lunes, 28 de octubre de 2013

Las dos Españas


Escuchando una entrevista en canal 33  a Joan  Margarit  (premio nacional de poesía 2008) he disfrutado, aprendido, reflexionado. Arquitecto y poeta; natural  y contundente, humilde y seguro de sí mismo…  su poesía te  arrastra a la lectura, pero también a la vida, así  le definen en el reportaje Pienso luego existo. No soy lectora de poesía, me gustaría serlo;  flagante contradicción que apunto.  La palabra en estado puro,  inalcanzable,  oscura y bella… cerrado el apartamento de la playa… recitada o dicha por Margatit; un placer.

Y, de repente, en plena entrevista, distendida, preciosa entrevista, sale el tema de las dos Españas. Y, por un momento, su palabra certera convence, me convence…  “el lenguaje es mucho más que una herramienta de comunicación”  cierto, muy cierto, la mejor de las armas; la palabra certera.  Y, una vez pasado ese instante de embelesamiento o anestésica  sumisión... entiendo, pero, al mismo tiempo,  me hubiera gustado  que otro poeta o pintor de  palabras certeras le hubiera contrarrestado. Democracia reciente, realidades que nos confunden, pienso. En resumen: a Catalunya no la entiende ni Dios. Ni  rojos ni azules, ni casposos del pasado ni  progresistas, poetas, arquitectos,  de norte a sur,  así lo respiro entre viajes y amigos; señores;  España; más que simplificarla o dividirla en buenos y malos, también convendría entenderla... normales, personas normales, la mayoría, como aquí, cómo allá... poesía, más poesía, como una poesía  de Margarit… partiendo de  una anécdota personal, una realidad sensorial, el poema avanza hacia lo que no se ve… buscar dentro de uno algo que también esté dentro del lector, algo universal; complejo oficio, el del poeta,  llegar a la verdad, una verdad que  existe pero debió romperse en mil pedazos --frase de Espriu que nos recuerda Margarit-.  Buenas noches a todos.  




Foto: Hans Monheim




sábado, 12 de octubre de 2013

Saber o no saber


“Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" en los enamoramientos, Javier Marías, se adentra una vez más con  originalidad y maestria  en esta  apasionante  obsesión. Escuchar detrás de la puerta. Enterase de algo que quizá sería mejor no saber. Saber o no saber, esta es la cuestión.   

La medicina es buen ejemplo de ello. Informar al paciente de su problemática de salud con toda su crudeza o esperar que te llame el familiar para hablarle con claridad y que éste decida  lo más conveniente según cada caso y opinión.  Un dilema más difícil de lo que en principio pudiera parecer. “Mire usted, caballero, sus problemas de memoria son debidos a un inicio de  una demencia tipo enfermedad de Alzheimer; la medicación actual  junto con el trabajo diario de su memoria  le ayudará a enlentecer el proceso degenerativo cerebral que presenta, pero, irremediablemente irá perdiendo destrezas cotidianas hasta necesitar cuidador veinticuatro horas”  Delicada situación. Por un lado, el paciente tiene pleno derecho a recibir la información completa sobre su estado de salud y pronóstico esperable, pero, por otro, por otro… para qué informar de lo que el paciente no pregunta ni tiene ningún deseo de saber. Cada proceso médico es un mundo y cada paciente también; un  dilema  diario en la consulta del médico. Saber o no saber. Informar de  tal manera que el paciente que quiera saber  salga de la consulta sabiendo lo que quiere y, sobretodo, debe saber, y, por otro, el que no quiera saber, salga sabiendo lo mínimo indispensable para que siga las indicaciones médicas oportunas; con más o menos acierto, así  procuro actuar.  La experiencia te ayuda a intuir, acertar. Ni en las aulas, ni en un par de años de ejercicio médico; son años y años de experiencia, errores, aciertos. Saber o no saber;  más que una cuestión; un problema que en medicina  es menos problema de lo que pudiera llegar a ser gracias a que  el paciente, por lo general, dispone de un sexto sentido para entender lo que quiere entender; buena virtud; excepciones al margen, pero para eso está la divulgación científica y un médico de cabecera de confianza para informarnos sobre lo que nos  ocurre y nos podría llegar a ocurrir en caso de optar por no saber.  Pero, volviendo a  la vida y sus batallas más románticas;  amores y desamores, traiciones y secretos... no hay médico que valga...  escuchar detrás de la puerta...  “Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" comparto opinión.

Foto: Vicky Thebonn


martes, 8 de octubre de 2013

El viaje como símbolo


Mi sueño de ayer noche  invita a analizarlo. Me encuentro justo delante de unas casas pareadas despidiéndome de familiares, amigos (ninguno de ellos distinguible, si bien la emoción candente emite  cercanía) Mi maleta frente a la puerta de los vecinos. Al ir a recogerla; esfumada; en su lugar, un carrito de aeropuerto. Reacciono decidida. Entrar a saco en  la casa del vecino; desconocido vecino. De momento, no interpreto, sólo cuento.

Sigo con mi sueño. Ahora viene  la parte más peliculera. Una pistola;  necesito una pistola, o un cuchillo a falta de pistola. Mis parientes y amigos no están por la labor. Pienso en la maleta y su contenido: ropa recién comprada en Londres para el verano; nada de valor que justifique mi  deseo a punto de ejecutarlo. La pesadez de ir de compras, como gran problema, en todo caso, irresistible perdida, lo siento, voy a entrar, pase lo que pase, cuarto por cuarto, nadie me convencerá de lo contrario. El caso es que así acaba el sueño. Me despierto antes del fin, o es que acaso los sueños no suelen  tener fin, bonita manera de finalizar, así  vuelan más que pesan.

Ahora toca descifrar el sueño. La maleta como símbolo central. Busco su significado en el prestigioso  y muy recomendable  diccionario de símbolos de Jean Chevalier. Maleta. No sale. En su lugar, se me ocurre buscar "viajar".  El viaje como símbolo se resume en la búsqueda de la verdad, de la paz, de la inmortalidad. El viaje expresa un profundo deseo de cambio interior. Ahora toca pensar. A ver qué pensáis vosotros.

Teniendo en cuenta esta interpretación simbólica del viaje, parece lógico la desaparición de la maleta; sencillamente, sobra.  Busco la palabra  "pistola"; tampoco sale. Busco cuchillo. “El simbolismo de cuchillo va frecuentemente asociado a la idea de ejecución judicial, de muerte, de venganza, de sacrificio.”

 En fin, me quedo con "el viaje", las ganas de cambio, la tercera y última parte de mi vida profesional; la maleta;  una pesadez, las maletas y los trastos a trasladar, así que mejor así, sin maleta a pesar de que en el sueño parece estoy prácticamente dispuesta a matar por mi maleta. Parece, solo parece, ni entro en la casa del vecino, ni salen pistolas ni cuchillos, parece, solo parece, me despierto sin sobresaltos. Buen sueño, amigos, a  tiempo de empezar de cero, de cero o sin maletas, interpreto, tomo nota.  

Foto entrada en F.por  Gloria G
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