Claros del bosque. Gran título. Excepcional libro. Poco
entrenada para la filosofía en general, a pesar de que apenas intuí su contenido, aún recuerdo el impacto que me causó su lectura hace ya unos cuantos años; la
sonoridad de sus palabras; intensas, inmensas; fuerza y belleza. “Siendo
el tiempo nuestro medio vital por excelencia, habríamos de saberlo respirar
como el aire” frase que suelo utilizar de referencia al escribir sobre
el envejecimiento de neuronas y personas. Allí donde
habita el alma; María Zambrano; el hombre y lo divino; la razón poética
como fuente de creación y pensamiento.
Este verano -que por desgracia se presenta mucho menos liviano de lo deseable-
planeo releerlo, zambullirme en sus palabras y abstraerme de tiempos y males,
crucemos los dedos, en serenidad y entereza no te gana nadie, querido padre.
El tiempo. Vivir en ese algo que llamamos presente que mientras está siendo está dejando de ser; agobiante, la verdad. El tiempo. Espacio y
movimiento. Filósofos y físicos se
disputan teorías y explicaciones, dudas sobre su existencia. Por nuestra parte,
los neurólogos asistimos a distintas maneras de vivir el tiempo, algunas de
ellas, curiosas, realmente curiosas.
Portada: El viaje a Colorado
Foto original: Oriol Sardà