Este
verano pasé un par de semanas deliciosas
absorbida por la historia de “Henry
y Cato” de Iris Murdoch. Dos personajes frágiles e inmaduros
ante su destino; de esas novelas que entre paseo y paseo,
baños, cenas con amigos.. te complementan el día, te aportan y entretienen, te hacen sentir, casi vivir la vida de sus protagonistas; perfectas para el verano. Con “el mar el mar” descubrí a esta gran escritora irlandesa; su
manera de captarte, trazar personajes y enfrentarlos a la vida y sus decisiones,
con “Henry y Cato”, definitivamente,
a sus pies, su pluma, ligera y
natural, novelesca, certera y
absorbente; un placer, el placer de la lectura.
Como neuróloga
especializada en el adulto son muchos los problemas del lenguaje que acuden a
mi consulta: dificultad para encontrar
la palabra adecuada o anomia, pérdida brusca o progresiva de la capacidad para
hablar o entender. Lenguaje motor y sensitivo; hablar y escribir versus entender
y leer. Desde hace años, se conocen las distintas áreas cerebrales implicadas en cada una
de estas funciones relacionadas con el lenguaje. Nos manejamos con la seguridad
de quien sabe donde se encuentra el fallo
y sus causas. Pero, en concreto, sobre la dislexia o dificultad en el aprendizaje de la lectura y
escritura que aparece de forma inesperada
en un niño con coeficiente de inteligencia
normal, poco sabemos o sabemos mucho más por lecturas que por experiencia dado que
corresponde al neuropediatra dicha
consulta.
En mi
caso, cuando escribí el capítulo sobre el lenguaje de mi libro divulgativo “el cerebro al descubierto”, me sumergí en este tema a base de lecturas especializadas; aprendí sobre lo que se sabe y
lo que aún no se sabe pero se está camino de saber, sobre lo que se desconoce y
sería vital conocer para enfrentarse a este frecuente problema del niño cuyo
diagnóstico no siempre es sencillo debido a las amplias variaciones dentro de
la normalidad. Me remito a mi libro donde trato de resumir lo que aprendí y que
puede servir de línea de partida para ampliar conocimientos sobre el tema a los
padres que ven como sus hijos más listos que el rayo se ven abocados al fracaso
escolar si no se les ayuda con programas individualizados en manos expertas
que recurren a los conocimientos
actuales de cómo se organiza el procesamiento normal de la lectura y escritura
en el cerebro para tratar de corregir este grave déficit de aprendizaje, conocimientos que distan mucho de ser suficientes,
pero, se avanza, se avanza… Paciencia y resignación a medias, qué remedio, me
dirían los padres de estos niños más listos que el rayo. Clases
individualizadas, esfuerzos extra… lo que no aprenda un niño… pienso, cerebros
como esponjas frente a los cerebros del adulto que poco tienen de esponja y muchas capacidades limitadas por no haberlas
desarrollado a tiempo. Ventanas de oportunidad, otro día, para otro día, “no
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” los refranes son mi debilidad, lo
reconozco.
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