Desayuno veraniego en la cocina familiar. Desde anecdotas de la noche anterior, hasta asuntos prácticos; una mezcla
que convierte estos ratos en un reparador balsamo de vida casera. Blanco nuclear; consejo de uno de los
presentes en respuesta a
mis quejas sobre lo rápido que las camisas blancas pierden color al lavarlas. En
cuanto aterrice en Barcelona, lo compro
y lo pruebo, pensé y continué con mis tostadas con mermelada. No habían pasado ni cinco
minutos cuando pregunté: ¿Blanco… blanco… qué? Blanco nuclear. Y seguimos hablando de otros temas. Antes de levantarme; repetí: ¿Blanco… blanco... qué? Blanco nuclear. En ese momento comprendí que
mi cerebro me estaba pidiendo ayuda si quería retener la información que
al parecer tanto me interesaba pues hasta tres veces en menos de media hora había
pedido que me la repitieran. Nuclear. Nuclear de núcleo, diana, al centro del
tejido celular, al núcleo para
blanquearlo. Ya estaba, así no lo olvidaría. Nucleo. Nuclear.
Desconfiar
de su memoria es el primer y mejor consejo
que puede darse a una persona que se queja de no recordar las cosas como cuando
era joven. El siguiente consejo cuesta algo más de esfuerzo: Entender cómo
funciona. Entender la memoria para
mejorarla. Así he subtitulado mi nueva novela “La pierna olvidada” que la semana que viene lanzo al mercado vía internet. Una novela en donde el protagonista nos explica de modo práctico y
ameno (eso espero) los secretos sobre el
funcionamiento de la memoria desvelados por la ciencia; a través de casos
clínicos, a través de su propia vida, a través de reflexiones y del estudio de este apasionante campo de las
neurociencias entrelazado con el resto de funciones superiores: la capacidad de
atención, el lenguaje… una colosal
función cerebral sin la cual la vida no es lo que llamamos vida sino algo así como presente
congelado y, al mismo tiempo, una colosal
función organizada fundamentalmente para olvidar. Así pues, no os fieis de
vuestra memoria y repetir; la pierna olvidada... la pierna olvidada… ayudar a
vuestro cerebro a recordarlo con las
asociaciones que se os ocurran sobre la marcha. Ojalá os guste y os sea de más utilidad que la
pócima milagrosa recomendada para blanquear la ropa. Tirando a azul, me salieron las camisas
de la lavadora; torpes; abstenerse. Gracias a todos y un abrazo a quien se decida a leer mi nuevo libro.
Libro: La pierna olvidada