La
felicidad como obstáculo para la creatividad; preocupación planteada por mi
sobrina Milena en una reciente entrada de su blog. Interesante, personal y sincera, palabras que suenan a mar, su isla. Te entiendo, discrepo.
La
felicidad. Cada pensador, una definición; de occidente a
oriente. De la filosofía a la psicología. Múltiples visiones. Así que cierro el buscador y me planto frente al
tablero de mi propia experiencia e introspección de lo leído.
La
felicidad como emoción. Pues no. No exactamente. El miedo, la tristeza, la ira y la alegría configuran el marco de nuestras emociones
básicas. La alegría como emoción, momentos, pero, la felicidad... la felicidad va mucho más allá; estado de
ánimo, cielo y meta, alma y destino; una máxima del ser humano; subjetiva y
cultural; profunda y abstracta; personal. La edad como variable, querida sobrina. Toda la vida por delante,
frente a menos vida y más historia. De una enardecida búsqueda, explosión y júbilo, a la armonía de la madurez. Percepciones antagónicas.
La
creatividad. A bote pronto, desde mi sillón de neuróloga apasionada de la escritura como proceso de abstracción, la creatividad
es búsqueda y es armonía. Y, siendo búsqueda, a determinada edad, la felicidad puede
llegar a sentirse como un estorbo, choca, se revela, agobia, de ahí tus dudas.
Pero, siendo paz y meta, la felicidad no
puede ser obstáculo sino mar, así pues, sumérgete, crea, a por tu mar. La vida es camino y no se detiene. Mejor no sigo.
Y es
que, más que sobre la felicidad y lo que es o no es, como neuróloga clínica soy
experta en lo contrario. Estados de ánimo bajos, depresiones y ansiedades, cómo
superarlos. Fármacos que actúan sobre nuestro cerebro y conducta y lo
tranquilizan, ayudan a levantarse, a ver las cosas menos negras, dormir. La
química de la felicidad. Un apasionante campo que no deja de asombrarnos y contribuir a un mejor manejo clínico de la
salud mental y sus alteraciones. Serotonina, noradrenalina, endorfinas... No hay pastillas milagrosas. O si. Pacientes que no duermen por su ansiedad reactiva a problemas personales de gran envergadura que gracias a dichas medicaciones consiguen conciliar el sueño,
despertarse más tranquilos, enfocar su vida y sus problemas desde una visión
más serena, menos angustiante, más equilibrada y positiva. Una cierta tendencia
a abusar de ellas; de acuerdo. Pero que absurda esa extendida terquedad de pretender vencer sin apoyo
médico situaciones clínicas claramente necesitadas de ayuda. Bajo control
experto; vital, tan a menudo, ese milagro de serenar mente y penas.
En
fin, volviendo a "la felicidad prohibida" que tan bien expresas en tu blog, en lo que a mi respecta, cuantas menos preocupaciones, más creativa, más capacidad de
concentración, abstracción, vida interior que es luz y es paz, felicidad.
Porque, sin lugar a dudas, la creatividad es en sí misma fuente de felicidad. Y qué fuente. Torrente y sentido vital. La armonía de la madurez,
frente a la búsqueda y fuego de la juventud. Envidia de edad e isla. A
disfrutarla.
milenaguell.com