jueves, 25 de junio de 2015

El deporte y sus peajes

Exdeportista reconocido. Alto y elegante. Grande, !cómo disfrutábamos con mi padre viéndote jugar! Setenta y largos, prótesis de rodilla recién colocada con éxito. Por fin sin dolor. Y resulta que ahora se encuentra más inseguro al caminar. 

Mientras le escucho... mi padre, el paso del tiempo, el deporte y  el cuerpo que años después debe seguir funcionando; articulaciones, espalda, codos, rodillas…  

Me concentro en el paciente.  "A ver como camina, caballero" Capaz, sin apoyos, una marcha compleja, inestable; inestable entre otras cosas porque su pierna intervenida no le dolerá pero la ladea hacia fuera de modo evidente. El giro para regresar del pasillo a mi despacho es más o menos correcto y  sus pasos son amplios  levantado  los pies. La base de sustentación quizás esté algo aumentada.  Sigo indagando.

"Manténgase en pie, los pies muy  juntos": correcto. "Ahora cierre los ojos": se tambalea y debo sostenerle para que no se caiga. Prueba de romberg positiva, es decir, necesita la vista para que su cuerpo reconozca su posición. Al cerrar los ojos, se pierde ese recurso y solo nos queda la sensibilidad posicional cuyas vías van  a través de los nervios periféricos sensitivos de los pies y ascienden por la médula hasta el órgano central del equilibro o laberinto en el interior del cerebro. Los reflejos algo vivos o exaltados - dato importante- el resto exploración normal. 

Ya se donde está el problema, aunque debo confirmarlo. Le solicito las pruebas complementarias  necesarias para localizar exactamente  la lesión dentro de ese sistema o vías de los pies al laberinto. Le acompaño al mostrador. Me despido. Parece tranquilo, contento con la visita; me alegro de haber conectado tan bien. 

Un par de semanas después, las pruebas sobre la mesa. El diagnóstico entre ellas:  un severo desgaste de las vertebras C3-C4 que desplaza  la médula hacia atrás. Y, al desplazarla, la parte posterior por donde asciende la vía sensitiva posicional se ve afectada. De ahí la inestabilidad. Tratamiento: intervención quirúrgica. Mientras se lo explico, me mira entre la serenidad y la súplica: recién operado de su rodilla, confiaba en una temporada de recuperación y tranquilidad. Aporta una RNM cervical de hace un año. La examino y comparo con detalle. La misma lesión, sin aparentes cambios en un año.  Me agarro a ello." Tranquilo, por unas semanas más, no creo se modifique el problema; aunque, la médula es la médula, vaya contactando con el neurocirujano y que le explique más detalles de la intervención, hoy en día la neurocirugía ha avanzado mucho, sus técnicas son menos invasivas, la recuperación suele sorprender por rápida" me despido, parece resignado y mantiene sonrisa y optimismo, formado en el esfuerzo, vuelvo a acordarme de mi padre, buenos tiempos. 


                                         

domingo, 21 de junio de 2015

¿Cuándo se inventó el zapato?

Mis sandalias. ¿Dónde las habré dejado?  Viejas y funcionales, la posibilidad del robo, sino descartada; lo último de lo último. De la orilla al chiringuito, un par de veces y nada. Ni rastro. En el tren… de la estación a mi casa… descalza, menudo número, sonrió al imaginármelo, mientras pregunto al camarero:  ni pista sobre mis sandalias. Pues nada, un vistazo más y que le vamos a hacer. En otros tiempos quizás me hubiera desesperado algo más; hoy, hoy; una minucia que quedará en anécdota aunque, pensándolo bien, nadie anda por la ciudad descalzo y me va a tocar a mí.

Me siento. Miro al mar -mirada en plan mirada perdida- un segundo, y de nuevo busco en la bolsa. Nada. Sonrío. No sé porque me está dando por sonreír, pues, la verdad,  de gracia nada, nada de nada, maldita la gracia, un poco sí, cosas del humor, menudo número. Una idea, idea salva pies…vuelta a sonreír, quizás tengan playeras extraviadas en el interior del chiringuito. Cualquier tipo de zapato es mejor que lo que me espera. Aunque, no creo, la verdad, descalzo, hoy en día, a nadie se le ocurre, todo eso pienso, mientras, me levanto dispuesta a otra ronda de búsqueda, y, como un flash, me viene a la memoria un admirado amigo de la adolescencia. Descalzo, siempre descalzo, el más de lo más, buenos recuerdos, cuando, de repente,  las veo. Bien por mis sandalias.


Y, hablando de zapatos, ¿ cuándo se inventó? Se estima que hace unos 6 millones de años los primeros homínimos comenzaron a caminar erguidos. Adaptados a la vida en los árboles, unos primates con largos brazos y dedos prensiles se ven obligados a abandonar los ramajes y recorrer las praderas en busca de alimentos. Sobreviven los que mejor se adaptan al nuevo medio. La transición a la posición erecta implicó un gran número de modificaciones anatómicas: la pelvis, la columna vertebral, el fémur, la articulación de la rodilla... desarrollo de nuevos músculos para sostener la cabeza etc, etc, etc. Tiempo y tiempo, tiempo de supervivencia y trasmisión genética. Por otra parte, con la posición bípeda las manos quedaron liberadas, no obstante, al parecer tuvieron que pasar más de tres millones de años antes de que aprendiéramos a utilizarlas con fines programados para un acto planificado. Así que imaginaros lo que costó el desarrollo de un cerebro capacitado  para  sonsacar de sus neuronas la brillante idea del zapato... Volver a caminar descalzos… mis pies… el calor de las aceras…. De menuda anécdota me he librado. 

Foto entrada F. Alicia N. 
E. Atelir.

                                      

jueves, 11 de junio de 2015

Neurólogos contra exorcistas


Nostalgia por el proyecto en común que no puedo ser… perplejidad  ante lo que te sucedió… alegría al verte recuperado… todo ello siento  mientras releo el  recién publicado artículo sobre tú caso clínico en el suplemento de la Vanguardia “Neurólogos contra exorcistas”,  De pesadilla. Uno entre un millón. Y, te tocó a ti, querido colega.

Atento, meticuloso, un diez como persona y médico. Te acababas de incorporar a mí equipo; los dos de la misma promoción, cada uno aportando lo nuestro; Centro de Especialidades Neurológicas; una realidad en marcha. Pasado unos meses, de un día para otro; raro, huidizo, despistado. Y, de repente, el delirio.

Pruebas y más pruebas. Los cuadros agudos de trastorno de conducta en una persona entrada  la cuarentena sin antecedentes de enfermedad mental apuntan hacia una causa orgánica. Desde tumores en las áreas frontales y temporales a infecciones o encefalitis… un estudio exhaustivo que  resultó completamente normal. Y, mientras tanto, indispensable el tratamiento de tu cuadro de agitación, alucinaciones, alteración de la realidad; medicaciones para un supuesto brote psicótico. Fármacos que en las últimas décadas han mejorado en cuanto a  tolerancia, pero que  aún suelen provocar bastantes efectos secundarios a las dosis habituales para controlar el descontrol de una mente en pleno brote psicótico; un cuadro clínico de pesadilla. Esquizofrenia atípica: conclusión diagnóstica de tu cuadro clínico ante la normalidad de todas las pruebas realizadas. 
  
Menos mal, pasaron los meses, y, poco a poco, te fuiste recuperando; el pronóstico incierto, entre sombras… alguna esperanza: los brotes psicóticos tardíos pueden no repetirse, cierto consuelo superpuesto al miedo a no volver a ser el que eras. La espada de un nuevo brote  acechando tus días y futuro.

Y, después del calvario, te reincorporaste a tu plaza de hospital.  No así a nuestro proyecto; lógica precaución para evitar un exceso de trabajo. Pasado un tiempo, mientras asistías a una conferencia, un flash. La enfermedad que se estaba exponiendo, esa nueva enfermedad recién descubierta por el eminente colega de especialidad afincado en Estados Unidos el cual había venido a Barcelona  para divulgarla. !Esa enfermedad era la causante de lo que te había ocurrido! Enfermedad autoinmune que crea un anticuerpo contra unos receptores del cerebro llamados NMDA provocando una ENCEFALITIS  causante de la clínica manifestada como un brote psicótico.

Una punción lumbar es una prueba algo agresiva y te encontrabas ya recuperado, así que todo quedó en sospecha hasta que, meses después, tras un amago de un nuevo brote, en el estudio de tu líquido cefalorraquídeo se detectó ese recién descubierto anticuerpo. Diagnóstico confirmado. Encefalitis autoinmune. Y, en esta ocasión, el tratamiento fue al grano: una medicación especifica contra dicho anticuerpo que ataca a determinados receptores del cerebro. Un anticuerpo a descartar ante cualquier primer brote psicótico. No dejamos de aprender. Cuantos misterios por descubrir. "Neurólogos contra exorcistas"; buen artículo divulgativo, no se si me gusta el título, en todo caso, cualquier brote psicótico -de causa aclarada o no- debe mantenerse al margen de cuentos o misterios más allá de no saber más de lo que en la actualidad sabemos. Eso si, cada vez sabemos más, gran aportación, querido colega, un fuerte abrazo.  

El grito. Edvard Munch