Ágil,
ameno, repleto de temas a cual más
interesante; estupendo comentario de un
colega amigo sobre mi blog. Bien por mi
blog. Estoy contenta. Disfruto
escribiendo, disfruto traduciendo a un lenguaje propio y divulgativo los secretos que la ciencia, paso a paso,
va desvelando sobre el funcionamiento
del cerebro. Pero, ni siquiera en este mundo virtual -donde
los márgenes de lo estrictamente correcto parecen ensancharse- es
aconsejable echarse flores a uno
mismo. La autocritica es esencial. Seguro que algo puede mejorarse. De hecho, siendo sincera, me siento un poco
como una rata sabionda sobrevolando los entramados neuronales cuando, en
realidad, me paso el día
tratando de solucionar problemas de
salud a mis pacientes. Dolores de
cabeza, mareos, perdidas de conocimiento, trastornos del sueño, fallos de memoria… Así que hoy toca aterrizar.
Consultar a tiempo al médico. Ese si es un tema vital.
La patología
vascular cerebral es un claro ejemplo de ello. Pequeños avisos pueden ser la
clave para prevenir males mayores. Perdidas fugaces de visión en un ojo que traducen obstrucciones en la circulación por placas de ateroma en una carótida. Dificultades
transitorias para articular las palabras, hormigueos en medio lado del cuerpo o torpezas motoras entre una multitud de síntomas que
pueden aparecen de forma repentina y luego desaparecer como si nada hubiera pasado. Para saber si son avisos importantes o no, es
preciso consultar al especialista. De
hecho, si queremos dormir tranquilos, un
médico de cabecera de confianza es media vida. Te aconseja el especialista
adecuado, te controla los factores de riego vascular; la hipertensión, la
diabetes, el colesterol, el alcohol, te prohíbe ese horrible humo llamado tabaco que
en realidad es todo menos tabaco con más
de 4000 sustancias añadidas desde su irrupción en el mercado, 400 reconocidas como tóxicas, 40 canceríferas; ésta a la vejiga, ésta al pulmón… un sin sentido que refleja el modelo de sociedad en el que
nos encontramos inmersos; absurdo, un campo de minas que no somos capaces de
desmantelar.
En fin, entre problema y problema, incluir en la agenda del día los problemas de salud es una práctica tremendamente beneficiosa a la que me tengo que habituar, lo confieso, confieso que he llegado a pasar por delante de urgencias de traumatología en bata y cojeando y no me he parado a consultar lo que luego resultó ser una rotura parcial de mi tendón de Aquiles. En casa del herrero… no es excusa; de esta primavera no pasa sin mis obligadas revisiones médicas. Sugerente foto, Ana, la comparto, bien por Facebook.