“Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha
empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" en los enamoramientos, Javier Marías, se adentra una vez más con originalidad y maestria en esta apasionante obsesión. Escuchar detrás de la puerta. Enterase de algo
que quizá sería mejor no saber. Saber o no saber, esta es la cuestión.
La medicina es buen ejemplo de ello. Informar al paciente de su problemática de salud con toda su crudeza
o esperar que te llame el familiar para hablarle con claridad y que éste decida
lo más conveniente según cada caso y
opinión. Un dilema más difícil de lo que
en principio pudiera parecer. “Mire usted, caballero, sus problemas de memoria
son debidos a un inicio de una demencia
tipo enfermedad de Alzheimer; la medicación actual junto con el trabajo diario de su memoria le ayudará a enlentecer el proceso degenerativo
cerebral que presenta, pero, irremediablemente irá perdiendo destrezas
cotidianas hasta necesitar cuidador veinticuatro horas” Delicada situación. Por un lado, el paciente
tiene pleno derecho a recibir la información completa sobre su estado de salud
y pronóstico esperable, pero, por otro, por otro… para qué informar de lo que
el paciente no pregunta ni tiene ningún deseo de saber. Cada proceso médico es
un mundo y cada paciente también; un dilema diario
en la consulta del médico. Saber o no saber. Informar de tal manera que el paciente que quiera saber salga de la consulta sabiendo lo que quiere y, sobretodo, debe
saber, y, por otro, el que no quiera saber, salga sabiendo lo mínimo
indispensable para que siga las indicaciones médicas oportunas; con más o menos acierto, así procuro actuar. La experiencia te ayuda a intuir, acertar. Ni en las aulas, ni
en un par de años de ejercicio médico; son años y años de experiencia, errores,
aciertos. Saber o no saber; más que una
cuestión; un problema que en medicina es menos problema de lo que pudiera llegar a ser
gracias a que el paciente, por lo general, dispone de un sexto sentido para entender
lo que quiere entender; buena virtud; excepciones al margen, pero para eso está
la divulgación científica y un médico de cabecera de confianza para informarnos
sobre lo que nos ocurre y nos podría llegar a ocurrir en caso de optar por no
saber. Pero, volviendo a la vida y sus batallas más románticas; amores y
desamores, traiciones y secretos... no hay médico que valga... escuchar detrás de
la puerta... “Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras
caen o salen flotando y no hay quien las pare" comparto opinión.
Foto: Vicky Thebonn