La
paciente entra en mi consulta sin excesivos problemas aunque refiere no ver
nada. La remite de urgencias el servicio de oftalmología incapaz de aclararse
con su historia clínica y exploración. Es viernes.La mente a punto de quitarse la bata.
Está embarazada y se plantea abortar, me suelta solo sentarse. Viene sola. Más que extrañarme, me sobresalto. Perpleja, escucho y observo. Mira al vacío, efectivamente, parece no verme. ¿No ve nada? Al menos, borroso, alguna sombra, pregunto… nada, nada de nada... sólo así... sólo así, mientras lateraliza la cabeza hasta el hombro; de reojo; ahora sí parece mirarme. Menudo caso más atípico. No cuadra en absoluto. Me comenta que lleva un par de años más o menos así. Al principio, según los días, ni recuerda cuantos oftalmólogos y neurólogos ha visitado. Cada nueva visita, nuevas pruebas, nuevas resonancias craneales; todas normales. Las guarda en su casa, al ser normales, no pensó fuera necesario traerlas.
Está embarazada y se plantea abortar, me suelta solo sentarse. Viene sola. Más que extrañarme, me sobresalto. Perpleja, escucho y observo. Mira al vacío, efectivamente, parece no verme. ¿No ve nada? Al menos, borroso, alguna sombra, pregunto… nada, nada de nada... sólo así... sólo así, mientras lateraliza la cabeza hasta el hombro; de reojo; ahora sí parece mirarme. Menudo caso más atípico. No cuadra en absoluto. Me comenta que lleva un par de años más o menos así. Al principio, según los días, ni recuerda cuantos oftalmólogos y neurólogos ha visitado. Cada nueva visita, nuevas pruebas, nuevas resonancias craneales; todas normales. Las guarda en su casa, al ser normales, no pensó fuera necesario traerlas.
Paso
a explorarla. En caso de tratarse de un problema de convergencia o de motilidad
ocular, vería doble, pero vería, y, en todo caso, tapándose un ojo, debería ver con el otro sin
problemas. Pues no. Nada de nada. Incongruencia total. Con el oftalmoscopio, a
través de la pupila, alcanzo a ver el fondo del ojo: la papila o cabeza del
nervio óptico se muestra normal: ni pálida, ni edematosa. Normal.
Nos
volvemos a sentar. Frente a frente, de nuevo mira al vacío. Su ansiedad es
manifiesta aunque no excesiva. Lógica ansiedad, entre tanta poca lógica. Se me ocurre lo único que se me puede ocurrir.
¿Ceguera histérica? Y embarazada. Por Dios, con semejante problemón. Eludo el comentario e intento ayudarla dentro de mis limitadas posibilidades. No es que
pretenda quitarme el problema o su problema de encima; o quizá sí. En todo
caso; se me ocurre lo único que se me puede ocurrir. Desde el punto de vista
neurológico, debe ser visitada por el especialista más especializado en este
campo dedicado a las alteraciones
visuales debidas a la afectación del sistema nervioso central. Antes de
diagnosticarle de que su caso es un caso de ceguera
histérica, el especialista más especialista debe confirmarlo. Le indico su nombre y donde puede localizarlo. Le indico que hasta que
contacte con él, si lo desea, puede volver a mi consulta con todas las pruebas que
tenga y las revisaría;
quizás sea de utilidad repetir alguna, pero, antes, debo verlas, le comento mientras
la acompaño hasta la salida de la consulta donde me encuentro con la última de las
sorpresas del caso. Su marido o pareja; sentado, esperándola en la sala de espera, revista en mano. Tranquilo, amable. Me despido. Mis paseos, mis novelas, mis
escritos, el campo me espera. Benditos subespecialistas.
Foto entrada en F.
A. N.