Mi sobrino Hugo acaba de cumplir un año. Cuando
me dedica una de sus maravillosas sonrisas; la vida vale la pena.
Gatea como un campeón y está a punto de andar. Pero, mientras gatea, necesita
parques con césped; césped y no tierra o cemento, señores alcaldes; césped de
jardines comunitarios rigurosamente limpios, no césped donde los propietarios
de sus adorables perros no recogen lo que si recogen de las aceras. Sigamos con
los niños.
Al desarrollo cerebral le he dedicado
varias entradas, no obstante, ahora que mi sobrino está a punto de comenzar a andar, se me ocurren
infinitas. Este primer año, esencial en su vida, torbellino de actividad
neural, sobrepasado con un diez. Sus redes neuronales se han ido formando y organizando a base de estímulos sensoriales; auditivos,
visuales... es como si el motor estuviera listo para arrancar, la escultura en
parte moldeada, su cerebro - como una esponja que absorbe lo que le rodea- listo para sorprendernos.
Al lenguaje también le he dedicado varias
entradas, no obstante, ahora que mi sobrino está a punto de comenzar a hablar, se me ocurren infinitas. Y es que el
lenguaje es un libro abierto de cómo funciona el cerebro. Y es que el lenguaje es lo más parecido a las alas de la condición humana. Asi pues, hoy se me ocurre reflexionar sobre una evidencia que rompe barreras de todos los colores: LA GRAMATICA UNIVERSAL.
El lingüista Noam Chomsky fue el primero en
resaltar que entre las distintas estructuras de las lenguas humanas existían
más similitudes que diferencias. Nuestros antepasados fueron
moldeando el lenguaje simbólico e inventaron la sintaxis. De alguna manera
todos los idiomas encierran esos primeros y decisivos pasos de la humanidad:
las reglas compartidas. En poco más de tres años, mi sobrino adquerirá lo
que a la especie humana le debió costar miles y miles de años. Sin esfuerzo,
sin necesidad de aprendizaje explicito, con solo escuchar las palabras de su
entorno, dentro de muy poco comenzará a decir palabras sueltas, a los 18 meses
ya las combinará y a los tres años poseerá una amplia capacidad lingüística; un
milagro de la evolución, aunque, por desgracia, un milagro temporal. Pasado un
determinado periodo crítico -estimado sobre los 6 años- su habilidad lingüística
comenzará a esfumarse y después de la pubertad, los idiomas deberá aprenderlos
ya con mucho más esfuerzo y tesón (habilidad
variable de una persona a otra). Pero, ahora, su cerebro se encuentra abierto a
cualquier idioma. Con solo escucharlo en su día a día lo adquirirá para siempre.
Tan increible como cierto, querido sobrino. Ya llegarán los años de duro aprendizaje, ahora toca disfrutar escuchando. Feliz cumpleaños.