Ni para
saltárselas, ni sagradas. Eso opino
sobre las normas. Simplemente las
sitúo claramente por debajo de mi propio sentido común y valores.
En caso de confrontación, me suelo aguantar - qué remedio- y
trato de cumplirlas aunque,
en ocasiones, me las salto, lo
confieso. Por ejemplo, en
plena autopista de Logroño a
Bilbao sin más coches que el mío; a
pesar de amenazas de multas y
puntos, no me puedo contener y acelero lo justo para no parecerme a mi misma un burro cumpliendo obligaciones que deberían amoldarse con mucha más precisión a cada situación y tramo, hablando de
carreteras.
Otra cosa es
que un juez se salte las normas aunque sea en aras de la justicia. No lo acabo de asimilar. Si uno es
juez, si uno basa su razón de ser en las leyes;
estudiando, ejerciendo, leyes y
más leyes hasta en la sopa… pues, por muy loable que resulte el fin, si uno de ellos
decida saltarse aunque solo sea
una ley… el asunto me parece
un sin sentido que debería llevar
al propio juez en cuestión a apartarse voluntariamente de la
justicia y dedicarse a otros menesteres;
la política, por ejemplo. Dicho esto, once años de inhabilitación, sin
entrar en temas que desconozco para
opinar, lo siento, pero, en este
caso, no solo opino sino afirmo
que me parece completamente
injusto; un disparate con claro
olor a venganza de quienes lo último que
deberían ser es
vengativos dado su profesión.
El cerebro de Garzón. Cada profesión trabaja y
estimula determinadas áreas cerebrales. El músico desarrolla
el lóbulo temporal derecho especializado en el análisis de la música. ¿Y los jueces? Desde su época universitaria, leyendo
tratados y más tratados, tomando
decisiones, mandando a unos a la cárcel, absolviendo a otros… sin duda potencian la memoria, la capacidad de
análisis… también el sentido de la justicia, la obligación de cumplir las normas; dos
valores que en determinados
casos pueden resultar
contradictorios. Generalizando -
que no se interprete como tema Garzón- Lo siento, señor, tiene usted toda la
razón del mundo; a su abuelo lo
mató un señor que ya está muerto y que debería haber pagado por ello… ya sabe usted, pasado un tiempo, el delito
prescribe, lo sé, lo sé, no es justo, nada justo pero…
Ahora que caigo… dado mi
carácter, menos mal que no se me ocurrió
ser juez.