Estoy
algo desanimada. La curva de entradas en mi blog se mantiene estacionada hace
tiempo. Debería estar agradecida por los
seguidores que no se cansan de leerme. Debería estar encantada con el número
considerable de entradas. Sin embargo, no lo estoy. Ambición o esfuerzo que requiere
más compensación. O ambas cosas.
El
caso es que me gusta escribir. Me gusta divulgar los conocimientos del cerebro
y me gusta trasmitir aspectos de mi experiencia como médico. El interés me
parece suficiente como para crecer en número de visitas, aunque soy consciente de la infinita variabilidad de
intereses humanos; simplemente se trata
de encontrar la fuente de divulgación adecuada. Ciencia y salud. Mente y vida. El médico y el paciente.
No me
encuentro ante un problema personal de
esfuerzo, sino de elección. Compatible con múltiples actividades, incluso potenciador de
muchas de ellas; no así con la ficción. O el blog o mis novelas. En todo caso, la hora de las tres hermanas ha
llegado. Una historia con las piezas ya diseñadas, el engranaje pendiente de
pulir, adentrarme en él. Así pues,
seguiré con el blog, sobre la marcha, como hasta ahora, pero la marcha no será
la misma a no ser que surja un medio
divulgador adecuado; una revista; la vanguardia digital me aconseja en su sección de tengo un blog; magnifico medio,
pero su diversidad diluye al lector. La
red es un campo infinito de posibilidades, pero, a su vez, te pierdes, menos mal
que tenemos amigos cercanos y no tan cercanos. Aún en fase de construcción,
intuyo cambios en la nube ¿ hacia dónde? Ni idea. ¿Especialización?
Nada rueda sino empujando, ideando, arriesgando. La mente multitarea tiene sus límites por mucho
que la historia de la mujer sea una historia de multitareas. En fin, seguimos en contacto, la vida -que es
vida y muerte, sobresaltos e impactos- continua y eso no hay quien lo pare,
ánimos o desánimos al margen; un sentido
y agradecido abrazo a todos.