viernes, 22 de julio de 2016

Reconocer nuestros propios deficits

De todas las funciones cerebrales… increíbles, enigmáticas, muchas…  una destaca cuando se pierde. Oliver Sacks en su libro “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”  detalla a modo de relato un caso de falta de reconocimiento de las cosas que vemos. Estar delante de tu mujer y confundirla con un sombrero, una farola... Perfectas las vías visuales, dañadas las áreas que procesan a nivel superior o cortical  la información  que les llega de los órganos y vías sensoriales. Ya sea visual – la agnosia más frecuente- o una falta de reconocimiento sobre cualquier fenómeno perceptivo; sonidos, olores o sensaciones  corporales.  Agnosia. No reconocimiento.

Hablando de falta de reconocimiento, hoy me quería centrar en otra función cerebral tan propia de nuestro cerebro que es como si nunca pudiera perderse. Pero, de hecho, se pierde, se pierde bastante a menudo. Y, en ocasiones, según los casos, según los déficits, hasta un alivio. Ahí va un caso clínico recién visitado como ejemplo a ver si con ello compenso que hoy me encuentro algo densa, será el calor, la necesidad de vacaciones.

El paciente se muestra con la mirada entre risueña y tranquilo, muy afable. Mira a su mujer sin discutir. Ni la interrumpe ni tiene ninguna intención de contradecirla, se intuye cariño mutuo, complicidad; extrañeza y preocupación en ella; en  él  ninguna importancia por lo que le estuviera pudiendo ocurrir. La mujer me explica. Su marido lleva unas semanas con despistes, en otro mundo,  apenas habla, se viste solo, lee o hace ver que lee el periódico, pasea con ella, poco más. 72 años. No es edad para actuar así, aunque hasta hoy no han consultado puesto que se muestra tan tranquilo, no han querido agobiarle. Han comenzado a notar que la pierna le falla y se han decidido a consultar. Tras confirmar un discreto déficit motor de extremidades izquierdas, le solicito  un TAC craneal urgente.

Finalizadas las visitas programadas de la mañana, regresan justo antes de comer. TAC en mano. Infarto cerebral subagudo; de semanas de evolución y en una zona interior del cerebro que no es zona de  agnosias  ni de anosognosias o esta falta de reconocimiento de nuestros propios déficits que es la falta de reconocimiento sobre la que hoy quería reflexionar. Tramito el ingreso para un estudio completo de causas de  patología vascular cerebral y así  evitar  nuevos Ictus, nuevos déficits. Respecto a su cuadro actual… esperemos que mejore.. no me queda claro de donde viene esa falta de reconocimiento de lo que le está ocurriendo. En unas semanas le exploraremos a fondo sus funciones superiores o cognitivas  y se podrá concretar más. Buen estado general, aun con años por delante, proyectos, responsabilidades, esperemos que tome conciencia de su situación, aunque, en ocasiones, cuantas ocasiones, más vale no darse cuenta de los déficit que la vida nos depara, la verdad. Por cierto, buen verano a todos, a ver si en septiembre todos llegamos algo más despejados.

Picasso.

                             

                                      

sábado, 2 de julio de 2016

En terapia


Buen consejo. La serie  “In Treatment “ hora por visita, sesión semanal y al final de cada capítulo el propio psicoanalista  acude a casa de una colega para desentramar sus propios enredos. Magnifica para mi inglés y para reflexionar sobre conductas y relaciones. 

Recién llegada de desayunar leyendo una entrevista a mí admirado George Steiner. De repente, pienso en su perdida.  88 años y nuevo libro; brillante como siempre a pesar de su preocupante bajón de salud. Nos quedarán sus libros, pensamientos, pero no sus nuevas aportaciones; irreemplazable.

En esta entrevista justamente hace algún comentario muy crítico sobre el psicoanálisis. “Un lujo de la burguesía. Para mí la dignidad humana consiste en tener secretos. Es el secreto  lo que nos hace fuertes” Pensativa, algo desconcertada, dudo. Coincido con él en considerar al psicoanálisis un proceso más intelectual que clínico. Si bien, los neurologos no somos especialista de este complejísimo campo de la salud mental. Psiquiatría y psicología clínica para encontrar el tratamiento y la terapia oportuna en cada caso. Lo que me ha intrigado especialmente ha sido su reflexión sobre que los secretos nos hacen fuertes. Pienso. Sin secretos no hay misterio y sin misterio nos quedamos tal vez más reducidos, menos complejos, pero ¿menos fuertes? En todo caso, si lo piensa Steiner... Steiner; un grande; pensador agudo, valiente, exigente  y crítico consigo mismo y con la sociedad en la que vive. Aguanta, Steiner, aguanta.

Irritado por las preguntas y planteamientos de su amiga psicoanalista ante sus dudas e inquietud vital en la que se encuentra inmerso, el protagonista de la serie, en determinado momento  le recrimina a ésta su modo de entender la profesión así como cuestiona su capacidad para escribir la  novela que ella misma le ha contado está escribiendo. “Una novela es sobre complejidad,  contradicciones, debilidades, la locura humana.  Para ti la complejidad es una clase de patología que debe ser tratada. Yo no puedo ayudar a un paciente si no conecto con él. Esta conexión es mi recompensa”

En fin, ya veis, secretos y complejidad, empatía con el paciente, aconsejable distancia; el punto medio, la clave. Salgo hacia el mar, un buen baño de mar necesitamos todos.

Serie In treatment