viernes, 22 de diciembre de 2017

La pequeña Dinamarca del mediterraneo

Aquí estoy. Tumbada. La televisión apagada.  Hasta aquí he llegado. Si fuera psicóloga podría hablar sobre varios temas de interés; conciencia grupal, resistencia a las evidencias, entre tantos asuntos de convivencia. Pero, como neuróloga, callo y sólo siento preocupación por el empobrecimiento que es de esperar aguarda a una sociedad enrocada en una identidad que parece aún no ha tomado plena conciencia del camino emprendido  hacia su propio ombligo. Y lo que más me entristece es que no encuentro un motivo que justifique aunque sea un mínimo  semejante enredo y riesgo. Nunca pensé que me iba a importar tanto el destino de esta tierra; tierra construida entre todos y en donde mis antepasados contribuyeron a fortalecer ese sentimiento de identidad nacional que por lo visto se ha reconvertido en  incompatible con el resto de España para una parte importante de la población  cuando entonces no lo era ni en destino ni en deseo.

Desde la generosidad, orgullo, justicia, así se construye lo que de verdad importa y lo demás es mediocridad. El legítimo derecho de una mayoría  puede ser luz o nada más que sombra si ignora a la mitad de la población y desprecia al vecino. Nunca pensé que la carencia de políticos de altura nos pudiera llevar al callejón en el que nos encontramos. Espero que no tarden en salir  unos presos que sin ser juez no entiendo como no están en sus casas, alguna salida tendrá que haber a este callejón, incapaz de encender la televisión, escuchar a unos y a otros esa falta de autocrítica, manipulación, mentiras. Posiblemente, por el camino que vamos, algún día nacerá un nuevo País: una pequeña Dinamarca del mediterráneo incomprendida y desde luego nada que envidiar. Bona nit y bon nadal.  

                                   
                               

martes, 3 de octubre de 2017

Una buena profesora



Desde que llegue de vacaciones mi Palabra de Médico se ha convertido en Palabra de Ciudadana de una sociedad en pleno estallido. Pido disculpas a los lectores de todo el  planeta que abren mi blog en busca de consejos médicos y se encuentran con reflexiones sobre una situación política  no solo local sino demasiado peculiar como para asomarse y entenderla cuando incluso cuesta entenderla desde aquí. Un momento excepcional al que nos han conducido dos políticos nefastos, nefastos y previsibles; el choche de trenes del que se lleva hablando meses y meses. Un 1 de octubre tan incomprensible como triste, muy en espacial, para los que aún confiamos en el acuerdo.

“Si uno desea la independencia de modo unilateral, algo de sangre parece inevitable”, me comenta un amigo de Madrid, intelectual de izquierdas que intenta reflexionar y darme ánimos con su análisis desde la distancia. De acuerdo, de acuerdo, pero somos más o menos la mitad los que nos sentimos de aquí y no deseamos la independencia sino una convivencia de sentido común y libertades compartidas y ese poco de sangre nos ha dolido en el alma, rematado, vaciado, qué gran error, que absurdo.

Heridas menores, ataques de ansiedad, lipotimias, tan solo dos ingresados; uno por un infarto de miocardio y otra  por una contusión en el ojo por una bala de goma que no entiendo como la policía no encuentra un sustitutivo menos potencialmente dañino. Que desastre; un desastre anunciado  por la incompetencia de gobernantes y mandos públicos de ambos lados. No me gusta personalizar, en esta ocasión, contundente.

El señor Puigdemont; desde que fue nombrado a dedo presidente de la Generalitat, a la suya, a la suya que es la de un pensamiento único y obcecado; lo contrario de ese presidente deseable o soñado que una vez votado por unos tiene en cuenta al conjunto de la sociedad y la hace converger dentro de las diferencias y el respeto.  Impresentable, indignante, intolerables ilegalidades al margen. 

El señor Rajoy; al señor Rajoy me gustaría decirle bien alto y bien claro que para defender el estado de derecho de todos  y defenderlo desde el inmovilismo primero y la enorme torpeza después, para defender a esa parte de catalanes que nos encontramos en una situación especialmente incomoda,  pues el evidente golpe de estado de unos nos ignora y deja completamente de lado, para defendernos así, mejor se retire de una puñetera vez. 

En fin, confiemos en que se recupere y no pierda la vista de ese ojo lesionado la persona que fue a votar sabiendo que iba a una votación ilegal pero sin imaginar que la policía recibe órdenes y que ante la avalancha de gente e insultos son  tan humanos como cualquier otro;  confiemos en que este mal sueño termine con la carrera de tanto inepto y aparezcan en el panorama político personas de al menos la indispensable inteligencia y talla moral y humana para reconducir esta difícil situación en la que nos encontramos inmersos.

Termino con la esperanza puesta en una buena profesora. Qué sientes y qué opinas; ejercicio a realizar junto a sus padres planteado en el colegio de mi sobrino de once años. Pues, eso. 

                                 




sábado, 23 de septiembre de 2017

Referendum pactado


Referendum pactado. Reflexión y pacto. Probablemente la única solución a este conflicto abierto en canal o estallado de tanto estirarlo.  Y no para contentar. Y no porque sea una defensora de ese concepto llamado derecho a decidir cuando en democracia estamos votando año si y año también a los partidos que defienden las ideas que más se aproximan a las nuestras. Lo llevo pensando y diciendo desde hace años. Pero, ahora, llegado a este punto, ahora, guste más o guste menos, indispensable necesidad para  todos.

Para todos. Pero, en especial, para los que estamos firmemente convencidos de que Catalunya es una sociedad  de destino compartido con el resto de España y su separación no comportará más que problema tras problema durante no se cuanto tiempo y todo ello sin que exista  razón más allá de un sentimiento de identidad propia nacional que durante estos años de democracia no sólo se ha respetado sino que afirmaría sin titubeos  se ha mimado escrupulosamente. Y, referéndum pactado, en especial, también, para el conjunto de españoles que estos días y desde hace  tiempo está  respirando  una especie de desprecio  absolutamente inmerecido, respecto al cual, estoy convencida, no es compartido por la gran mayoría de catalanes. Pero, para poder demostrarlo, necesitamos votar,  votar  y  votar y así dar voz a los que reclaman  una voz que no la encuentran como yo la encuentro cada vez que voto en unas elecciones ya sean generales o autonómicas.

Menudos días estamos viviendo. Intentar tomar una cierta distancia y aprender del momento; mi consigna. Que cada uno encuentre sus mecanismos. Por mi parte, mi consulta me tranquiliza enormemente. Entran y salen pacientes de todas las ideas y edades con la ilusión de que mis consejos médicos les mejore su calidad de vida, les resuelva esa cefalea  diaria, ese caminar inestable, una memoria que ya no es la que era y que a ver si resulta que están iniciando la enfermedad de Alzheimer. Todos o prácticamente todos, alucinados con el momento que estamos viviendo,  muy críticos, disconformes y preocupados con esta deriva a donde nos están conduciendo entre unos y otros.

Y me acuerdo de Pascual Maragall; su empatía, su capacidad de liderazgo en beneficio de todos. Y me acuerdo de mi padre y su honestidad en todos los ámbitos de su vida y de un modo extremadamente escrupuloso en el ejercicio de la política. Y esta mañana de sábado la he pasado entretenida  en el MACBA  en busca de algún poema de Brossa. Y esta tarde acabo de leer una entrevista al escritor Javier Cercas que arranca con esta reflexión  “Lo  que  sucede en Catalunya no es cuestión de lengua sino de poder” continua con una frase de Goethe  “Todos somos esclavos de la ley, para que podamos ser libres” y finaliza como un suspiro de aire ¿Y si rematamos esta entrevista con algún estímulo favorable? Estamos vivos ¿Le parece poco? Ah… y ahora, viendo Truman, buena película sobre la vida… y  la muerte.

http://www.elmundo.es/opinion/2017/09/23/59c54058268e3e4a1c8b47f8.html


                                           


viernes, 15 de septiembre de 2017

Ahora si, preocupada e indignada

Alemán. Alto ejecutivo de una multinacional. Después del descanso veraniego, mi ingles enfriado, mi paciencia en buena forma. Por su parte, brusco aunque más o menos correcto, exigente y confundido hasta el punto de creerse que mi misión como médico se extiende a dedicar mi tiempo en  irle a buscar las pruebas que ya se ha realizado y que  no aporta pues no las ha ido a buscar.  Un desastre de visita.

Mal comienzo de un otoño preocupante. De verdad, lo siento en el alma, pero esta falta de entendimiento me devuelve al tema en el que estamos inmersos el conjunto de la ciudadanía española y catalana, en especial, los que apostamos por el individuo y no por los territorios, los que siendo de aquí también nos sentimos de allá o de aquí puesto que aquí es allá  aunque no exactamente. Un lío anunciado.

Resumiendo, se veía venir. Desde hace tiempo y tiempo, mucho tiempo, aunque no lo quisiéramos ver, aunque mi padre hace casi cinco años  nos lo advirtiera y advirtiera sobre la imperiosa necesidad de posicionarse abiertamente y sin complejos como él mismo hizo en su artículo publicado en la Vanguardia, Hacia dónde vamos, «plantear una incompatibilidad entre España y Catalunya afecta profundamente a muchos catalanes » resalta  con su franqueza y naturalidad acostumbrada sabiéndose en la recta final de su vida, las fuerzas al límite,  intacta mente y personalidad; honestidad y firmeza, un sentimiento más allá de sus intereses personales como seña de identidad durante toda su vida. Aún a tiempo; tender puentes, encontrar soluciones, tantos puntos de encuentro, intereses compartidos, no dejarlo correr, no esconder la cabeza y pensar una cosa y decir otra, el problema iba camino de estallar como se dejara  a unos y otros tirar de la cuerda en su propia dirección. Aún a tiempo, entonces, ahora, negro, a punto de estallar.

Plenamente vigente; carta o testimonio vital de un hombre que sabía dialogar, escuchar, encontrar salidas, no pensaba en si mismo sino en la sociedad de su tiempo, el bien común.  Ahora sí, ahora preocupada, indignada con unos y otros pero, en estos momentos, con los gobernantes catalanes que utilizan el derecho a decidir como arma manipulada en su propio interés, que con su actitud temeraria están tensando la cuerda de un modo intolerable, debilitando instituciones y leyes por un proyecto tan respetable como de extrema importancia para todos y necesitado de tener en cuenta a la población en su conjunto. Un desastre, ahora si, padre, preocupada, tarde, ahora sí, sintiendo a Barcelona parte de España; una gran ciudad producto del esfuerzo de unos y otros; intereses compartidos, un disparate no sentarse a encontrar soluciones y puentes en beneficio de todos. Ahora sí, el  paciente, al fin, se levanta de su asiento y parece entender que los pruebas realizadas no me llegan a mi consulta por arte de magia sino que debe ir a buscarlas  y en cuanto las tenga en mano mi secretaría le encontrará un hueco entre visita y visita para no demorar el ver los resultados. Al fin, nos entendemos.


https://www.pressreader.com/spain/la-vanguardia-1%C2%AA-edici%C3%B3n/20121108/281878705640926
                                     

                                         

domingo, 10 de septiembre de 2017

No se entiende

No se entiende. Crisis política explosiva. Barcelona de luto ante  el atentado de las Ramblas que nos dejó a todos consternados. Mañana la celebración de la  Diada que es de suponer con  una gran movilización de la población volcada en el movimiento independentista deseosos de votar lo que se vota cada vez que se escoge a un partido u otro.  Un referéndum que no se si se realizará o no,  en todo caso, visto lo visto, imposible que sea vinculante por muchos intentos y movidas para considerarlo así. A votar. Pero a votar en unas nuevas elecciones. A plantear programas diferentes desde la autenticidad  sin engaños ni manipulaciones lo que equivale a soñar con la aparición de nuevos políticos de raza y responsables.
Por mi parte comparto plenamente el contenido del artículo publicado en el País firmado por José Ignacio Torreblanca  «El fracaso del nacionalismo Catalán »  Se adelanta a los acontecimientos, pero, sea cual sea el resultado de este torbellino o revolución que flaquea  de raíz  pues es evidente que nos encontramos inmersos dentro de una democracia solida y lo demás es manipulación y aunque se pretenda más y más lo cierto e incuestionable es que en las ultimas décadas Catalunya no ha dejado de ganar en autogobierno y no por arte de magia sino  gracias a un esfuerzo de entendimiento entre todos que ahora se esta dilapidando;  sea cual sea el resultado de la situación en la que nos encontramos, el fracaso está anunciado, un fracaso de todos, aunque añadiría un matiz al título;  el fracaso estrepitoso del nacionalismo Catalán moderado.

El interés del artículo radica en que analiza los errores llamativamente semejantes que han ido cometiendo a lo largo de la historia los distintos nacionalismos en España: el Castellano, el Vasco, ahora el Catalán. Aconsejo vivamente leerlo con detenimiento; una extensa revisión de los más que errores llamaría pecados graves sin pretender ser moralista sino ayudar a reconducir nuestra historia a la velocidad que la propia historia nos conduzca sin aceleraciones oportunistas y excluyentes.  Pactistas o más radicales, catalanistas o españolistas, el sentido común de una historia clínica con el motivo de consulta, los antecedentes personales y familiares, la enfermedad actual, la impresión diagnóstica y el tratamiento aconsejado. Recién aterrizada de un mes de vacaciones, deseando encerrarme en mi consulta a resolver problemas médicos. Feliz vuelta al trabajo a todos. 

Tribuna | El fracaso del nacionalismo catalán; por José Ignacio Torreblanca https://elpais.com/elpais/2017/09/01/opinion/1504287433_791609.html?id_externo_rsoc=whatsapp


                                 

viernes, 14 de julio de 2017

Julio interminable



No sé si será el interminable  tema catalán  o tal vez el  interminable mes de julio,  el caso es que se aproximan las vacaciones y me gustaría una última entrada en mi blog antes de desaparecer y lo cierto es que me encuentro espesa,  ninguna idea, siendo más precisa.
El calor no es excusa. Tampoco tener la  consulta a tope de visitas que, después de incluso años,  de repente, las prisas por el diagnóstico y el tratamiento. Quince días, realícense las pruebas y cuando las tenga ya le encontraremos un hueco. Así llevo dos semanas, un agobio. 
Respecto al tema catalán; un sueño.  Consenso. Votamos todos. En Catalunya sale vencedor el NO a la independencia. En el resto de España el SI. Hartos, ya se las apañaran sin los recursos de menos. Ya nos las apañaremos con nuestros recursos que ya veremos cómo se verán afectados.  Y matizo  que ya nos las apañaremos puesto que, aunque aquí salga el NO, si en el resto de España sale el SI, pues además de confuso, evidente. Merecido resultado despues de tantos años de rizar el rizo sin abordar con respeto hacia el otro razones y sin razones. 
Respecto al mes de Julio, menudo mes para  las personas de cierta edad que  caen en picado sin más causa que un calor que no  parece explicación suficiente por lo que se busca  otras causas sin encontrarlas o se encuentran pequeñas causas que en cualquier otro mes no se manifestarían  con esta especie de bajón físico que parece insuperable.
Menos mal que mañana tengo previsto un baño de mar en la costa brava cuando las calas se hayan  vaciado  a punto de anochecer; el mar en calma  acogiendo a la luna; nadar y sumergirme en su sal y su poder reparador. Menos mal. Felices vacaciones a todos y hasta septiembre.

linchtentein

                                     

                       

viernes, 9 de junio de 2017

El valor que nos engrandece

  
Resulta que compartimos lugar de veraneo; Comillas.  Resulta que  soy muy amiga de tus  tíos desde mi infancia. Resulta que  eras amigo de varios sobrinos míos. Pero, tu acto heroico, Ignacio Echevarría,  tu reacción que terminó con tu  vida  me ha provocado una extraña sensación que creo va más allá de cercanías afectivas y se sitúa a un nivel universal en cuanto a humanidad se refiere.
De los emotivos artículos que he leído al respecto me quedo con la siguiente reflexión; al  saltar de tu bicicleta con tu monopatín  para tratar de salvar a la mujer que estaba siendo atacada con un cuchillo en un espeluznante e incomprensible acto terrorista, en cierta manera, nos has hecho a todos un poco mejores. Teniendo en mente mis propias reacciones ante momentos determinados, intentaré explicarme.  
En más de una ocasión no he tenido más remedio que detenerme y acercarme al lugar de un accidente. A los médicos se nos presupone conocimientos y temple para enfrentarnos a cuerpos aplastados por coches y demás desgracias. En cierta manera, posiblemente, más conocimientos que otros mortales, en todo caso, ni los suficientes, impotentes, muy agobiados ante lo que nos vamos a encontrar, nos acercamos al lugar del accidente  más por obligación moral que por práctica en dichos primeros auxilios. En esos segundos entre parar la moto o seguir de largo al ver que ya hay otras personas atendiendo al accidentado, mientras el instinto sin duda me alejaría del lugar, la conciencia, la conciencia y no el instinto, la conciencia y responsabilidad moral es lo que me acerca  a ofrecer mis escasos conocimientos y ayuda.
Pues bien. Pienso en tus segundos. El instinto de supervivencia que llevamos dentro absolutamente horrorizado con tu reacción. Tu conciencia decidida, tus valores en marcha; valentía,  generosidad, responsabilidad, Ignacio, con tu acto temerario, nos has hecho a todos un poco más humanos, menos miedosos, más generosos, responsables, más capaces de enfrentarnos a nuestro destino. Tremendo para tu familia, imagino el dolor y el orgullo;  desde aquí os envío este sentimiento unánime de admiración, enorme ejemplo para todos. 

Comillas
( desde el c.)
                     
                                 

                              

jueves, 25 de mayo de 2017

Urgencia neurológica


He tenido una mañana agotadora.  El caso del primer paciente hubiera requerido horas; la sala de espera a rebosar. Un accidente isquémico transitorio. Un aviso. Siguió los pasos adecuados. En la actualidad, ante la sospecha de un episodio de falta de riego cerebral, no hay tiempo que perder. Llamar al 112. Ambulancia que te lleva a la unidad de Ictus operativa del día; todo preparado para la atención médica adecuada de este tipo de patología.

Hasta hace tan sólo  unos años poco había que correr. La falta de riego cerebral secundaria a  un trombo procedente de las arterias carótideas o  embolia del corazón  no tenían  más tratamiento que el adecuado para evitar que volviera a ocurrir.  Todos los esfuerzos inmediatos  se enfocaban en mantener al paciente estable, confirmar el diagnóstico y esperar el milagro de que la obstrucción del vaso intracraneal no hubiera sido completa y el propio cerebro evitara el daño de su tejido a través de la irrigación de esa zona en peligro de isquemia por otros vasos colaterales. 

Pero, la medicina avanza y la neurología también. En la actualidad, si se llega a tiempo a estas unidades, cuanto antes muchísimo mejor, al menos, las primeras 3-6 horas, según los casos existe la posibilidad de deshacer el trombo, permitir que la sangre fluya de nuevo por ese vaso crucial. Vital avance.

Pues bien. Al paciente de esta mañana no había sido necesario realizarle ese tipo de tratamiento, su cerebro había reaccionado por sí mismo, aunque  la actuación médica había sido no solo la correcta sino para enmarcar. En mano, una carpeta llena de pruebas. Sin síntomas, únicamente con la indicación médica de tomar una aspirina diaria de 100 mg.

Pues bien. El paciente estaba aún en una nube y agotado de sus cinco días de estancia hospitalaria por haber tenido tan solo una leve  desviación de su comisura bucal que había recuperado enseguida. Unos minutos de clínica y cinco días de pruebas, tubos, sueros, pinchazos, muy pocas explicaciones, médicos con aspecto de estudiantes; cinco días de no dormir en una habitación enana con otro paciente, familiares incluidos. Un auténtico martirio. Al medico jefe del servicio le había visto de lejos pasando de largo por el pasillo en una sola ocasión.

Después de revisar los informes, alguna prueba,  sabiendo que el hospital donde había estado ingresado era de referencia, mi misión quedaba  limitada a trasmitirle ánimos, confianza, tranquilizarle. Todo correcto. Un gran trabajo realizado a pesar de que su propio cerebro había reaccionado por sí mismo para evitar la isquemia. A pesar de que si se hubiera quedado en su casa el resultado no hubiera sido distinto. Eso sí, imprescindible el ingreso, el estudio para el diagnostico y el tratamiento para evitar la repetición de episodio. La suerte de que el cerebro te avise con síntomas que revierten en minutos es una suerte que no ocurre siempre, ni mucho menos.  

Me pareció más tranquilo y confiado. Al menos una hora de explicaciones. Esperemos que no le repita el cuadro pues todo su estudio ha salido normal. 100 mg de aspirina diaria y  el control de factores de riesgo vascular. Lo mas probable es que no se repita, pero, de repetirse, no dude en volver a  llamar al 112. A ver si en esta ocasión el jefe del departamento pasa al menos a saludarle. A mi me puede llamar cuando quiera, por supuesto. 


                                     

lunes, 1 de mayo de 2017

Verdades inventadas


Al fin lo entiendo.  «También la verdad se inventa»  frase de Antonio Machado que mi padre tenía apunta en su libreta de frases preferidas y que nunca llegué a entender porqué siendo un hombre tan aferrado a la verdad le gustaba esta frase. Enigma descifrado. Escribiendo sobre la historia de mis antepasados; sus batallas y apuestas, deduciendo en base a  hechos,  fotos, caracteres y acciones; al fin lo entiendo. «También la verdad se inventa» Mi verdad conducida por mi parentesco, mis emociones, pensamientos.
Lo mismo ocurre frente a la enfermedad.  Decirle a un paciente que está empezando una enfermedad de Alzheimer y que irremediablemente va camino de no reconocer a sus familiares, perderse en su casa, olvidarse del lenguaje; no es lo mismo que decirle que su problema de memoria reciente es debido a un deterioro cognitivo leve de carácter degenerativo para el que existe una medicación que estadísticamente ha demostrado enlentecer el proceso; un proceso que en ocasiones tarda hasta veinte años en evolucionar. No es lo mismo, pero es lo mismo. Las dos verdades. Lo segundo más próximo a una verdad inventada, pero las dos verdades.
Contenta con mi descubrimiento, reflexiono sobre la dificultad de ser médico y dedicarse la mayor parte del tiempo a escoger entre una verdad u otra. Un sexto sentido. Lo que quiere o no quiere saber el paciente. Lo que necesita saber. Sin ese sexto sentido que solo se adquiere después de muchas verdades desafortunadas, más que médicos, mecánicos, sin desmerecer a los mecánicos por los que  siempre he sentido cierta envidia de su facilidad para cambiar piezas y arreglar motores. Contenta con mi blog que misteriosamente y cuando comenzaba a cansarme por falta de tiempo y de escaso incremento de visitas, de repente, disparado, entre 500 y 1000 visitas por entrada, más de 4000 la entrada sobre esos frecuentes mareos que nos hacen caminar como flotando aunque los demás no se den cuenta. Buenas noches que durmiendo el mareo desaparece.  

                                                               
                                               



domingo, 2 de abril de 2017

Recuperar energías


Me encontraba cansada. Un trimestre con extras en cuanto a  preocupaciones además de  mi rutina diaria que no es precisamente  un campo de rosas, por supuesto, sin pretender dramatizar. Extrañamente cansada. Desde hace años, mentalizada en la conveniencia de hacer ejercicio diario por salud más que por diversión como realizaba en tiempos pasados. Entre la moto y mi trabajo sedentario, el invierno, los imprevistos comentados; en todo el trimestre: algún paseo ocasional, ni una brazada a pesar de disfrutar nadando de modo especial. Resumiendo, exceso de mi habitual sobrepeso más o menos saludable y bien llevado y cansada hasta extremos preocupantes. 
Un alivio, mi  analítica.  Así pues, a ponerse en forma.  En esta ocasión escogí  la opción de  un centro especializado en la Costa Brava; paseo matutino, tratamientos corporales; masajes, algas, barro, cremas reductoras… gimnasia de espalda, chorros de agua, piscina. En mente, desconectar y de paso  darle un buen impulso  al libro que estoy escribiendo. Veinticuatro horas diarias para mí misma frente al esplendido mar de la Costa Brava fuera de temporada alta.
Magnifica elección. Eso sí, regreso a mi rutina de Barcelona habiendo apenas leído unas  cuantas páginas de los cinco libros con los que aterricé y ni una palabra escrita para el mío que se encuentra más o menos a medio camino. Eso sí,  de tanto relax y paseos bordeando el mar,  me ha surgido  alguna idea modestamente brillante sobre cómo enfrentarme al  tema en el que me encuentro inmersa; ahondar en el personaje de Gaudí; tarea de tiempo y lecturas, pues, mi intención no es únicamente nombrarlo como el protegido de mi antepasado y hablar exclusivamente de mi familia,  sino ir bastante más allá e informarme y reflexionar sobre la época que les tocó vivir, la relación entre ambos, la burguesía industrial con sus luces y sus sombras;  adentrarme en la obra y la personalidad de este personaje tan singular sobre el  que muy poco me había interesado hasta ahora a pesar de tenerlo metido hasta en la sopa -quizá por ello-. 

Magnifica elección y también  magnifica  suerte. La suerte de unos días de un sol esplendido, la suerte de encontrarme acompañada en la misma batalla de cuidados y salud con estupendas personas cada una con sus motivos y sobrepeso a corregir: veinte o dos kilos; amigas, parejas, sueltos; todos desconectados por unos días de nuestra vida y estrés. Magnífico resultado; todos nos vamos con menos  peso, mas ligeros y  más energía. Suerte con la salud,  los kilos y el regreso a los líos cotidianos queridos amigos.  



           



domingo, 19 de marzo de 2017

Enzimas milagrosas

  

El viernes fui a recoger mi analítica. No temblando, pero casi. Pánico del médico frente a su propia salud.  Ingresar, operarse, vías y sueros, noches sin dormir, el dolor y la enfermedad que un día u otro llegará.

Un poco elevado el colesterol y francamente bajo el nivel de vitamina D. Por lo demás, perfecto todo. Un alivio que ya preveía, pero el miedo es más emoción que razón. Lo cierto es que me encuentro más cansada de lo habitual, la edad no perdona, pero viendo a Mercedes Milá piernas arriba y abajo  en el Chester del presentador  Risto Mejide, a años luz, a pesar de que me lleva unos cuantos.  Es evidente que ella no está todo el día sentada frente a un paciente o el ordenador, seguro que hace ejercicio, cuida su dieta, el peso, lástima que su exceso de vitalidad le conduzca a un cierto descontrol en cuanto a lo que dice y como lo dice. Inteligente y aguda, entusiasmada con su dieta o enzima milagrosa. Y llegó el químico.

La batalla servida. A menudo me encuentro entre conversaciones de amigos, más amigas que amigos, hablando de la virtud de esta planta, esa varita mágica que los médicos tras tanto estudiar no hemos sido capaces de descubrir y, en vez de utilizar extracto de ese milagro para curar el cáncer, nos dedicamos a dar quimioterapia al paciente, por lo visto, por pura afición. He aprendido a no entrar en discusión, me contengo, en el caso de alguna amiga muy amiga, trato de darle la vuelta a la conversación y aleccionarlas respecto a que en el campo del cuidarse y alimentarse correctamente, tienen su marco de acción. Por el contrario, en el de la enfermedad, al menos respeten nuestra lucha por tratar de investigar y encontrar tratamientos adecuados para curar o paliar su evolución. Implacables enfermedades como el cáncer, una lucha que ojalá curara una enzima milagrosa o esta o esta otra planta. Desesperante.

El químico en cuestión, simplificó su explicación. Acusó a su contrincante de utilizar la televisión para difundir falsedades. Y Mercedes Milá se lanzó al ruedo. Le atacó como una flecha directa a su barriga. Nada tenía que ver con el tema de la enzima excepto que, efectivamente, al químico le sobraban kilos muy localizados en el abdomen y,  su contrincante, gracias a una dieta, ejercicio físico o tanta energía desbordante, se mantiene en una forma aparentemente envidiable.

Señores. Mi propia experiencia. Cualquiera dieta saludable llevada por un nutricionista competente previa supervisión por un médico u endocrino, cualquiera, suele reducir peso, mejor si se realiza lentamente, mes a mes hasta conseguir el peso ideal. Controlar el sobrepeso, colesterol, la tensión arterial, el azúcar, no fumar, evitar el alcohol, medidas básicas para prevenir enfermedades vasculares. Y, por cierto, mirarse la vitamina D en sangre; vital para fijar el calcio en los huesos y evitar o frenar la osteoporosis tan frecuente sobretodo en mujeres. Ni enzimas milagrosas, ni otros milagros. Andar, comer sano y no fumar, por cierto, más de una amiga de las que me hablan de varitas curativas, fuma. El tabaco es un más que reconocido y estudiado veneno con más de 4000 sustancias añadidas, 400 tóxicas, 40 canceríferas. A ver si de una vez lo retiran del mercado. No se entiende. Contenta con mi análisis, contenta de que el martes empieza la primavera, ganas de sol y mar hasta que la enfermedad me lo impida. Mientras tanto, toca cuidarse. 

foto entrada facebook
A. N. Autor?

                                         
                           

viernes, 24 de febrero de 2017

Manchester frente al mar

Llego de ver una gran película. Grande y no sabría explicar exactamente el por qué. Me he puesto a escribir esta entrada en mi blog con el deseo de que  las palabras me conduzcan hacia la profundidad precisa. El drama humano que le sucede al protagonista es de tal calibre que le deja mudo frente al infinito. Pero en el guión no está la clave. Cuantas veces vamos al cine y salimos sin poder contener las lagrimas. De esta película  sales con el corazón encogido, aunque seco, completamente seco. El actor es soberbio, trasmite su dolor sin artificios, pero tampoco creo que todo el mérito de la película recaiga sobre él. Una interpretación magistral filmada de un modo especial; pocos medios, los  justos, aunque la cámara juegue un papel importante en el resultado, ni mucho menos me parece que el secreto de la gran obra filmada se encierre en las imágenes. No sé, tal vez es un conjunto, si bien hablar de un conjunto es equivalente a no desvelar nada, no sé bien,  la verdad,  un dolor tan bien contado, tal vez, sólo tal vez, en la intimidad de ese dolor esté la clave, en la incapacidad para superarlo, en la distancia que como espectadores nos mantiene tanto el actor como el director, guionista, el conjunto.

Manchester frente al mar, no pretendo adivinanza alguna, simplemente soberbia. Me ha traído a la memoria a las personas que a lo largo de mis años de profesión médica han ido acudiendo a mi consulta por uno u otro motivo y que, de repente, sin más, en muchas ocasiones sin ninguna relación con el motivo de consulta, sale a relucir no la causa de su problema actual  sino un dolor de fondo;  infinita tristeza. Y, en los casos a los que me refiero, no se trata de culpa sino basta con la  perdida. Diez, veinte, treinta, no es cuestión de años, como si el paso del tiempo de nada hubiera servido, y no es por falta de entereza, al contrario, viviendo, diez, veinte, treinta años, admirable entereza, entre líneas, ese dolor insuperable. No sigo. Ir  a verla. 

                                       



sábado, 21 de enero de 2017

Los prisioneros del estrés

A pesar de que sigo decidida a no encender la televisión el tiempo que nos toque tener que aguantar al horrible Trump, Trump a secas, sin señores ni deferencias por mucho que le hayan votado  tantos millones de personas; qué le respeten ellos, qué se traguen ellos sus palabras ahora que es de suponer las contenga el mínimo necesario para mantenerse en el poder; emocionada ante Meryl Streep y su rabia contenida que apenas le permitió expresar en púbico al recoger un premio su indignación ante las tantas y tantas sandeces salidas de la campaña de este personaje para no dormir; a pesar de que mantengo  una buena capacidad de abstracción y concentración, a pesar de ello, me siento algo desbordada ante el montón de libros que estoy leyendo para escribir el libro basado en mis recuerdos y mi padre: Barcelona, Gaudí, el modernismo, historia, novelas, economía y política; además de ello, varios libros de amigos en cola, y  ahora el recién salido de mi hermano sobre la época nazi y dos músicos componiendo en el campo de concentración; por no comentar los temas médicos, como una conferencia para la semana que viene sobre las migrañas y su estado de conocimiento actual; avances, muchos avances, revistas y más revistas, artículos a revisar.


No sigo. No es estrés, pero como siga quizá explote; una típica crisis de ansiedad que de repente aparece a modo de mareo, taquicardia, sensación de ahogo o hormigueos.  Lo habitual es que el paciente acuda a la consulta preocupado por sus síntomas. Lo de menos es el estrés, apenas lo comenta, incluso no lo comenta y solo con preguntas directas te enteras que está en pleno divorcio,  no puede pagar el alquiler del piso, sus negocios son perdida tras perdida. La impresión diagnóstica es clara pero como el cuadro presentado haya sido con sintomatología orgánica  con datos de focalidad neurológica, es decir, resulta que los hormigueos no los ha sentido en todo el cuerpo, sino en medio lado, incluyendo media cara, media vida, pues no hay más remedio que excluir patología cerebral con las pruebas correspondientes, para colmo, pruebas que muestran hallazgos de dudosa significación clínica pero que hay que controlar, estudiar más. Así estamos, estresados todos hasta que nos toque alguna enfermedad y la vida pase a ser lucha contra lo que de verdad es preciso luchar. Buen fin de semana,  amigos, no me olvido de mi blog, pero ya veis que no estoy para mucho blog. 

Los prisioneros del paraiso
Xavier Güell