Menuda pregunta. ¿Tuviste miedo a la
muerte en los días del cáncer? Su sello en la respuesta. Siempre interesante. ¿A qué llamas miedo? Al miedo. Es que hay muchos
miedos... Es una mezcla de muchas
cosas... Yo no sabía cómo iba a salir. Mi mayor temor era a la noche. Las noches en un hospital son terribles.
Pasas las noches mirando a la ventana hasta que llega la mañana. Creía que ver
amanecer me impedía morir... Es muy raro todo…
En su casa de Lisboa - sobre una de las colinas de esta hermosa y
nostálgica ciudad; trepar, desde abajo, como en sus libros- a propósito de su nueva novela “Sobre los ríos que van” el periodista
discreto, obvio en exceso, no importa, él plasma su personalidad e inteligencia en cada respuesta. “Quizá
un libro no sea más que una eficaz, sola
y larga palabra” si hay un escritor al que realmente admire ese es Lobo
Antunes.
A propósito de noches en los hospitales. Una habitación. Dos amigas. Incapaz de dormir, la ingresada le pide a la
acompañante un cambio de cama. Por qué no, accediendo al cambio. Ayudar a su amiga; para eso está allí. Buena anécdota;
real, única, como mis amigas. Imagino la cara de la enfermera a punto de pinchar el brazo suplantado. Pero, al margen de anecdotas, toda la razón, las noches en los
hospitales son terribles; esperando el
amanecer, interminables. Conscientes de ello, los médicos procuramos dar de alta al
paciente en cuanto podemos; en ocasiones, demasiado pronto para quién no dispone de recursos a domicilio, pero la recuperación en un hospital es casi misión imposible; sin dormir, mínimo ejercicio, habitualmente se suele salir más debilitado que al ingreso; realidad que procuramos evitar dando el alta lo
antes posible…
Antonio Lobo Antunes. Deseando leer su
nueva novela. Siempre me adentro en ellas con
especial ilusión, sin embargo, no suelo terminarlas, lo confieso. Sus relatos me
entusiasman. “A la gente le gustan mis relatos porque son como piscinas para
niños. Es imposible ahogarse. Los libros, en cambio, están hechos para que se
ahoguen" Pues eso, quizá por eso nunca termino sus libros, en todo caso, el tiempo
entre sus líneas, sumergida, disfruto, fuerza e intensidad, ensueño admirablemente escrito.
Buen fin de semana.