Magnífico
título para confundir al lector y sobresaltar a aquellas personas aficionadas a consumir
productos ricos en antioxidantes para
prevenir el envejecimiento. Publicado hace unos días en la Vanguardia, si se lee el artículo con detenimiento, queda
claro que Watson - eminente premio nobel y figura clave en el campo de la
genética- principalmente está poniendo
en cuestión las líneas de investigación en los tratamientos actuales contra el cáncer basados
en la terapia genética de eficacia hasta el momento limitada y, de modo muy colateral, se refiere a los antioxidantes y la posibilidad de que estos pudieran llevar a un pequeño número de cánceres que de
otro modo no hubieran aparecido; hipotesis o posibilidad a demostrar de modo concluyente.
En
próximas entradas me centraré en explicar que son exactamente los antioxidantes
y si realmente ayudan algo a prevenir el envejecimiento. Hoy sólo pretendía
resaltar este defecto del periodismo que informa correctamente en la letra pequeña -aunque a menudo
con excesivos tecnicismos para el público en general- si bien
tiende a utilizar titulares que confunden, asustan, o dan esperanzas infundadas
a pacientes y sus familiares sobre nuevos descubrimientos en relación a las
enfermedades que padecen.
Ya
que estamos, rectifico, pues observo que hay espacio para hablar brevemente de los famosos antioxidantes. No es posible entender lo que son estas
sustancias químicas y su efecto sobre nuestro organismo sin hablar de los radicales libres. Radicales
libres de oxígeno y antioxidantes. En su equilibrio o más propiamente en su falta
de equilibrio parece puede encontrarse el secreto de porqué envejecemos. Ambas
moléculas producidas durante toda la vida en el interior de cada una de
nuestras células. En condiciones normales, los
radicales libres de oxigeno o compuestos dañinos pues provocan cambios
irreversibles en los principales componentes de las células, son neutralizados por los antioxidantes. Pero resulta que al ir envejeciendo hay un aumento de estos radicales libres en
todas las células incluidas las neuronas que los antioxidantes no son capaces
de neutralizar. Así pues, alguien inteligente pensó: aportando diariamente a nuestro
organismo sustancias químicas con componentes antioxidantes como la vitamina C,
la E… se acabó el problema. ¿Acertó? Los millones de aficionados a tomar antioxidantes para prevenir el envejecimiento
podrían contestarnos con el peso de su propia experiencia. La respuesta científica para otro
día. Eso sí, no puedo dejar de adelantar que la administración de una dosis excesiva
de algunos de estos tratamientos si ha demostrado ser nociva o perjudicial; en eso, aunque
asuste en exceso, el titular del día debe tenerse en cuenta.