domingo, 27 de noviembre de 2016

La hora de Cuba



Toca descanso. Finalizado el primer capítulo de los tres previstos. Según me especifica una amiga experta, más que una novela de no ficción lo que estoy escribiendo es una biografía novelada, creí entender la diferencia, pero, se me ha olvidado, o no me quedó suficientemente clara. En todo caso, real y pasado, presente, pensamiento y actividad. De los muchos proyectos en los que se implicó mi padre, temía en especial al del Círculo de Economía aún vigente y en plena actividad.  Muy significativo para él, no lo viví de cerca, revisar lo publicado sobre la historia de esta entidad, pensé que me iba a suponer un problema no ya de tiempo sino de interés y comprensión. En mente, el master de economía de la Salud que realicé hace ya bastantes años,  aún recuerdo lo que me costó superarlo. Entre la filosofía y las matemáticas, una ciencia mucho más alejada de la práctica cotidiana de lo que suponía.  Interesante experiencia que me sirvió para reforzar mi vocación de médico de bata y martillo.

Pues bien, grata sorpresa, un placer. Adentrarme en la historia del círculo de Economía ha resultado todo un aprendizaje y descubrimiento. Entidad nacida en 1958 -coincidencia que no desvelo- estricta prohibición de cualquier asociación de carácter político ajena al régimen. Sus fundadores -mi padre entre ellos- la registraron como ‘club comodín’ con el ajedrez como actividad recreativa. Reunión a reunión, un proyecto cuya intención  no era ocultarse sino analizar problemas plantear, soluciones y compartirlos con la opinión pública. Modernizar la economía; incorporarse a Europa, economía de mercado, democracia. Entre lecturas obligas, un articulado  publicado en una revista del ministerio de comercio me ha supuesto una  satisfacción muy especial. Marzo 1968, ‘El empresario ante el futuro’ frase, tras frase sin desperdicio;  larga etapa de aislamiento... necesidad de reformas para incorporarse a Europa… al grano, sin dobles tintas, razón y compromiso. Deseando publicar mi libro y añadir este articulo de mi padre como presidente por aquel entonces del Círculo de Economía. La capacidad de actuar desde la osadía del valiente y la inteligencia y templanza de quien conoce el terreno por donde circula y opta por la prudencia firme y serena sin renunciar a la libertad.

Siempre intento introducir en cada entrada de mi blog hechos míos cotidianos en relación a otros de actualidad y en base a aspectos de la mente humana y al paciente en particular, en esta entrada, el paciente es Cuba, paraíso prisionero de su historia como otros tantos de ayer y de hoy, ojalá no de siempre. Es su hora. La hora de las personas que como mi padre permanecieron serenos y atentos,  formándose  para este momento, trabajando y pensando en busca de las mejores soluciones para la sociedad en su conjunto, suerte y mucho ánimo.


                                  







sábado, 12 de noviembre de 2016

Minimizar el impacto


Minimizar el impacto. ‘El sol seguirá saliendo cada mañana’  el más  pálido amanecer para el primer expresidente negro norteamericano de la historia, menudo final de historia, de la retorica de gesto y palabra elegante, a la victoria de lo peor en cuanto a formas y contenidos, más de un año cambiando de canal, repulsión hasta el punto de tener que cerrar los ojos, imposible escucharle, enterándome de sus disparates por artículos sin su rostro, insoportable, intolerable machismo, racismo, lo peor que llevamos dentro al mando y  cabeza de mi admirada nación.

Minimizar el impacto. Se adaptará, ya se está adaptando, suavizará sus formas, lo que dijo ya no lo dirá, imborrable este año de disparates, ya veremos lo que vendrá, por mi parte, venga lo que venga, seguiré cambiando de canal, cerrando los ojos, pasando página, repulsión, vergüenza y tristeza, desazón, ilusionada con mi inglés, recién llegada de unos días deliciosos en Cambridge, el idioma de mis sueños, desde este amanecer, menos ilusionada.

Minimizar el impacto. La salud por delante, una paciente que acude a mi consulta por presentar hormigueos en sus manos y pies desde que inició la tanda de quimioterapia que no tiene más remedio que continuar debido a su cáncer de mama; un matrimonio mayor y sin hijos cuyos recursos no alcanzan a poder explorarles a fondo sus funciones superiores pero que todo parece indicar ambos presentan una demencia degenerativa tipo enfermedad de Alzheimer, ella cocina, olvida el fuego, él conduce, conduce estupendamente, según me aclara, imposible afirmación ante sus problemas evidentes de orientación, memoria; el siguiente paciente lo remiten de urgencias, una parálisis facial, de repente, no cierra el ojo, la boca desviada, no sigo, evidentemente, la salud es lo que importa, siempre nos quedará Leonard Cohen, eterno, Suzanne, Canadá.


                                           
                                         

lunes, 19 de septiembre de 2016

Juego de supervivencia magistral

Como ya comenté, estoy iniciando una novela de no ficción. Entre mi trabajo, congresos, mi compulsivo interés por el idioma inglés y este libro en marcha, poco tiempo me va a quedar  para mi estimado blog, no obstante, seguro que encontraré algún hueco ante cualquier caso relevante e inspirador. Ventajas de no tener cenas familiares, maridos, ni programas de televisión que me apetezcan ver. 

Esta mañana no me he quitado  el sombrero porque solo llevamos bata, pero  me lo habría quitado frente a esta paciente y su magistral recurso para entretenerse y de paso trabajar su memoria. Hoy era su primera visita pero por lo que he podido apreciar mucho me temo que presente una demencia degenerativa tipo enfermedad de Alzheimer en un estadio más o menos inicial, aún razonando bien, muy perdida su memoria reciente e incluso su memoria inmediata como enseguida veréis.

Ronda los 80 años pero con buen estado general. Vive sola aunque tiene un hijo en el piso de arriba y una hija que no vive lejos. Viene acompañado por el hijo. Este dato lo comento pues llevo tiempo observando que   la misión de acompañar al médico a los padres cada vez más recae sobre los varones, cierta lógica. Sin duda, un gran salto social  hacia delante, satisfactorio, justo. Eso de que la carga del cuidado de nuestros progenitores recaiga sobre el género femenino ésta comenzando a estar tan  anticuado como el que el hombre trabaje y la mujer se quede en casa, imparable. Aún falta.

Siguiendo con el caso de mi paciente. Encantadora y estupenda mujer que no da demasiada importancia a lo que le pasa, incluso se nota que añade cierto sentido del humor en su vida y en sus explicaciones. Hablando de sus actividades cotidianas, viuda, vive sola, se entretiene como puede, juega a cartas, me comenta. Estupenda actividad para su cerebro, le respondo, así se relaciona con más gente y de paso trabaja su memoria. Juega sola, me dice sin añadir drama alguno. Solitarios, mi abuela también hacia solitarios, le comento. No, no, juega a no sé qué juego de cartas que es para dos personas. Alucino un poco, dejo que siga explicándose, evitando demostrar abiertamente mi extrañeza pero al mismo tiempo interesada en cómo demonios es posible que juegue sola a un juego de dos.

Pues muy sencillo, me explica. Se coloca en una mesa,  ella misma contra ella misma frente a frente. Cuando le corresponde  jugar,  mira sus cartas, las cartas que tiene en ese momento entre sus manos, las analiza, elige la que considera más adecuada para desprenderse de ella o coger otra o las reglas del juego  que sea, y, una vez realizado la opción oportuna, no se cambia de sitio ( quizás podría cambiarse )  mira las cartas de su contrincante y escoge el movimiento que considera mejor. Dado que no tiene memoria, no retiene las cartas de su oponente que acaba de ver apenas hace un segundo, asi pues,  ningún problema, como si fueran dos. 


No he podido evitar sonreír, comentarle que me parece una brillante idea, a patentar, si este juego contra sí mismo fuera rentable. No sé si me atreveré a aconsejarlo a algún otro paciente, pero me ha parecido genial, una obra maestra de supervivencia, de vivir con los recursos que nos quedan, eso es vivir, señores, tomen nota para cuando a muchos de nosotros nos llegue esa etapa.  Buenas noches y buenas cartas. 


                                    




sábado, 10 de septiembre de 2016

La memoria remota

Agradable verano. Muy productivo. El inicio de mi nuevo libro. Las diez primeras páginas de una novela de no ficción. No tardas ni una línea en darte cuenta que este modelo de literatura sigue su propio ritmo. Un ritmo que semeja al buceo. Monólogo interior. Te sumerges y sales a flote, descansas, vuelves a sumergirte. Pasado y pensamiento que requieren tocar fondo sin ahogarse. Contenta con mis primeras páginas, claro el formato, mi voz y hacia donde.

De vuelta a mi consulta, esta primera semana ha sido menos agotadora de lo que temía. Desayunando sin prisas, fin de semana, me viene a la memoria un paciente  con una consulta poco habitual  y en clara relación con mi proceso de libro ya en marcha.

Desde siempre le había extrañado apenas recordar nada de su pasado remoto, pero, desde que vive en pareja, su pareja es una máquina de lo contrario, su infancia, mil anécdotas sobre la universidad, sus viajes… no es normal lo mio, insiste preocupado. Realizó tres carreras y sobre las materias que estudió, ni los nombres. Si le preguntan sobre sus amigos de la infancia, apenas nada. Por lo demás, rinde bien, a sus 47 años está pensando en retirarse y disfrutar del golf y otras aficiones, tan buen gestor de sus ingresos que  sigue realizando a la perfección.

Le adelanto que lo que realmente preocupa a nivel neurológico son los fallos de la memoria reciente, la capacidad de aprendizaje, los problemas de atención que pueda tener en su día a día. En cambio, el pasado remoto no suele ser un problema patológico de relevancia. Compruebo con un rápido test de memoria que su maquinaria de ésta y otras funciones cognitivas está en perfectas condiciones. Paso a hacerle unas cuantas preguntas generales del pasado. datos de conocimiento general, ningún problema.
Me quedo pensativa. La ciencia ha puesto de relieve que  los recuerdos del pasado los reconstruimos cada vez que los recordamos, un sistema neuronal organizado para olvidar, retener lo esencial, por mi parte, lo que recuerdo de mi carrera son días aislados, unos cuantos amigos que he seguido viendo o más o menos en contacto, eso y una película de vida que podría reconstruir en base a emociones que llevo dentro, un conjunto, algún detalle que quedó grabado por su impacto y poco más. A base de bucear, sacaré trozos de mi historia y los encajaré con lugares,  antepasados, sus logros y legado, ya en marcha.
A punto de sugerirle  que intente lo mismo; sentarse frente el ordenador y abstraerse en su pasado. Sumerguirse y disfrutar del resurgir a la superficie, de su presente y las historias de su novia que sin duda tiene  más trabajada su memoria remota, más dotada, más capacidad para reconstruirla, menos bloqueado su pasado que, por otra parte, en el caso del paciente, no refiete ningún trauma especial que explique su problema.

Para su tranquilidad, le pido una RNM craneal y le aconsejo un seguimiento periódico  a ver como retiene a partir de ahora, su rendimiento, su capacidad de aprender cosas nuevas, fijarse y concentrarse. Pensando en mi libro y el gratificante esfuerzo que está resultando reconstruir mi pasado remoto, palabra a palabra, abstraerme en la esencia de lo que fue y no fue. Ya de  vuelta al ruedo de lo cotidiano, feliz aterrizaje,  queridos amigos.  

Comillas
A. L y L

                                   

viernes, 22 de julio de 2016

Reconocer nuestros propios deficits

De todas las funciones cerebrales… increíbles, enigmáticas, muchas…  una destaca cuando se pierde. Oliver Sacks en su libro “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”  detalla a modo de relato un caso de falta de reconocimiento de las cosas que vemos. Estar delante de tu mujer y confundirla con un sombrero, una farola... Perfectas las vías visuales, dañadas las áreas que procesan a nivel superior o cortical  la información  que les llega de los órganos y vías sensoriales. Ya sea visual – la agnosia más frecuente- o una falta de reconocimiento sobre cualquier fenómeno perceptivo; sonidos, olores o sensaciones  corporales.  Agnosia. No reconocimiento.

Hablando de falta de reconocimiento, hoy me quería centrar en otra función cerebral tan propia de nuestro cerebro que es como si nunca pudiera perderse. Pero, de hecho, se pierde, se pierde bastante a menudo. Y, en ocasiones, según los casos, según los déficits, hasta un alivio. Ahí va un caso clínico recién visitado como ejemplo a ver si con ello compenso que hoy me encuentro algo densa, será el calor, la necesidad de vacaciones.

El paciente se muestra con la mirada entre risueña y tranquilo, muy afable. Mira a su mujer sin discutir. Ni la interrumpe ni tiene ninguna intención de contradecirla, se intuye cariño mutuo, complicidad; extrañeza y preocupación en ella; en  él  ninguna importancia por lo que le estuviera pudiendo ocurrir. La mujer me explica. Su marido lleva unas semanas con despistes, en otro mundo,  apenas habla, se viste solo, lee o hace ver que lee el periódico, pasea con ella, poco más. 72 años. No es edad para actuar así, aunque hasta hoy no han consultado puesto que se muestra tan tranquilo, no han querido agobiarle. Han comenzado a notar que la pierna le falla y se han decidido a consultar. Tras confirmar un discreto déficit motor de extremidades izquierdas, le solicito  un TAC craneal urgente.

Finalizadas las visitas programadas de la mañana, regresan justo antes de comer. TAC en mano. Infarto cerebral subagudo; de semanas de evolución y en una zona interior del cerebro que no es zona de  agnosias  ni de anosognosias o esta falta de reconocimiento de nuestros propios déficits que es la falta de reconocimiento sobre la que hoy quería reflexionar. Tramito el ingreso para un estudio completo de causas de  patología vascular cerebral y así  evitar  nuevos Ictus, nuevos déficits. Respecto a su cuadro actual… esperemos que mejore.. no me queda claro de donde viene esa falta de reconocimiento de lo que le está ocurriendo. En unas semanas le exploraremos a fondo sus funciones superiores o cognitivas  y se podrá concretar más. Buen estado general, aun con años por delante, proyectos, responsabilidades, esperemos que tome conciencia de su situación, aunque, en ocasiones, cuantas ocasiones, más vale no darse cuenta de los déficit que la vida nos depara, la verdad. Por cierto, buen verano a todos, a ver si en septiembre todos llegamos algo más despejados.

Picasso.

                             

                                      

sábado, 2 de julio de 2016

En terapia


Buen consejo. La serie  “In Treatment “ hora por visita, sesión semanal y al final de cada capítulo el propio psicoanalista  acude a casa de una colega para desentramar sus propios enredos. Magnifica para mi inglés y para reflexionar sobre conductas y relaciones. 

Recién llegada de desayunar leyendo una entrevista a mí admirado George Steiner. De repente, pienso en su perdida.  88 años y nuevo libro; brillante como siempre a pesar de su preocupante bajón de salud. Nos quedarán sus libros, pensamientos, pero no sus nuevas aportaciones; irreemplazable.

En esta entrevista justamente hace algún comentario muy crítico sobre el psicoanálisis. “Un lujo de la burguesía. Para mí la dignidad humana consiste en tener secretos. Es el secreto  lo que nos hace fuertes” Pensativa, algo desconcertada, dudo. Coincido con él en considerar al psicoanálisis un proceso más intelectual que clínico. Si bien, los neurologos no somos especialista de este complejísimo campo de la salud mental. Psiquiatría y psicología clínica para encontrar el tratamiento y la terapia oportuna en cada caso. Lo que me ha intrigado especialmente ha sido su reflexión sobre que los secretos nos hacen fuertes. Pienso. Sin secretos no hay misterio y sin misterio nos quedamos tal vez más reducidos, menos complejos, pero ¿menos fuertes? En todo caso, si lo piensa Steiner... Steiner; un grande; pensador agudo, valiente, exigente  y crítico consigo mismo y con la sociedad en la que vive. Aguanta, Steiner, aguanta.

Irritado por las preguntas y planteamientos de su amiga psicoanalista ante sus dudas e inquietud vital en la que se encuentra inmerso, el protagonista de la serie, en determinado momento  le recrimina a ésta su modo de entender la profesión así como cuestiona su capacidad para escribir la  novela que ella misma le ha contado está escribiendo. “Una novela es sobre complejidad,  contradicciones, debilidades, la locura humana.  Para ti la complejidad es una clase de patología que debe ser tratada. Yo no puedo ayudar a un paciente si no conecto con él. Esta conexión es mi recompensa”

En fin, ya veis, secretos y complejidad, empatía con el paciente, aconsejable distancia; el punto medio, la clave. Salgo hacia el mar, un buen baño de mar necesitamos todos.

Serie In treatment


                                     

sábado, 18 de junio de 2016

La abuela Luisa era maravillosa


De nuevo por las nubes. Esta vez en su casa: el Círculo de Economía. Fundador y alma, aún quedan personas de su generación en envidiable estado de forma que recuerdan su ser y  hacer con palabras que resultan un orgullo escucharlas. Mi padre. Verdad e  historia. Lástima que no se decidiera a escribir sus memorias. Hombre de acción, vivía el presente y el futuro con tanta ilusión y determinación que ponerse a regodearse sobre su pasado... escribir sus memorias... no le convencimos.  Y eso que disfrutaba enormemente escribiendo.

En plena presentación de un libro escrito por un periodista sobre cinco personajes de mi familia -incluido mi padre al que dedica el último capítulo-. cada uno de ellos influyentes en la época que le tocó vivir. Un destello. Escribir una novela centrada en la figura del padre y de fondo esa saga familiar tan comentada, peculiar y activa que me ha acompañado  a lo largo de mi vida. De este libro recién publicado sólo he leído el capítulo sobre mi padre: apenas treinta páginas, un listado de entradas y salidas de sus múltiples actividades, algunas verdades sin los debidos matices, algún detalle erróneo, otros  molestos por banales, innecesarios, inexactos.Y eso que el periodista ha puesto ilusión, buenas palabras y buena intención. Así que podría haber sido mucho peor.

Me quedé contenta con mi intervención en el turno de preguntas.  El micro relaja y eleva la autoestima.  Tras una sutil felicitación, comenté que fue una pena que mi padre no escribiera su propia biografía; experiencias, pensamientos… me acosté satisfecha y, por lo visto, las neuronas de la creatividad en acción. La abuela Luisa era maravillosa.. así empezará la novela que adelanté -micro en mano- tengo en mente escribir. La primera frase del libro, un flechazo, un tesoro, la llave, el resto  es sólo cuestión de tiempo, ganas  y esfuerzo.

Ya en mi consulta, bata y bolígrafo, escucho, trato de entender el motivo por el que una paciente entrada en los setenta años  ha venido sola a visitarse. Imposible; se pierde en sus explicaciones, el lenguaje fluye correcto pero parece como un hilo de ideas sueltas, de sucesos sin aparente conexión. Desconcertada, trato sin éxito que concrete un poco más. La dejo hablar... en cuanto encuentro una pausa, al grano, paso a explorar su lenguaje sensorial, es decir, su capacidad de entender la palabra hablada. “Con la mano derecha señale el techo y luego el techo” pregunta directa en exceso para cualquier persona con normal capacidad de entendimiento, pero, en este caso, sé muy bien que con esta simple pregunta encontraré la clave de lo que le sucede.

La paciente me mira, parece que entiende. Tras una breve pausa, sigue su particular historia sin  elevar la mano hacia el techo ni señalar el suelo. AFASIA SENSITIVA. Conserva el lenguaje motor, pero ha perdido la capacidad para entender la palabra hablada – habrá que explorarle también si es o no capaz de entender la palabra escrita; sospecho que no-  Es llamativo  que venga sola, que sea capaz de salir de su casa, coger un taxi, llegar puntual a la visita del médico. Y lo más asombroso de estos casos es que por norma general se muestran tan contentos pues no son en absoluto conscientes de su deficit.

Le pido un Tac craneal urgente. Debe descartarse un infarto cerebral  o una hemorragia o  un tumor en el área temporal izquierda encargada del lenguaje sensitivo. O, en caso de llevar meses de evolución con progresivo empeoramiento… entonces el cuadro sería degenerativo. El TAC craneal será definitivo para una u otra orientación diagnóstica.

La abuela Luisa era maravillosa…  falta el resto… por mi forma de escribir, mas o menos doscientas páginas de verdad e imaginación, imaginación sin mentiras que es como pedir peras al olmo. O no, cuestión de encontrar la palabra precisa, recuerdos e historia familiar a mi manera, mientras conserve el lenguaje… dos años, al menos dos años más. 

Circulo Economía
 Barcelona
                                  



                       


domingo, 22 de mayo de 2016

Dolor y desesperacion


El paciente se sienta y suspira. 50 años recién cumplidos. De 200 km, de urgencias, mi secretaria le ha metido en un hueco; menudo hueco de cinco minutos cuando el paciente lleva un par de años sin diagnosticar, un montón de pruebas en mano.

Al principio el dolor no era tan intenso, ahora insoportable, se cortaría la pierna: Ni recuerda las medicaciones probadas: alguna muy mal tolerada, otras como agua… Desesperado por el dolor y porque nadie le encuentra nada. De médico en médico  y nada. Cada especialista con sus pruebas. No acabo de entender que el paciente acuda sin hora, de 200 km, pero, en ocasiones, bastantes ocasiones, las circunstancias y la lógica se ignoran. Miro de reojo el listado de pacientes que se irán acumulando en la sala de espera mientras trato de centrarme frente al que tengo delante. Sin tiempo y a destiempo, el tiempo es más oro que nunca. Al grano. Experiencia y martillo.

Es aquí, señalándose la zona inguinal izquierda, aqui, justo aqui pero irradia a toda la pierna.¿El dolor varía según la posición? ¿Sentado? ¿De pie? ¿Caminando? O es constante y no se modifica. No sabe bien, se lo han preguntado tantas veces que cada pregunta que le hago le pesa, le sobra, perturba, otra vez no... Por lo que interpreto, la posición modifica algo la intensidad de su dolor aunque no desaparece. Sentado quizás mejor, de noche… un infierno. El paciente hace ademán de extender sobre la mesa todo el papeleo de pruebas e informes entremezclados en una bolsa. Lo evito tratando de ser amable. “Luego, si no le importa, luego las vemos”… revisar tanta prueba me llevaría un buen rato que no dispongo y es más que probable que ninguna de ellas aporte información relevante respecto a la causa del dolor puesto que en caso afirmativo ya le habrían diagnosticado. Al grano. Experiencia y martillo.

“Vamos a explorarle. Primero quiero verle caminar” mientras le indico la puerta para que salga y camine por el pasillo. Por lo general, el neurólogo adquiere con los años una destreza especial; tan sólo observando caminar al paciente ya  se orienta el caso. En este caso, cojea un poco, cojera que podría ser por el dolor. Dolor y desesperación: una combinación explosiva; se superponen, se potencian. Por supuesto, sin dolor no habría desesperación, pero, sin desesperación en muchas ocasiones, el dolor sería mucho más soportable,

Ya sentado en la camilla. El martillo es clave. Perfectos los reflejos. No hay déficit motor ni sensitivo y la zona donde señala el dolor no le duele más al palparla. Ahora estirado. Elevo en extensión la pierna y el dolor no se modifica; dato que prácticamente descarta  compresión o  pinzamiento de una raíz lumbo-sacra.

Desde el inicio, por la zona y las características del dolor  se que su causa no es neurológica; entendiendo por causa neurológica algo que explico a menudo y no sé bien si se entiende, pero, así es y no hay otra manera de explicarlo mejor: sin las vías sensitivas del dolor, no tendríamos dolor: el cáncer nos invadiría ya sin remedio,  una colilla encendida nos quemaría la piel y adiós mano, el apéndice imflamado  se abriría al abdomen provocando un cuadro grávisimo… El dolor como señal de alarma esencial para diagnosticar a tiempo un problema médico que en  la mayoría de ocasiones nada tiene que ver con una enfermedad o problema  neurológico en si mismo. En otros casos, sí. En las características del dolor y en las pruebas que excluyan causas concretas está la llave diagnóstica.

Ahora toca lo más difícil. Qué el paciente  salga al menos un poco menos desesperado de lo que entró. “Por la zona de su dolor y la exploración, su dolor no es debido a una raíz lumbosacra comprimida por una protusión discal u otra causa. En su caso, su dolor se irradia a la pierna, pero en mi opinión, debería realizarse y analizarse con detalle el resultado de un estudio de resonancia o TAC intrapélvico”. No le suena el nombre. Abre la bolsa, extiende las pruebas. Tiene pruebas de columna, de cadera... no encontramos la que he comentado. "Aunque ya la tenga realizada, si se la realizó hace tiempo, puede ser de utilidad repetirla, concluyo"

Me despido. Más o menos media hora de retraso en mis visitas programadas con semanas de antelación, podría haber sido toda la mañana. Me quedo un par de minutos escribiendo los datos más relevantes  De encontrarse una causa en el interior de la pelvis... un tumor, un tumor comprimiendo... no se si es peor que no encontrar nada.... un dolor insoportable, sin diagnostico y sin respuesta a tratamientos para el dolor… no se lo deseas a nadie. El dolor: aviso y suplicio, las unidades del dolor son de mucha utilidad, si bien, en primer lugar, el diagnóstico es esencial. Algo sencillo de entender y no tan sencillo de cumplir.  “En cuanto se realice la RNM intrapélvica, envíeme el resultado por mail, según lo que salga le aconsejaré  el especialista más adecuado” mientras le acompaño a la recepción y me despido mientras saludo al siguiente paciente.

TAC intrapelvico

                                       


martes, 17 de mayo de 2016

El ladrón de palabras

A propósito de una película que acabo de volver a ver en vídeo en mi actual entusiástico intento de incorporar de una puñetera vez  el inglés a mis circuitos neuronales. Algo así como una sencilla reflexión sobre la verdad en medicina.
En la práctica clínica, cada paciente es un mundo, una duda, un miedo, un problema diferente, sin embargo, existen dos modelos extremos. Por un lado están las personas que ante el menor síntoma de su cuerpo se alarman y consultan de inmediato al médico; un sutil mareo, una leve cefalea,  dolor de espalda… correcto  y conveniente si no fuera por qué, en especial, a cierta edad, lo más probable es que uno se pase el día en el médico. Y, por otro lado, desde temprana edad, esa actitud de alarma constante, si uno se pasa de determinada raya, entra de lleno en lo que se llama ser un hipocondríaco. Por el contrario, en el otro extremo, se encuentran aquellas personas que tardan meses y meses en consultar síntomas  verdaderamente alarmantes. Miedo o, ya se me pasará. Por mi parte -encontrándome mucho más cercana a este segundo modelo de paciente- como médico no abronco ni echo leña al fuego por las consecuencias en ocasiones irreparables de no haber consultado a tiempo… no hay marcha atrás, a ver qué se puede hacer… comprendo el miedo, esas ganas de que la vida sea de otra manera y esa esperanza un tanto ingenua de despertarse por la mañana como nuevo. Concluyendo, de extremo a extremo, evitarlos, ni hacer uno mismo de médico, ni estar todo el día de especialista en especialista. Agenciarse un buen médico de cabecera. El mejor de los consejos.  
 El ladrón de palabras, película que me ha inspirado, no habla de medicina sino de mantenerse firme en una mentira o de la verdad como liberación. La verdad como única salida. Y es que, reflexionado sobre el tema, no se me ocurre ninguna circunstancia vital en la que la carga de la mentira sea asumible o preferiblemente asumible de por vida a pesar de la avalancha de complicaciones y problemas que supone desvelar la verdad. “¿Cree que puede robarme parte de mi vida,  hacerla suya y esperar arreglar las cosas?  le dice un hombre envejecido por los años y su historia magníficamente interpretado por Jeremy Irons,  al joven escritor plagiador de su manuscrito extraviado décadas atrás.  “Todos tomamos decisiones en la vida. Lo difícil es vivir con ellas. Y nadie puede ayudarle con ellas”  No desvelo más datos de la película por si algún lector no la vio en su momento. Muy aconsejable. Y lo del médico de cabecera. Y lo de aprender idiomas  a partir de cierta edad… ah… el mar, el mar, zambullirse, ya llega… lo más de lo más.

El ladrón de palabras

                                                      



domingo, 8 de mayo de 2016

Empezar de cero

Desconcertante, desesperante… muy de tanto en tanto - menos mal-  la visita médica parece un cable de alta tensión, otras desconectado. Por lo general, viéndoles entrar, ya lo intuyes, algo no va a funcionar.  

“No. No queremos enseñársela. Queremos que empiece de cero” Perpleja, no recuerdo semejante frase o disparate en tanto montón de años visitando. La historia clínica comienza recogiendo datos y más datos; del motivo de consulta a los antecedentes patológicos, diagnósticos y tratamientos previos; cuanta más información, mejor; para ayudar, solucionar, se sobreentiende. Pues no. Por lo visto hay quien no lo tiene tan claro. “Queremos que empiece de cero” frase soltada por el marido de la paciente con determinación y un molesto tono de exigencia. Perpleja, tras unos segundos, reacciono. “Vamos a ver… si hace unos meses se realizó una RNM craneal es preciso verla, al menos, tener información del resultado; no descarto solicitar otra,  pero, por supuesto, los resultados de la ya realizada  los necesito conocer”

Empezar de cero. La medicina no funciona así… trato de explicarles algo tan obvio manteniendo la calma en un día que no es mi día. La necesidad de conocer sobre cada caso clínico cuantos más datos mejor. Y, en su caso, un caso de cefalea, pues también. La paciente y su marido no sólo no me entienden sino que amagan con marcharse. Ningún problema, un alivio, pienso mientras tratan de aleccionarme “Es usted la que no nos entiende. Estamos hartos de ir a médicos que lo único que hacen es cambiar una medicación por otra, más de quince años y siempre es lo mismo: más dosis, otra medicación y adiós muy buenas… hartos, hartos", volviéndose a sentar ante mi silencio o ante lo absurdo de su marcha cuando han realizado más de cien kilómetros en coche para venir a mi consulta habiéndose informado de mi experiencia en el campo de las cefaleas.  A ver como acaba este disparate de desconexión. No pinta bien. Ni me entienden, ni les entiendo, en eso si estamos de acuerdo.

No me queda otra. Sacar de la bata una barita mágica para tratar de reconducir la visita, dejar de lado la obvia necesidad de ver la RNM motivo de discordia y comenzar de una vez la historia clínica. Al menos, obtener los datos indispensables. La frecuencia, características, medicación… mientras voy preguntando y anotando, trato de explicarles los conocimientos actuales sobre las migrañas; la importancia de no abusar de calmantes dado su efecto rebote. Evitarlos y encontrar la medicación preventiva o diaria más eficaz. Ojalá existiera el equivalente a un antibiótico para cada una de las enfermedades de nuestro cuerpo, pero, ni se vislumbra, asi que, como hasta ahora le han estado aconsejando sus médicos, en las medicaciones preventivas está la clave de su calidad de vida. En mi experiencia, raro es el caso que no se consigue una mejoría clínica significativa siguiendo las indicaciones médicas. Paciencia y un calendario marcando los días que se tiene dolor. Revisiones periódicas. Si se automedica, no hará más que empeorar. 

Se levantan. Ni contentos, ni tan tensos como al principio; algo es algo. En mano, receta y petición de RNM craneal de control  dada la frecuencia diaria de sus cefaleas, pero con el compromiso de traerme los resultados de la realizada hacia unos meses. Menudo bucle de desconexión. No te entiendo, no me entiendes... “La complejidad de las cosas dentro de las cosas, es sencillamente inagotable” reflexiona la escritora Alice Munro. No hay forma de conocer a nadie, de explicar la conducta de los demás, ni siquiera de los seres más cercanos… acabo de leer esta mañana en el País dentro de un artículo delicioso firmado por el escritor Gustavo Martín Garzo “El fracaso del amor” inspirado en Julieta, la última película de Almodovar. Qué buena pinta. ¿Qué sucede cuando aceptamos lo inevitable de la perdida? ¿Cuándo ya no nos quedan lágrimas? La culpa es el último asidero del amor; ni eso  queda; perturbador. Habrá que verla. Y la nueva RNM craneal que no he tenido más remedio que pedir a esta paciente… o, visto lo visto, quizá no vuelva a mi consulta y se busque a otro neurólogo con el que conecte mejor. Ojalá. Sin conexión entre médico y paciente no hay medicina que valga. 



                                     

domingo, 1 de mayo de 2016

Las horas

Medicina, neurología; una entrada sobre lo mío que ya toca. Eso planeaba, no obstante, acabo de leer una excelente entrevista realizada a uno del los grandes intelectuales alemanes del siglo XX (hasta ahora desconocido para mi) el escritor Hans Magnus Enzensberger, y varias de sus respuestas  me han gustado tanto que no puedo dejar de compartirlas. En mi consulta mis pacientes no pueden esperar, pero, tumbada en el sofá, domingo por la tarde, Brahms de fondo,  mis horas.  

“Novela, novela ¿qué es una novela? Para el escritor, siempre hay un momento de ficción, incluso en biografías; descubres una historia, por así decirlo; en virtud de unos hechos se puede inventar una historia. Los hechos están llenos de lagunas y el escritor está autorizado a adivinar algo” A nivel personal esta es la reflexión que más me ha interesado pues ando inmersa en un proyecto relacionado con este tema. Es curioso como una simple lectura en el momento adecuado te puede ayudar a definirte: lanzarte a la piscina o pasar página; en eso estoy.

Sigamos con la entrevista. Obligada pregunta sobre los refugiados sirios. “En Italia hay una bonita palabra: tuttologo. Alguien a quien se puede llamar para todo y siempre tiene un comentario… Yo no soy un tuttologo, escribo sobre asuntos sobre los que entiendo un poco.” El entrevistador insiste. “En los años noventa ya escribí sobre el tema y creo que lo que escribí entonces no era tan erróneo. Pero no voy a repetirme y, menos, si los refugiados vienen de países que no conozco bien. Cuando se quiere ayudar a alguien, primero hay que conocerlo bien. Ayudar es un arte.

No sigo. A ver si encuentro  la versión online de la entrevista y la adjunto. Por cierto, hablando de horas, Las horas; película sobre la escritora Virginia Wolf es magnífica; en vídeo la he disfrutado  más que en el cine cuando la vi hace ya unos años, pues tiene frases magistrales y resulta  un verdadero placer rebobinarlas. Termino con las palabras finales que son música y sentimiento para enmarcar  y prometo dedicar mi siguiente entrada a lo que realmente conozco bien.

Dear Eduard,

To look live in the face
Always to look live in the face
And to know it
For what it is
At last
You know it
To love it
For what it is
And then
To put it away
Leonard
Always the years between us
Always the years
Always
The love
Always
The hours

                                                       
                                   




http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20160430/401463717381/a-veces-escribo-libros-por-puro-enfado.html

sábado, 23 de abril de 2016

Perdonar o no perdonar

No hay manera. Imposible ver online  la reciente entrevista de Évole a Otegi; apenas 15 minutos y se corta. 15 minutos que me han empujado a esta entrada. Sin ser fan de Évole, no dejo de reconocerle como un buen periodista; original, valiente, ingenuo intencionadamente en las formas e inciso en esas preguntas que todo el mundo desearía preguntarle al entrevistado y que no suelen hacerse con la naturalidad que él las plantea. Escucha y deja hablar. El personaje en cuestión se autorretrata. No le interrumpe. Le respeta y espera. Y ahí está la gran dificultad que se presenta para el entrevistador cuando tiene en frente a un audaz e interesado orador que duerme  con su papel. Y es que la palabra tiene muchos filos y muchas contradicciones. El entrevistado envuelve sus historias y frases de tal manera que parecen creíbles: la verdad y su contrario se expresan y cualquiera diría que las dos versiones tienen cabida en nuestra mente de oyentes.

Recuerdo una frase atribuida a Machado que mi padre tenía apuntada en su libreta de frases “Se miente por falta de fantasía, también la verdad se inventa” Por más que medite sobre ella, no la acabo de entender. La intuyo, pero lo que intuyo no cuadra en absoluto con la personalidad de mi padre. Hombre alérgico a las mentiras, buena definición para alguien no sólo incapaz de mentir sino severo en su juicio ante la más mínima falsedad premeditada. ¿Qué veía en esta frase? ¿Cómo la interpretaba? nunca se lo pregunté a pesar de que siempre me chocó que la tuviera entre sus frases seleccionadas. A una persona que tanto valoraba la valentía de una verdad incómoda y tanto rechazo le provocaba la mentira... qué demonios le atraía de una frase que más que cerrar, abre puertas escapatorias a la mentira, o eso interpreto entre dudas.     

En fin, al no haber podido ver la entrevista al completo, no puedo juzgarla, aunque el arranque es contundente. Frente a frente, de pie, un palmo más alto, las manos en los bolsillos, seguro de su mismo, cierta altivez controlada, la justa para imponerse, alguna queja en plan victima que podría quejarse más pero se contiene como para aleccionar, comparaciones absolutamente incomparables, intolerables, rectificaciones medidas cuando no cuela, va probando, marcando espacio, aprovechando su tiempo, la palabra dada. Desde las primeras frases me he sentido en la piel de cualquier hijo de asesinado por ETA y he comprendido que de ser uno de ellos me hubiera resultado imposible escucharle. Perdonar o no perdonar. Y no me refiero a esta persona en concreto; que si perteneció o no a esta banda de terroristas durante la democracia, su relevante o no tan relevante papel en el fin de lo que llaman lucha armada, podría interesarme, no me interesa, me interesan infinitamente más los hijos de los asesinados por esta banda dedicada a escoger victimas al azar o bien de entre miles y miles de personas por su profesión posición, valentía, indefensos por la calle y matarlos a sangre fría; tan sencillo, tan inmensamente cobarde. Me interesa reflexionar sobre el perdón. La capacidad de perdonar. O, mejor dicho, la necesidad de perdonar. O, aun más exacto, la necesidad de no perdonar. Perdonar o no perdonar. Hace unos dos años, una estupenda película, Philomena, me hizo posicionarme al respecto. La ficción puede abrirte los ojos, en todo caso, en mi caso, lo sentí claro. El perdón de lo injustificable no te libera sino que te deja plano, sin energía, sin fuerza para seguir adelante. Una historia espeluznante sobre una madre soltera recluida en un convento de monjas; el hijo arrebatado en adopción… no sigo pues os la recomiendo vivamente. A ver que sentís. El caso es que, en mi caso, viendo esta película, sentí que perdonar, en ocasiones, más que vida te da muerte en vida. Entre lo racional y lo instintivo; nuestro cerebro; entre el perdón y el no perdón, pero, el no perdón... en estos casos  tan hirientes  en el alma, de alguna manera, el no perdón se impone, ayuda a vivir, rabia y a seguir adelante, excepcional, lo contrario, posible, excepcional, eso presiento. Va por todos vosotros, los que me importáis infinitamente más que el entrevistado en cuestión. Con el mayor de mis respetos hacia vuestra determinación vital.   

Foto entrada en F.
A. Nuñez

sábado, 16 de abril de 2016

Manos Limpias

Lo que faltaba. Altos cargos del sindicato Manos Limpias implicados en temas de extorsión.  Muy sencillo. Te quito la denuncia por la modesta cantidad de 3 millones de euros. Lo confieso: no soporto a quien se dedica a juzgar a los demás haciéndose el bueno y, si para colmo resulta ser de lo peor, me desata mis vibraciones mas negativas respecto a este mundo tan contradictorio; noticia tras noticia, para salir corriendo y empezar de cero a saber dónde. En menuda sociedad estamos desembocando;  carreras varias justísimas en ingresos para ir tirando; investigadores o docentes ciencias o letras y no digamos profesiones como la enfermería cuyos sueldos apenas alcanzan para el alquiler de un piso  a base de horas a todas horas. Emigrar. Emigrar a países donde se valore el trabajo y la formación, o emigrar a países que se pueda arriesgar, crecer a base de esfuerzo, ilusión, imaginación, vivir sin tanto gasto y tanto impuesto. Como no ocurra un giro milagroso, aquí sólo van a quedar enfermos y pensionistas sin pensión.

Y hablando de emigrantes, espeluznante ver a los sirios llegar ahogados a la orilla de Europa. Y ni imaginar lo que sería sin las ONG. Y ahora resulta que no encuentran otra solución que devolverlos a su lugar de partida y ya veremos, eso si,  por lo que se intuye, sin  más fotos ni noticias. A propósito, pienso en  mis antepasados: dos niños con los bolsillos vacíos cruzando el atlántico, mil peligros, alcanzando su orilla; pienso en ellos y, hasta estas últimas semanas, apenas había pensado en ellos, en una nube, lo confieso. Pues bien, gracias al disparatado movimiento que pretende retirar sus estatuas de la ciudad de Barcelona; ciudad que indiscutiblemente no sería lo que es sin sus agallas y sus fortunas volcadas en la creación de empresas y el proteccionismo de los artistas de la época: Gaudí y cada piedra, pomo de madera noble, hierro forjado, curvas imposibles, mil detalles de imaginación desbordante, coste incluido... gracias a tanta panda de gobernantes sin valor para reconducir planteamientos no sólo malintencionados sino equivocados puesto que juzgar la historia sacándola de contexto traslada el nivel de disparate a la categoría de error de parvulario o envidia o a saber que estupidez... gracias a todo ello, ahora sí, integrados, para siempre, admirados y, como primera consecuencia de tan magnifico redescubrimiento fraternal, estimulada por conversaciones entre hermanos y familia y apoyada por el estupendo artículo recién aparecido en la prensa de la especialista en el tema Anna Caballe, decidí salir al campo de batalla con la razón y la pluma afilada convertida en una carta publicada hace unos días en El País: un artículo de fondo  contundente y claro y de forma tan contenida como adecuada. “De Antonio López y López a los barceloneses” Contenta con el resultado y la acogida familiar y de amigos que para eso se escribe. Hoy ya veis que me permito más lujos; lujos de blog personal y sincero. Lo destapado de Manos Limpias me ha exaltado. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra;  ni Dios, ni estatuas, el desierto. Buen fin de semana, a ver si puedo adjuntar el articulo.  Os dejo una foto de los campos de Jerez donde acabo de disfrutar de un fin de semana feliz acompañada de lo mejor de lo mejor; las amigas de la infancia. 

Tribuna | De Antonio López y López a los barceloneses; por Isabel Güell López http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/04/10/catalunya/1460301426_513867.html?id_externo_rsoc=whatsapp



                                       




sábado, 19 de marzo de 2016

Nunca dejes de explorar

En espera del vuelo de mañana, entre algo de orden casero y la maleta, nada potable en la televisión, así que he escogido un vídeo casi al azar, un vídeo cuyo objetivo no era otro que pasar un rato practicando inglés. Endiablado idioma con el que ando de nuevo intentando dar un  salto hasta alcanzar un aceptable nivel que me permita al menos profundizar en la amistad con mis vecinos from NY.  

Una canción del pasado. Alucinante. Magistral John Travolta. Soberbia Scarlatett Johanssom. Completa el trío un joven que borda su papel. A quién no le guste el country y le deprima ese tipo de vida solitaria y desarraigada de la América profunda tal vez no se la recomendaría, o incluso también. Un motivo no desvelado hasta el final, no obstante, más allá de explicaciones, a pesar de desordenes y alcohol, a pesar de los pesares, se respira libertad, libertad y un hilo de esperanza gracias justamente a ese aire de libertad. "Never stop exploring. And at the end of the our exploring will be to arrive where we started"  de Eliot, resalta el protagonista mientras la recita como cierre de su particular círculo  vital.

Nunca dejes de explorar. Seguir aprendiendo, buscando, sin moverse o moviéndose, nuestro cerebro es una extraordinaria maquina abierta al mundo, a los idiomas, a nuevas experiencias, aprovechar el tiempo. Una importante bajada de sodio -sin de momento causa aclarada- por poco termina con todo un ejemplo de vida en lo que respecta a mil detalles, disfrutar de la gente y ser ella misma sin excesos de dependencia, envidiable virtud que implica libertad. Marcho esta semana de desconexión  y paseos, lecturas y aperitivos, mientras se recupera ya en una habitación. Suerte, mucha suerte y muchos años más.   


                                     
                           


sábado, 27 de febrero de 2016

No os la perdáis


Naturalidad, agilidad en los diálogos, sin excesos ni nostalgias ante un cáncer contra el que se  luchó sin tregua, la opción de tirar la toalla cuando sólo queda la posibilidad de ganar unos meses de supervivencia a base de más quimioterapia, tal vez algún fármaco en fase de investigación. Ese tiempo de impás antes del declive final: paseos, desayunos y lecturas, alguna salida, copa de vino, cañas, arreglar asuntos y papeleos. Supongo que ya se adivina que me estoy inspirando en  la película Truman; magnifica en tantos aspectos, dos actorazos, exquisito trato de su contenido que invita a reflexionar.  

Realidad y ficción. Contar a través de la ficción esa realidad trágica del cáncer sin excesos ni dramatismos, emociones mantenidas dentro de una admirable  linea de dignidad y contención, la visita de un amigo, cuatro días arreglando cuatro cosas que nos quedan por arreglar, así es la vida, Truman.

El cáncer. Tarde o temprano, a todos nos toca vivirlo de cerca. La lucha es el camino. El momento de la quimioterapia paliativa: ganar unos meses de vida entre pinchazos y efectos secundarios, agarrarse a esa pequeña esperanza, además, en ocasiones, el avance del cáncer es más nocivo y doloroso en caso de no tratar de detenerlo con estos tratamientos que matan células buenas y malas.  Vivir  sin perder la esperanza o decidir plantarse.  

Pues bien, en Truman, el protagonista decide  plantarse. En su bolsillo, una opción al margen de la sanidad oficial. Conducir su propia vida o más propiamente detenerla cuando el mismo decida que el cáncer ya no le deja otra opción que sufrir y depender de otros para sus más elementales cuidados. Inteligente, respetable, ciertos matices que me gustaría detallar con la misma naturalidad con que el director de Truman conduce la película.  

Pastillas en el bolsillo. De acuerdo. Acompañan, ayudan, pero en un sentido bastante paradójico: dan vida más que muerte. Me explico. Más tranquilo, más seguro. Controlar tu vida, tu final. Según la manera de ser de cada uno; un  alivio esencial; durante todo el proceso se elimina  la soga de verse postrado y dependiente a la espera de que un corazón  fuerte y ajeno a males y desgracias deje de latir.     

De acuerdo con una  preocupación: la supuesta falta de control médico. Y además, en el cáncer… lo que desconoce el protagonista de Truman es la agresividad de propio cáncer. Otros procesos pueden durar un tiempo interminable de postración… pero el cáncer… el cáncer, una vez avanzado, te come, te come en días, semanas, más días de la cuenta, un final agónico y crudo, pero un final  que los tratamientos paliativos suavizan, aceleran; mórficos y sedantes bajo el control médico que ayudan, ayudan a ese final, en fin, siento que de una película sutil, algún delicioso toque de humor, sin duda una película cuyo guión me hubiera gustado escribir, he derivado a un toque excesivamente práctico y serio, lo siento, Truman, no os la perdáis. 

 
Película TRUMAN

                                   

sábado, 20 de febrero de 2016

Aprender idiomas a cierta edad

Recién iniciado un curso de inglés. Online y presencial. Face to face. Profesores nativos de distinta procedencia. Pinta bien. Refrescar un idioma de mi baúl de conocimientos mal aprendidos, siendo muy optimista. O más propiamente -para que no se rían mis hermanos - recuperar lo pésimamente sabido o  nunca sabido pero en algún momento  escuchado, leído...

Comprobado: mi habilidad intuitiva para los exámenes tipo test sigue intacta: muy buen nivel de entrada. Y eso que les advertí. No problem, better; comentario de mi recién asignada coach.

Ando contenta; me entretiene, me interesa… herramientas esenciales para el aprendizaje. Lástima de edad. Pues no tanto. Me explico. Evidente que mi cerebro ya no retiene y aprende como en su juventud, pero, sin embargo, lo noto mucho más seguro, más suelto, sin ese exceso de miedo o  verguenza, sin complejos. Ya veremos. De momento; magnífico ejercicio para cualquier cerebro que ande en declive en cuanto a capacidad de retención y memoria. Se aprende algo, se olvida, se vuelve a aprender. Aunque, más lento,  el procesamiento cerebral se estimula con el aprendizaje;  aprender resulta  el mejor de los ejercicios para el cerebro adulto -por no llamarle envejecido-. Siempre utilizo la misma frase para animar a mis pacientes que consultan por sus fallos de memoria. Cada vez que se aprende algo nuevo, -una palabra, el nombre de una calle, de una persona…- es como si ejercitáramos un músculo; las neuronas se unen; una memoria en concreto son dos neuronas que se unen." Y, a pesar de la edad, nuestras neuronas no pierden esta capacidad de unirse unas con otras; aprender.  En la repetición está la clave para evitar el transcurso o el olvido al  cabo de horas o días. Repetir y repetir. Asociar. Sin ser una experta en docencia, a medida que vamos cumpliendo años, el aprendizaje es un cantar con las mismas cuerdas vocales o herramientas que cuando uno es joven, pero es preciso mantenerlas en vilo; afiladas, más necesarias; motivación y repetición. Cuando nuestro cerebro es joven, aprende al vuelo, rápido, no olvida con tanta facilidad. A partir de los primeros años de vida en que el cerebro más que aprender adquiere funciones predeterminadas en su interior, a partir de esa milagrosa fase de desarrollo cerebral... sólo el esfuerzo nos ayudará a vencer la barrera del olvido. Esfuerzo y motivación. A más edad, más esfuerzo y mas motivación. Así pues, por mi parte: a por el inglés con ilusión y realismo.

Ventanas de oportunidad. En poco más de tres años, el niño aprende lo que le debió costar a la especie humana miles y miles de años. Con solo escucharlo, sale de su cerebro cualquier idioma; el lenguaje universal. En mi caso, la ventana se cerró hace tanto tiempo que ya no se trata de abrirla sino de entretenerse empujándola. Buen fin de semana, amigos. Esta tarde voy a una exposición aconsejada por mi sobrina experta en arte contemporáneo. Galeria Joan Prats. Hernández Pijuan. A través de su blog seguro que aprenderé y disfrutaré más. Next week, last week, para el que le motive. 

VALERIA CARBÓ GÜELL- smart-mess.com
Galería Joan Prats
Exposición: Hernandez Pijuan