Hablando sobre mi blog. “Ni
se te ocurra comentar mi caso”. Ni se me había ocurrido. Tras unos días de sobresaltos y tomas de decisiones sin margen de demora, ya en pleno proceso
de recuperación, te gustará; espero. El caso lo merece. Habilidad de experto neurocirujano
en primer plano.
Caída
accidental, previsible. Ascensores traicioneros. De los que se entra y se sale
por el lado contrario. Apoyada contra la camuflada puerta del
fondo, entre familiares animados tras una entretenida comida, distraída; de repente, el abismo, hacia
atrás.
Aparatosa
caída que tras salir del servicio de urgencias parecía iba a quedar en un susto
y unos puntos de sutura en la cabeza. Apenas un discreto dolor en la zona sacra
– más que lógico dolor- después de la contusión local sin evidente fractura en la radiografía simple
realizada. Analgésicos y unos días de
recuperación, eso parecía.
Pues
no. En la vida y en la salud las cosas a veces se complican. Día a día, más dolor. El neurocirujano acertó el diagnóstico a la primera: fractura de la parte alta del sacro confirmada con
resonancia magnética. Una fractura progresiva que ya se insinuaba en la radiografía simple
realizada de urgencias a pesar de no haber sido informada. No del coxis o parte final del sacro, sino de la
segunda vértebra sacra; zona mucho más relevante por su importancia en la
fijación y estabilidad de la columna y pelvis. Por lo general, fractura muy dolorosa e invalidante durante meses por lo que se optó -como primera medida paliativa- realizar una infiltración de la zona.
Y lo que
parecía reposo, analgésicos y, en todo caso, según la evolución, plantearse realizar una
cifoplastia o refuerzo vertebral mediante un cemento óseo que, por lo general,
de cumplir criterios, acelera la recuperación y alivia el dolor. Y, lo
que parecía una cosa, resultaron dos.
Apenas
un par de semanas tras la caída, entre incomodidades y dolores de sacro; otro
dolor; éste irradiado hacia la extremidad inferior derecha. Y, de repente, la
alarma: Un pie caído, sin fuerza para la
dorsiflexión. Dado que de la zona sacra
no salen raíces nerviosas, el problema,
sin duda, venía de más alto; de la zona lumbar. Confirmado mediante las pruebas diagnósticas correspondientes. Compresión de una raíz nerviosa a su salida por el agujero de
conjunción entre la vertebra L4-L5. Sin
intervención; mínimas o nulas posibilidades de recuperación funcional.
De
las técnicas quirúrgicas convencionales que fijan las vertebras con tornillos a la propuesta por el neurocirujano en base a tu edad y caso clínico en particular, Una técnica minimamente invasiva; una intervención pionera. Un catéter; cámara y visor; se llega al agujero de conjunción, se elimina el material
que comprime la raíz nerviosa mediante radiofrecuencia. Qué fácil explicarlo;
qué destreza imprescindible.
El
dolor; sin dolor radicular desde la intervención. El pie comienza a insinuar cierto movimiento... Felicidades doctor. Realizado de urgencia lo indicado. Sin ninguna complicación. Evidente mejoría inmediata. En fin, ahora es
tiempo de reposo y fisioterapia; paciencia y esperanza. Animo querida M.
Foto entrada en F.