifica adaptación ambiental, buenas actuaciones y  poco más, tampoco creo que  se pretenda más.   

Guión para enmarcar. Los comienzos de la medicina. Barberos, tenazas, cuchillos,  medicina o falta de medicina paralizada por la religión; fantasmas, omnipresente poder; cristianos, judios, musulmanes. Un joven  atravesando el mundo en busca  del maestro, jugándose el cuello, diseccionando  un cadáver cuando abrir y ver al interior del cuerpo humano se consideraba un sacrilegio. Aún recuerdo lo que disfrute leyendo el libro, sin embargo, no recuerdo que influyera  en mi decisión de ser médico.  Quizá porqué ya estudiaba medicina. Quizá  porqué cuando lo leí  ni siquiera me planteaba ser médico. Y es que mi elección   de carrera no fue vocacional sino por  exclusión. Ni recorrí medio  mundo, ni  me supuso riego alguno  contemplar el interior del cuerpo humano, tampoco especial emoción.  Asistía a las clases de anatomía  más bien agobiada, la mente dispersa, pensando en mis cosas, mis  vivos, amigos…Sin excesivo entusiasmo, fui aprobando curso tras curso con pocos sobresalientes y menos aventuras de las que me hubiera gustado disfrutar.

No sabría explicar  porqué un guión basado en los inicios de la medicina  me está trasladando a algo tan personal como mis inicios. Recuerdo con mucho cariño mi grupo de estudio; la casa en medio del bosque de Valldoreix   donde nos reuníamos para preparar los exámenes, las quirche lorraine, las fondues; el hospital donde pasé un par de años como médico asistente, las noches de guardia entre  charlas distendidas,  urgencias. Y mi primer error. Un niño con fiebre. Después de mi valoración del caso, tras comentarlo con el médico adjunto, le dimos el alta con tratamiento sintomático para su fiebre y  mucosidad nasal.  A la mañana siguiente avisaron del hospital infantil San Juan de Dios: el niño había fallecido por una meningitis fulminante. Ni signos meníngeos  cuando le exploré, ni datos clínicos que anunciaran la gravedad del proceso, no obstante, sin excusas, algún signo debimos pasar por alto, eso pensé y pienso. Bastantes años después, presente ese niño, escribí en mi libro  el cerebro al descubierto  “En el periodo formativo de todo médico suele existir un día clave, un día en el que uno se enfrenta de cara con una profesión donde la vida de las personas está en juego. Tomas conciencia de la responsabilidad adquirida y la asumes. Ese día te conviertes en médico”  De los  inicios de la medicina a  mis inicios… aventuras y desventuras, ahora que pienso, quizá todos los inicios tengan algo en común. El médico. Como suele ocurrir, más completo el libro que la película, en todo caso, buena película.



                                           






 

 

 

 

sábado, 15 de febrero de 2014

Volver a las cartas


A propósito de un mail a modo de carta escrito por una prima y dirigido a varias primas;  desde Brasil; planes y contrastes, emociones, sensaciones, extrañezas, sentimientos... no resisto la tentación y  abro mi blog; entradas más distanciadas para centrarme en otros escritos - eso  pretendía  y continuo pretendiendo- sin embargo,   surgen,  pájaros, luces y sombras,  un cierto enganche a esta  manera de relacionarme conmigo misma y  el mundo que me rodea; actividad virtual, sincera, distante y cercana, extraña, adictiva, por lo visto.

Bonita carta, querida prima, me inspira una reflexión.  En la era de los mails escuetos, divertidos o informativos, imágenes y eventos que eliminas tras apenas ojearlos,  las cartas o mails  a modo de cartas nos llegan como del mar, soprendentes, brillantes. Mientras la invasión  por correo electrónico de mensajes   telegráficos comienza a hartarnos -cómo demonios reconducirlos- el lenguaje fluido, sincero de una carta escrita desde la distancia… nada más auténtico, cercano, real. Quizás o no tan quizás, la hora de volver a las cartas, sea ya  o ya no será.  

Nuestro cerebro se adapta, animal de costumbres, las adquiere y las  pierde… costumbres, habilidades… de seguir así, en riego,  ese don - no del cielo sino del esfuerzo, generación tras generación, cartas y más cartas-  llamado  escritura como confesión, reflexión, pequeños detalles, debilidades y placeres, sentimientos, la emoción de un viaje, excursión, reflexión y pensamiento o ese hablar con uno mismo expresado en  una  carta… simples cartas que las nuevas tecnologías comprimen en  mensajillos; agudos,  simpáticos, entrañables, incluso inteligentes, pero nuestro cerebro es comunicación y es lenguaje; leguaje fluido, sobretodo la fluidez es señal  de buen rendimiento cerebral, sus funciones superiores están en forma, señora, mientras usted se expresa con esa facilidad de palabra puede estar tranquila;  su cerebro está trabajando, aprobando con nota la asignatura del recuerdo, el hilo de la conversación,  palabras, historias, evocar sensaciones… el lenguaje oral y escrito… reducirlo a dos líneas en la red… en todo caso, bravo, prima, via mail,  bonita carta.