Frente al ordenador.
Preocupada. El paciente y sus padres aún en la recepción de mi
consulta cerrando trámites. Aún a tiempo de levantarme e ir en su
busca. Descargarme de un exceso de responsabilidad respecto
al optimismo trasmitido en lo que respecta a mis explicaciones
durante la visita para evitar amargarles las vacaciones. Sin
poder predecir el futuro inmediato, a pesar de las lesiones objetivadas en la
resonancia craneal que aportaba, si el joven llevaba dos
años con quejas diversas pero todas muy sugestivas de ser
secundarias a un cuadro de ansiedad con somatizaciones varias,
pues lo más probable era que en este mes de
vacaciones continuara por la misma senda de síntomas inespecíficos y
sin relación con las lesiones objetivadas en la resonancia recién solicitada
por su médico de cabecera. Lesiones en la zona cerebral llamada de sustancia
blanca en ocasiones son inespecíficas y en otras indicativas
de esclerosis múltiple.
Una y otra vez… padre y madre, el hijo
callado. ¿Puede viajar? Un viaje a Bali. ¿Podemos quedarnos tranquilos? Pues
no. No exactamente. Pero lo sencillo no
me surgió sencillo. Sin querer amargarles el verano, les comenté que debería
realizarse una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo que ayudaría
al diagnóstico y confirmaría la necesidad de iniciar o no un tratamiento
enfocado a que dichas lesiones no se reactiven. Un estudio que debería
realizarse en una unidad especializada.
¿Pero puede esperar a después
del verano? Otra vez y otra vez opté por no amargarles el
verano. A mi favor, las imágenes que aportaba eran de muy mala calidad y
el estudio de resonancia se debía repetir para confirmar dichos
hallazgos. Así que al final les aconsejé que en cuanto
regresara de su viaje – volaba en dos días- se realizara dicha resonancia
y debería ya tener solicitado una visita urgente en una unidad de esclerosis
múltiple para la realización de la comentada punción lumbar.
Más de dos años con síntomas y resulta que
llega el verano y dos días antes de un viaje a la otra punta del planeta acuden
a la visita del especialista para que les autorice a pasar un verano
tranquilo.
Mientras introducía los datos clínicos en
el ordenador, dudé en levantarme; no lo hice. Esperemos que tras dos años sin
haber tenido ni un solo brote de dicha enfermedad sospechada por las imágenes
de la resonancia, esperemos que aguante un mes más. Esperemos que todos
aguantemos un mes más. Feliz verano a todos.
Querida compañera: ¡Como te comprendo!. ¡Qué difícil es la comunicación en medicina!. Es humanamente comprensible que las personas esperemos oír aquello que más nos tranquiliza. Pero en fin, eso no es siempre posible y los médicos nos vemos en estas situaciones.¡Cuan fácil sería todo si se solucionase con una de esas apps que hay ahora (protocolos se llamaban antes, y medicina basada en la evidencia todavía más anteriormente)!. Pero desgraciadamente no siempre es así. Aunque nuestro oficio tiene la grandeza de que tratamos con seres humanos, y si bien se llevan muchos disgustos, también se llevan muchas alegrías. El diálogo y la compasión nos llevan al final de aquel viejo aforismo:...peros siempre consolar. Ánimo, deduzco por el tono de tus escritos que eso lo haces muy bien, y por lo tanto harás mucho bien a mucha gente, contribuyendo a que este mundo se un poco mejor, y las contrariedades, más llevaderas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminara ver si esta vez si acierto en introducir la respuesta. Gracias a ti, colega, menos mal que nos entendemos y apoyamos entre nosotros, un abrazo y feliz verano
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