Siempre aportando,
siempre positiva; como a tantas personas, me gusta la contra de la Vanguardia. Algo reiterativa
en su línea de contenido, disfruto especialmente cuando contribuye a reforzar
mis puntos de vista y opiniones. Mientras las ciudades existen desde que existe la civilización, los estados nación sólo
tienen 350 años. "El siglo próximo habrá ciudades- seguro- pero no sé todavía
si habrá estados. Creo que la ONU acabará siendo una red mundial de ciudades"
reflexión expuesta por un joven llamado
Parag Kahanna presentado como geostratega de economías emergentes. ¿Sólo 350 años? Tomo nota, viniendo de donde
viene.
Estados y ciudades. Como el entrevistado, me decanto plenamente por las ciudades. Mientras el concepto estado desata banderas,
pasiones... las ciudades son mucho más neutras, abiertas, de todos, de
nadie, lugares de convivencia, en esencia, prácticas. Concentrada releyendo determinados párrafos de dicha entrevista, de repente, me vino a la mente el cerebro y su funcionamiento. Curiosa coincidencia. Ciudades y cerebros. Redes funcionales.
Tan de moda el asunto de las redes y resulta que la organización del cerebro funciona exactamente así. No ha sido sencillo el camino para descubrirlo. Y apasionante la historia de las distintas teorías al respecto. La corteza o zona superficial del cerebro ha sido objeto de debate y hallazgos sorprendentes. El neurocirujano canadiense Penfield, estimulándola con electrodos, descubrió que el cuerpo entero está representado en la superficie de nuestro cerebro. Estimulaba un punto y se movía una mano, un brazo, un pie dependiendo de la zona escogida. Luego vinieron descubrimientos asombrosos; por ejemplo, estimulando determinadas zonas se desencadenaban ataques de risa, estimulando otras aparecían sensaciones de trascendencia espiritual… increíble… ¿Se encuentra en la superficie cerebral el concepto de Dios representado? Sí y no. Y es que hoy sabemos que la corteza cerebral no es más que la punta del iceberg. Sabemos que las distintas partes del cerebro cumplen una misión específica, lo que no significa que cada función se localice en una sola área, sino que en la gran mayoría de funciones cerebrales van a participar varias áreas interconectadas entre sí. De las profundidades a la superficie. De las alcantarillas al tejado. Redes funcionales. Así de práctico, así de genial. Ciudades y cerebro.