sábado, 24 de octubre de 2015

El testigo


Fue un impulso, un deseo más allá de una necesidad,  nunca antes había sido especialmente altruista en lo que respecta a aportaciones solidarias. Obligación de los estados. A través de los impuestos que solucionen urgencias, huracanes, que espabilen, saquen el dinero de las piedras, fabriquen billetes, se endeuden, ningún niño sin comer.

Cómo una luz, mi padre ya sin vida en su habitación, de inmediato, un testigo; recogido, clavado. Ahora me toca a mi. Mecenazgo. Levantar el mundo, comérmelo; mil ideas solidarias: adelante. 

Pues bien, entre unas cosas y otras, casi tres años y  ni un proyecto en marcha, ni un paso al frente que vislumbre esa luz que, siendo mucho más tenue, aún persiste en mi interior. Del deseo a la práctica. De la idea a la primera piedra. Cómo admiro a las personas que son capaces de llevar a la práctica lo que su mente imagina, desea, sueña o recoge como testigo.

Vas haciendo, pagando facturas, hipotecas, estación a estación,  la rutina, el trabajo, los libros, escritos, pasan los días, casi tres años, a ver si algún día soy capaz no ya de arreglar o comerme el mundo sino de concretar esa luz en algo que no sólo sea un nudo de ilusión. Centrarse. Más que abarcar el mundo, reducirlo hasta concretarlo. Una idea. Pasa el tiempo, menos tiempo. De la idea a la realidad. Releo lo escrito, me gusta, lo siento, qué entrada;  a ver quien la entiende. En todo caso, tiene un lector, un lector o ese hijo que sintió esa luz y aún anda enredado en su día a día, testigo en mano; pendiente.  Del fracaso al éxito; un abismo, abismo factible, estrecho e infinito. Buena tarde de sábado, salgo a andar. Callejear distrae.


              
                                                  


sábado, 17 de octubre de 2015

La paciencia

No estoy de humor. La operación fue bien, pero no del todo. Al mes, precisa reintervención. Día sí y día también, año tras año, viendo  entrar en mi consulta pacientes mayores y no tan mayores llenos de prótesis; rodillas, caderas… operados por aquí, operados por allá; de tendones, muletas, sillas de ruedas, superando la edad, la vida. A pesar de ello, cuando te toca más de cerca, la paciencia no salta, pero casi. Vislumbrando males. Ingresar y lo que se avecina; fragilidad de venas, pinchazos y más pinchazos, epidural que no es coser y cantar, nada es coser y cantar.  Y el baile de enfermería: mareante tiovivo de turnos. Del modelo maternal al sargento, alguna sin tacto ni vocación, la mayoría amables y muy competentes. Toca paciencia.   

La paciencia. Más que hablar sobre la paciencia, me gustaría  potenciarla; de pajarito  a buda, la experiencia de los años  no ha sido suficiente. La paciencia. ¿Qué es exactamente ? A ver que encuentro. 

“La virtud de soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien” No está mal, algo simple, incompleta. Por ejemplo, en mi caso, impaciente, soporto estoicamente contratiempos y dificultades. Sigo buscando. Menos mal que existió Aristóteles: "La paciencia como equilibrio entre emociones extremas o punto medio. Con ella se consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por  desgracias o aflicciones. Necesidad de entrenamiento práctico ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida” La paciencia como mediador de emociones. ¿Mediador de emociones ¿De qué función cerebral estamos hablando? En todo caso, para mediar se requiere razón, cerebro frontal.

Virtud. Podría discutirse. No encuentro nadie que lo discuta. "Virtud de quien sabe sufrir y tolerar contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esperar con calma a que las cosas sucedan ya que a las cosas que no dependen estrictamente de uno, se les debe otorgar tiempo" Concluyendo la búsqueda: "un rasgo de personalidad madura".  Indiscutible. No obstante, de todo el repaso me quedo con  Aristóteles y ese equilibrio o punto medio que es necesario entrenar. Obligado entreno. Y un apunte personal. El optimismo ayuda, no así el exceso de conocimiento que palpita como una especie de tortura interior silenciosa.  Mas claro agua: en lo que respecta a la salud y enfermedad de mi entorno más cercano; moriré impaciente.

Foto entrada F. A, N
Kurt