domingo, 15 de noviembre de 2015

El embarazo de occidente


En Londres, saliendo y entrando del hotel, minutos de televisión, la noticia de los atentados de París con tanto muerto y tanto herido  me ha cogido en pleno congreso; cenas, desconexión y búsqueda de lugares que siempre que viajo  a esta envidiable ciudad busco y alguno encuentro cerrado con el consiguiente disgusto.
  
Ya de vuelta, en el aeropuerto, sentada frente a una mujer embarazada, el flash de uno de los comentarios que he escuchado estos días en la televisión inglesa. “Occidente es como una mujer embarazada; embarazada del islam del que ha emergido este espeluznante monstruo llamado estado islámico radical (ISIS)” Terroristas, asesinos, mucho más que simples grupos organizados. Según ellos mismos se definen: un estado dentro de otros estados cuyo objetivo es fagocitarlos. Estados a su vez gobernados por dictadores que entre unos y otros  están dejando a la población sin más  salida que la huida desesperada. Musulmanes ejecutores de un terrorismo atroz, kamikaces sin piedad, entre 1500 millones -según cazo al vuelo estos días-  de musulmanes de paz, aquí y allá “No en nuestro nombre”. 

Atención. Más que en guerra, señores ministros, estamos embarazados. Y el embarazo es de elevadísimo riesgo. Así pues, toca lo que toca  en estos casos. Cuidados y controles minuciosos. Protocolos contrastados, temple y sentido común para tomar las decisiones oportunas; ahora ingresar, ahora reposo, observación, ahora antibióticos… Alerta y profesionalidad, pasos inteligentes.

En fin, de regreso a mi más que recomendable barrio por variado y tranquilo; apenas coches, turistas pero no en exceso, repleto de musulmanes con sus colmados abiertos a todas horas – por mi, encantada, aunque no se entiende tanto horario regulado para el resto de comercios- De regreso a casa, esforzándome por  encontrar un poco de luz, me siento envuelta en una especie de razonada desesperanza, pensando lo que todo el mundo debe estar pensando: Esto es imparable. Lo que nos espera. Más y más atentados. Y no es miedo, sino desazón. Bombardeos como respuesta en focos estrategicos con niños y mas niños como daños tan friamente llamados colaterales. Y no es pacifismo, sino rabia, impotencia, vergüenza. Si al menos este más que complicado embarazo estuviera en las mejores manos. Ni de lejos. Así estamos. París for ever. Referente y más. Y, otra cosa, es vuestra hora, musulmanes de paz. "No en nuestro nombre"  



                                    


                                             


                                       

                                  

sábado, 7 de noviembre de 2015

El impuso de la creatividad

Ando preocupada por la pérdida de mi impulso literario.  De nacimiento tardío, más o menos  a mitad de la treintena, viviendo en  Mallorca, mar y vuelos de ida y vuelta, un amor rematadamente asimétrico, pasión y desesperación, válvula de fuego, tomando cuerpo, creció muy dentro, encontró su voz, su espacio, hasta cinco libros; novelas y divulgación científica; horas que vuelan entre palabras, el placer de encontrarlas, la fuerza de crear, imaginar personajes, una historia. Feliz y equilibrada, entre mis libros y mis pacientes, no sé bien que ha pasado. En mente, varias razones.

La enfermedad de mi padre pudo ser el detonante;  prioridades donde la realidad se impone. Pero, el enfermo era él, yo únicamente sufrí por lo que pudiera sufrir él, traté de ayudarle en  la toma de decisiones - una tras otra, sin respiro- para su mejor vivir o más propiamente morir; aciertos y no tan aciertos, el desgaste.  Poco debí escribir. Luego se fue, casi tres años sin ese lector prioritario;  estimulo esencial, posiblemente. 
  
Las redes sociales. Entras y lees, picoteas por ahí, escribes una frase oportuna, una reflexión, una entrada en tu blog.  Suficiente, posible. Pues menudo impulso literario el mío si al fin ha quedado barrido por este modo de creatividad en minúsculas. Pero, puede ser, coincide en el tiempo.  

La dificultad extenuante por encontrar editor. La ilusión mientras escribes; me lo quitarán  de las manos. Pues sí, de mano en mano, lo siento no encaja en mi línea editorial. En mi caso,  habrá influido, aunque no lo siento como determinante. Mientras escribo o escribía, el impulso va o iba  mucho más allá de su publicación. Vida interior, mío, pasión, tiempo que fluye como un soplo de vida; palabras, historias, personajes. Y el editor... por sentado. No me resisto a claudicar en este aspecto, si algo es bueno, encontrará editor: no son tontos.

La edad.  Ayer estuve en la presentación de los  nuevos diarios del poeta Jaime Gil de Biedma. A los 25 años de su muerte salen a la luz. En vida, a una edad que hoy en día se considera de plena madurez… dejó de publicar. De vocación muy temprana, ya había escrito su pozo, su destino. A partir de ahí, repetirse. Pues tampoco lo veo claro. Por una parte, la edad implica más experiencia, más perspectiva… magníficas herramientas. Por otra, -no hay que engañarse- habitualmente también conlleva menos vitalidad, menos lectores que te importan y ya no están… No sé, una amiga  me cuenta una teoría al parecer francesa… se envejece a golpes, caídas y remontadas, cuando ya te ves camino abajo… de modo insospechado, remontas. A ver si es verdad. Buen fin de semana soleado, amigos.

Presentacion Libro
Diarios JAime Gil de Biedma

       
                                             


domingo, 1 de noviembre de 2015

Un paciente encantador

Un paciente encantador. A pesar de haber perdido expresión facial por  la enfermedad de Párkinson... en los ojos, actitud... brillo, un aura especial; serenidad, madurez, sabiduría, sabiduría más allá de que en los últimos meses a su cuadro clínico de lentitud motora se le haya  añadido cierto deterioro cognitivo centrado en problemas de de memoria y funciones frontales o ejecutivas. Paciente y familia encantadora. Un placer ayudarles con toda la batería de consejos y medicaciones disponibles para aminorar  los síntomas de esta enfermedad degenerativa de evolución muy variable pero progresiva e irreversible.   

Párkinson y deterioro cognitivo. Explorados a fondo,  la gran mayoría de pacientes con esta enfermedad presentan fallos cognitivos. Si bien, una demencia franca no suele ser lo habitual. Confiemos en que mi paciente se mantenga más o menos estacionado en su discreto deterioro cognitivo. Camina lento, pero camina sin ayuda: esperemos se mantenga así... menos, mucho menos probable… posible,  ojalá. De momento, su calidad de vida es  relativamente aceptable, su personalidad intacta. Ojalá sus nietos tengan el privilegio de aprendar  y disfrutar  de la categoría humana de su abuelo; años, muchos años… nuestra lucha.

Pues bien, gran disgusto. Completamente inesperado. Desde la última revisión, su musculatura evidencia una atrofia alarmante. Le exploro y encuentro lo que busco y no deseo encontrar: fasciculaciones o saltitos musculares casi inapreciables en sus cuatro extremidades. El EMG confirma el diagnóstico: Enfermedad de la neurona motora llamada ELA o Esclerosis lateral amiotrófica. Tres enfermedades degenerativas en el mismo paciente. Raro, rarísimo, pero, por desgracia, descrito; ni el primero, ni el último caso.

Y la ELA es de los diagnósticos más amargos que realiza un neurólogo; impotente, informarle, frente a frente. Hasta la actualidad, no se dispone de tratamiento ni siquiera para frenar su implacable curso evolutivo. A pesar de ello, las unidades especializadas - dentro de los servicios de neurología de la sanidad pública- resultan de un apoyo  inestimable. Abren puertas de esperanza, ensayos clínicos, en las mejores manos, ayuda multidisciplinaria ante las dificultades motoras que inevitablemente irán surgiendo.  


Dejo para otra entrada adentrarme en una reflexión fruto de mi experiencia sobre la medicina pública y la medicina  privada; excelencias y carencias, problemas, como se complementan y  se deberían complementar mucho más para conseguir la mejor atención sanitaria  para todos. Otro día. Hoy me centro en facilitar los trámites a mi paciente para que inicie cuanto antes el seguimiento en una de estas unidades de referencia. Y, por mi parte, lo que quiera, a su disposición, cualquier prueba, visita, aún camina por su propio pie, sereno, agradecido por mi apoyo. Me despido agradecida.   

Foto entrada F. A. N.