Pakistanis,
turistas, barceloneses y no barceloneses disfrutando de un barrio que está
cogiendo aire a ritmo de contracrisis, supervivencia, pequeños bares restaurados con encanto, pizzas, paninis, un italiano, un argentino, tiendas imaginativas, especializadas; violines, vintage, talleres... Encantada
con mi barrio del borne alto, sentada al sol con mi periódico, un joven galopando bolso en mano; típico ladrón de la zona. Me levanto, me planto frente a él,
elevo tímidamente la pierna. Trabanqueta que el joven solventa sin mayores
problemas y continúa su carrera.
“Señora, -sigo
sin acostumbrarme a que me llamen señora, resignada hace tiempo- por Dios
señora…“ sentado o más propiamente medio tumbado en la escalera de la iglesia,
otro joven, en este caso, puro observador de la escena sin necesidad de más palabras para resaltar que
la edad de heroicidades hace tiempo la dejé atrás. Por su parte, ni inmutarse, por lo visto, lo de las
heroicidades no es lo suyo; pancha arriba, disfrutando del sol; un pimiento,
la turista y su bolso. Por su tono, actitud, comentario... deduzco que para nada se dirige a mi preocupado hacia mi persona, más bien, algo innato, casi abstracto, vital; absurdo, un riesgo completamente innecesario, meridiana claridad. Así lo siente, así lo trasmite. Que la dueña del bolso se las apañe.
Le miro. No le digo nada, se me ocurren unas cuantas frases. Regreso a mi asiento de la terraza del bar. Mientras escribo esta
entrada comprendo que el lector se sienta confundido. Por un lado, arranco alabando el barrio, por otro resulta que corren ladrones, mientras los jóvenes en edad de heroicidades, ni las entienden. A propósito del
tema me viene a la memoria una hermana de mi abuela materna; de San
Sebastián y en San Sebastián; en plena noche, frente a un ladrón pistola en mano. Ya mayor, hace años. “Pues dispare, dispare” a los ojos, sin soltar su bolso; dignidad, carácter. Historias de héroes y cobardes. Gary Cooper en Solo ante el peligro. Mi héroe de niña y de ahora. Además de mi tía abuela que salió de esa y de muchas más. Héroes. ¿Pasados de moda? ¿Especie
a extinguir? Reflexiono ante mi pequeña heroicidad; algo menos heroica de la
que me hubiera gustado, consciente de que mi pierna
podría haber sido más enérgica y efectiva si realmente hubiera querido frenar
al ladrón, en juego mi integridad física, un acto un tanto arriesgado, innecesario... tal vez... en todo
caso, mientras existan héroes, la vida valdrá la pena, si desaparecen,
será otra cosa. Un abrazo lleno de admiración, querida tía A.M.