Agradable
verano. Muy productivo. El inicio de mi nuevo libro. Las diez primeras páginas
de una novela de no ficción. No tardas ni una línea en darte cuenta que este modelo
de literatura sigue su propio ritmo. Un ritmo que semeja al buceo. Monólogo
interior. Te sumerges y sales a flote, descansas, vuelves a sumergirte.
Pasado y pensamiento que requieren tocar fondo sin ahogarse.
Contenta con mis primeras páginas, claro el formato, mi voz y hacia donde.
De
vuelta a mi consulta, esta primera semana ha sido menos agotadora de lo que temía. Desayunando sin prisas, fin de semana, me viene a la
memoria un paciente con una consulta poco habitual y en clara relación con mi proceso de libro ya en marcha.
Desde
siempre le había extrañado apenas recordar nada de su pasado remoto, pero,
desde que vive en pareja, su pareja es una máquina de lo contrario, su
infancia, mil anécdotas sobre la universidad, sus viajes… no es normal lo mio, insiste preocupado. Realizó
tres carreras y sobre las materias que estudió, ni los nombres. Si le preguntan
sobre sus amigos de la infancia, apenas nada. Por lo demás, rinde bien, a sus
47 años está pensando en retirarse y disfrutar del golf y otras aficiones, tan
buen gestor de sus ingresos que sigue
realizando a la perfección.
Le adelanto que lo que realmente
preocupa a nivel neurológico son los fallos de la memoria reciente, la capacidad
de aprendizaje, los problemas de atención que pueda tener en su día a día. En
cambio, el pasado remoto no suele ser un problema patológico
de relevancia. Compruebo con un rápido test de memoria que su maquinaria de ésta y otras funciones cognitivas está en perfectas condiciones. Paso a hacerle unas cuantas preguntas generales del pasado. datos de conocimiento general, ningún problema.
Me quedo pensativa. La
ciencia ha puesto de relieve que los
recuerdos del pasado los reconstruimos cada vez que los recordamos, un sistema
neuronal organizado para olvidar, retener lo esencial, por mi parte, lo que
recuerdo de mi carrera son días aislados, unos cuantos amigos que he seguido
viendo o más o menos en contacto, eso y una película de vida que podría
reconstruir en base a emociones que llevo dentro, un
conjunto, algún detalle que quedó grabado por su impacto y poco
más. A base de bucear, sacaré trozos de mi historia y los encajaré con
lugares, antepasados, sus logros y
legado, ya en marcha.
A punto de
sugerirle que intente lo mismo; sentarse frente el ordenador y abstraerse en su pasado. Sumerguirse y disfrutar del resurgir
a la superficie, de su presente y las historias de su novia que sin duda
tiene más trabajada su memoria remota,
más dotada, más capacidad para reconstruirla, menos bloqueado su pasado que,
por otra parte, en el caso del paciente, no refiete ningún trauma
especial que explique su problema.
Para
su tranquilidad, le pido una RNM craneal y le aconsejo un seguimiento
periódico a ver como retiene a partir de ahora, su rendimiento, su capacidad
de aprender cosas nuevas, fijarse y concentrarse. Pensando en mi libro y el gratificante esfuerzo que está resultando reconstruir
mi pasado remoto, palabra a palabra, abstraerme
en la esencia de lo que fue y no fue. Ya de
vuelta al ruedo de lo cotidiano, feliz aterrizaje, queridos
amigos.
Comillas
A. L y L.
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