martes, 29 de mayo de 2012

¿Quienes somos?



Este fin de semana he disfrutado releyendo  a Raymond Carver. De qué hablamos cuando hablamos de amor. Y de nuevo me he quedado embelesada. Tanto en tan poco, unos relatos sencillamente sensacionales. Alcohol, divorcios, moteles, soledades... su voz, su espacio, el valor de lo auténtico. Envidiable Carver. Por mi parte, lejos, muy lejos,  avanzo, tenaz, eso sí, intuyendo mi voz, ignorando en exceso  mi espacio, un puzzle, mi puzzle. ¿Quiénes somos?

Nos reconocemos a nosotros mismos porque nos recordamos. Nuestro cerebro reacciona en función de nuestras creencias, valores, personalidad… una coherencia que no deja de ser asombrosa, puesto que, en principio, ello supone que, de alguna manera, en todo momento sabe quiénes somos,  claros y oscuros incluidos. Recordarnos a nosotros mismos. Y, para recordarnos, las neurociencias han averiguado que un tipo de memoria resulta determinante: la llamada memoria de trabajo,  asímismo  herramienta  indispensable  para la actividad cotidiana - ahora hago esto, luego haré lo otro-  ; una memoria que registra la actividad presente mientras recupera información de memoria a largo plazo, una memoria que nos permite  mantener una línea de continuidad en nuestros actos. Recordarnos; algo  tan elemental  como complejo.

Pues bien, en ocasiones, ese algo  salta por los aires  y,  de repente, somos otro. Una hemorragia cerebral, por ejemplo. Y es que resulta que la personalidad de nuestros dos hemisferios cerebrales conectados entre sí  está claramente diferenciada. Uno soñador, más emocional, intuitivo: el derecho. Otro analítico, lógico, racional: el izquierdo. Cuando uno de los dos se lesiona, el otro queda liberado.  Y  los clínicos  comprobamos un hecho de enorme interés además de curioso:  por lo general, las personas que sufren lesiones en el hemisferio izquierdo reaccionan con dramatismo, en cambio, si la lesión se produce en el hemisferio derecho la persona se muestra indiferente a su problema. Ello se cree es debido a que   los procesadores neuronales responsables de las preocupaciones probablemente se localizan en  el hemisferio derecho. Menudo enredo de cables para ser lo que quizás ni siquiera queremos ser. En fin,  me acaba de venir a la mente una esplendida descripción  leída recientemente en el Babelia  sobre  el personaje de la metamorfosis de Kafka;  el bicho humano mejor contado... pero, como resalta  el artículo,  eso da para todo  un siglo,  así que prefiero el espejismo de despedirme entre  los inquietantes e inciertos   brazos de Orson Welles.



                                       

jueves, 24 de mayo de 2012

El cerebro del rey


Sigue en las librerías. El cerebro del rey. Estupendo libro divulgativo sobre el cerebro humano escrito hace ya varios años por el neurólogo N. Acarin. Acertado título, apreciado colega. Permíteme que te lo tome prestado. Y es que, después del inesperado éxito de visitas a mi entrada inspirada en  representativas  meteduras de pata   y  elefantes, adentrarme en las neuronas de una mente real, me seduce especialmente. Espero sobrevolar a la altura precisa.

Ni anarquista ni monárquica. No se trata de afinidades ni rechazos, críticas ni alabanzas, balances entre aciertos y torpezas, se trata del rey y su cerebro. El cerebro del rey. ¿Qué se cuece en el interior neuronal de una mente nacida y vivida para reinar?

Barcelona. La princesa y su galán saludando complacientes desde su carromato nupcial a una ciudad supuestamente poco interesada en coronas propias o ajenas. Las calles a rebosar. Cámaras por todas partes. Millones de miradas. Trajes y detalles. Muñecos admirados por puro nombre, título y condición. El sentido del ego hipertrofiado ante tanta mirada, tanta coba. Un sentido acompañado de capacidad de influencia o  poder llamemoslo fundamentalmente  indirecto; cada acto, cada premio, obra social, mil cámaras.  Un sentido acompañado de responsabilidad;  la importancia de ser rey.

Y las neuronas presumiblemente inteligentes observando la situación.   Nerviosas ante un discurso, un simple papel.  La base, que base, justa y formada, normal,  pisando en terreno de todos, de nadie,   inevitable,  las neuronas del rey:  extrañadas,  entrenadas, contenidas, a las ordenes de su  papel, qué papel, menudo papel,  el papel de rey.  

Y la vida   en la recamara, menos idílica, más material, deseos personales, gustos y placeres, alegrías y enfados, un día a día donde el ego  sobra,  las miradas te esclavizan, el poder te confunde,  sin excusas, ser uno mismo, pero, soy el rey,  disculpen, me he equivocado, pero… ¿no era usted el rey? Complicado. Mucho positivo; tanta repercusión  e  influencia que bien utilizada  puede representar   un  gran valor para la sociedad.   Nada positivo; tanto ego  vaporoso, vacios y  falsedades,  tanta adulación,   tantas tentaciones... Un cerebro para el diván. Y eso que los neurólogos somos poco de de diván. Y eso que Freud  era neurólogo de formación.

                                                        


lunes, 21 de mayo de 2012

La palabra adecuada


Conversando por teléfono, sale el tema de la crueldad; claramente diferenciado del concepto de maldad, enfatiza mi querido amigo poniendo como ejemplo al artista. Un artista, por definición, es cruel, puesto que antepone su obra a todo lo demás. La maldad es otro asunto. Intuyo o entiendo, su afirmación, si bien, se me ocurren varios peros a plantear... reconociendo la importancia de la obra en la vida de un artista, la palabra cruel me parece un tanto extremista, quizá la palabra egoísta sea más apropiada... Hacer sufrir por sufrir, desde mi punto de vista, eso es ser cruel, ósea, malo, malísimo, pero, en fin, entiendo su razonamiento y, sobretodo, no me gusta perderme en opiniones o hilos excesivos que me roben el tiempo de charla y disfrute de mi amigo.

Encontrar la palabra adecuada. Hablamos con tanta naturalidad que apenas nos damos cuenta del milagro que supone. Sutilezas e interesantes discusiones  semánticas  al margen, si las desgracias cerebrales nos respetan, reconocemos y encontramos la palabra que necesitamos prácticamente en el acto. Se estima que un adulto educado comprende  unas  60.000 palabras. 60.000 palabras. ¿De dónde salen? ¿Existe una especie de diccionario mental? ¿Dónde se localiza? ¿Cómo se organiza? La maquinaria del lenguaje: adentrarse en su interior y comprender como funciona. Avance tras avance, las neurociencias no dejan de asombrarnos… áreas implicadas, interrelación con otras funciones cerebrales… aunque cuesta creer que un día alcancemos a responder alguna de las preguntas esenciales. El don de la palabra, porque la palabra es un don, amigos, por cierto, un don no divino, otro día trataré de explicarlo,  suena el teléfono. 

Cuadro de Nacho Angulo 
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viernes, 18 de mayo de 2012

Atreverse a preguntar

Escribiendo la entrada sobre la maldad,   sin previas lecturas especializadas sobre el tema, sin más armas que mis conocimientos sobre el cerebro, basandome fundamentalmente en  mi experiencia como neuróloga, me vino a la mente una imagen curiosa de mi adolescencia. La pelmaza de la clase levantando la mano. Las miradas cruzadas entre las amigas, mitad divertidas mitad enervadas. Opinar. Preguntar de modo espontaneo. Ahora que pienso, desde  niña he sido poco propensa a lanzarme a la piscina en congresos y demás actividades o coloquios. Llegado el turno de preguntas, no es que me quede callada por sistema  pero, reconozco que tengo cierta propensión a retraerme. La experiencia me dice que es una actitud compartida con la mayoría. Luego está el que en vez de preguntar nos suelta sus conferencia personal; otro modelo de lo que no se debe hacer.

!Y qué importancia tienen las preguntas acertadas! Reflexiones que contribuyen a pensar más allá de lo estrictamente estudiado. A plantearse otras preguntas. La mejor manera de aprender. Con los años te das cuenta de  que de cada paciente se podría publicar algún dato de interés general. Detrás de cada afirmación, existe una pregunta inteligente, una respuesta que abre otra pregunta. Metiéndome en el saco; quién no pregunta, tiene un problema. Pienso. Un problema de formación. Recuerdo cuando la profesora elevaba la mirada y se mantenía unos segundos en silencio como buscando   a quien preguntar. Procurabas hacerte la despistada. Ni mirarla. Esconderte si hubiera sido posible. Aunque supieras la respuesta. Aunque la respuesta fuera sencilla de contestar. Con tal de no salir al estrado. No sé  bien que técnicas de educación son las adecuadas para estimular al niño a preguntar.  Responder sin miedo.   Hablar en público. Qué importante  sería encontrar la manera de animarle  en ese camino hacia la pizarra, hacia la mano levantada. Por cierto, a ver si averiguo que ha sido de mi amiga la pelmaza de la clase...  así me la imagino, descanso merecido. 

 Foto entrada en F. de Paula Llull



                                                                  

                               
                                     






                                                                        


martes, 15 de mayo de 2012

Levantate y anda

Andar es muy beneficioso… si se puede. Y es que son infinidad los problemas que perjudican o impiden el caminar. De reumatólogo o traumatólogo,  cirujano vascular y neurólogo, estas especialidades son las que se debe consultar cuando uno nota fallos en las extremidades inferiores; ya sean dolores, debilidades, hormigueos etc.  Por mi parte,  tengo la costumbre de acudir en busca del  paciente a la sala de espera. Le observo levantarse, caminar hasta el despacho; una información inestimable para el neurólogo. Raro es el caso que no diagnostico  antes de que el paciente tome asiento.

Vas cogiendo experiencia. Los años en medicina suman y solo restan en relación a determinados protocolos que requieren buena letra y meticulosidad de hormiga en edad de cumplir órdenes.  Pero, por lo demás, la  práctica clínica   te enseña a conducir con destreza, paciente a paciente, aprendes  que  cada caso clínico es único y al mismo  tiempo lo más frecuente es lo más frecuente: dos premisas esenciales para evitar excesos en pruebas molestas  y  sustos por  comentarios desenfadados  sobre horribles enfermedades que luego resultan no son el caso. Prudencia y   al mismo tiempo sinceridad, evitar alarmismos innecesarios,  aconsejar sobre   la conducta a seguir, en ocasiones, el control de la evolución será la clave. En resumen, los protocolos ayudan, pero, el manejo de cada paciente  es  individual y   se aprende a base de práctica.  Aciertos y algún error que no olvidas. Pero, sigamos con la marcha.

Si el paciente se levanta del asiento sin problemas; mucho ganado, muchas patologías descartadas. Arranca bien la marcha; buena señal. Si se aprecia cierta inestabilidad y una separación de   las piernas mayor de lo habitual… si arrastra los pies… si cojea… si no bracea  al caminar,  si inclina  en exceso  el tronco… el momento en que atraviesa el marco de la puerta del despacho es  especialmente relevante; si precisa agarrarse, si se queda bloqueado… cuando el paciente se sienta frente a   la mesa  del despacho, su expresión facial  te aporta mucha información. Y comienza la anamnesis;  una conversación que hay que procurar sea  fluida evitando  dirigirla en exceso. Permitir que el paciente se explique, procurar   interrumpirle lo menos posible,  si bien,  conocer de entrada el principal motivo de consulta te  ayuda  a intercalar las preguntas adecuadas para llegar a un correcto diagnóstico.  En esos momentos, el mundo, tu mundo, desaparece;  es el paciente y sus problemas los que invaden tu atención.  Por mi parte,  hace tiempo que decidí quitarme el reloj y así evitar el acto casi reflejo de mirarlo de reojo.  A mi manera, controlo el tiempo,  aunque a veces el retraso es inevitable.  La consulta llena; un alivio en esta temporada de comercios vacios. A ver si comienza a caminar de  una puñetera vez esta economía aunque sea arrastrando los pies.  (FOTO: Mikko Lagerstedt; fotografo finlandés)


                                                                     




jueves, 10 de mayo de 2012

¿Qué idioma prefieres preservar?


Hace unos años ingresó a mi cargo una paciente que había perdido de forma súbita el lenguaje debido a un infarto cerebral.  Por suerte, la gran mayoría de funciones cerebrales llamadas superiores como la capacidad de orientación, la atención, la capacidad de razonar, la memoria... no suelen verse alteradas por lesiones especificas en determinadas partes del cerebro, pues en dichas funciones participan ambos hemisferios asi como diversas áreas cerebrales. Con el lenguaje no ocurre lo mismo. Al localizarse en zonas muy concretas, lesiones focales ya sean tumores, infartos, hemorragias etc, dan como resultado una dramática perdida de esta herramienta esencial de comunicación, imprescindible asimismo para el pensamiento. Dependiendo de la zona afectada, se altera la comprensión o bien la expresión oral o escrita. Son las llamadas afasias. No recuerdo con exactitud el tipo de afasia de mi paciente. Se trataba de una mujer bilingüe, eso si me quedó grabado. Lo extraordinario del caso era que su pérdida de lenguaje había quedado limitada a uno de sus dos idiomas. Era la primera vez que me encontraba ante un caso así y tampoco tenía referencia de casos similares, pensé en revisar a fondo el tema para su posible publicación. Recuerdo que me encontraba inmersa en un proyecto de tesis relacionado con la esclerosis múltiple y el asunto no pasó de la idea a la práctica por lo que pronto olvidé el caso.

El otro día,  me encontraba desayunando mientras ojeaba la Vanguadia cuando detuve la atención en un articulo ¿ Qué idioma prefiere preservar?   mientras lo leía,  me acordé de   mi paciente;  su cara, su serenidad, con su catalán intacto y prácticamente perdido el castellano, la gran suerte que tuvo   de ser bilingüe. Con  destreza periodistica,  el artículo resumía  el  formidable trabajo puesto en marcha  por equipos multidisciplinarios de varios paises entre  los que se incluye   el Hospital del Mar de Barcelona. En esencia el trabajo consiste en crear el mapa cerebral del lenguaje de  pacientes a los que  se les debe operar de un tumor cerebral. Meses antes y durante la intervención  - despierto, bajo anestesia local- se les somete a una extensa  batería de preguntas,  frases enteras, palabras sueltas, lecturas… mientras tanto, sofisticadas técnicas de navegación electromagnética van señalando  los puntos donde se localizan las  funciones esenciales del lenguaje de dicho paciente,  entre ellas, las diferentes lenguas. De este modo se consigue operar   el tumor provocando la mínima perdida funcional. Magnifico. Resaltan sorprendentes e interesantísimos hallazgos; entre otros,  que el lenguaje materno ocupa poco espacio, por contra,  los otros idiomas ocupan más cuanto más tarde se aprenden... Grande, la ciencia, la investigación,  un lujo de enorme rentabilidad.  Quién no se entera es porque no quiere.  


                                                        

















domingo, 6 de mayo de 2012

Reflexiones sobre la maldad

El inocente, de  Visconti.  Su  expresión, la ventana abierta, nieva, se intuye lo que va a ocurrir.  ¿Es posible algo así?  Esta vez  he cambiado de canal;   la escena que más odio,  gran  película. Actos horribles, humanos, manchas eternas, ¿cómplices de maldades? Puritanos o perversos,  "Todo escritor sabe que la verdad está en la ficción"  buena  frase del novelista inglés  Martin Amis.

Reflexionar sobre la maldad humana es tarea de titanes alejados de la neurología. O no tanto. O tal vez a a través de casos clínicos podamos contribuir a descubrir esos pozos de negrura que todos intuimos en nuestro interior. Lo que podemos afirmar es que no  se trata de un concepto de peso especificamente  emocional.  Ira, miedo,  alegría,  tristeza:  nuestras emociones básicas sobre las que se superponen un sin fin de matices producto  de  la combinación entre ellas. Qué en cualquier acto de maldad se entremezclen el miedo y la ira; seguro  Pero, en todo caso, no sirven de excusa. La maldad está llena de cerebro, razón, sofisticados entramados neuronales muy por encima de las emociones. Ambición, poder, envidia... productos alejados de cualquier acto primitivo, animal. El cerebro social.  El más evolucionado. Area prefrontal. Seres humanos; capaces   de lo mejor y de   lo peor.  Planificación. Un cerebro en plena forma. Brotes de agresividad, desinhibición, como manifestación clinica de diversas patologías,  pero, la maldad, la maldad con mayúsculas no la he visto nunca en ningún paciente neurológico.  Ángeles o demonios. Tampoco la bondad anda suelta por las esquinas, ni   la enfermedad cerebral la desencadena.   Así pues,  buenos o malos, ángeles o demonios ¿ dónde os escondéis?   


                                                              

martes, 1 de mayo de 2012

Mi pequeño homenaje al sueño

Desde hace unos meses tengo una preocupación de relevancia. Gajes  del oficio. La medicina, sin  el aconsejable  distanciamiento,  puede resultar muy amarga.  A pesar de ello duermo de un tirón. Al despertarme, de inmediato, reaparece el peso, me acompaña  todo el día, pero,  dormir, duermo estupendamente. De hecho,  desde hace tiempo no dormía tan bien.   Extraño, ya que  no suele ser lo habitual.  Por lo general, ante situaciones de estrés, te suele costar conciliar el sueño, te despiertas de madrugada, te desvelas y no puedes volver  a dormir. Qué recuerde, es la primera vez que me ocurre algo así: dormir plácidamente ante la adversidad. Como si la mente inteligente recurriera al sueño cuando el problema no tiene más solución que la paciencia y su aceptación, serenidad y entereza. Podría tratarse de un estado depresivo que en vez de cursar con insomnio cursara con un exceso de sueño, dormir a todas horas, sin ánimo para abrir los ojos y levantarse. Podría. Podría, pero, no es mi caso… en cuanto suena el despertador, vuelve el peso, pero no el sueño.

Recuerdo cuando aterrizó en mi zona de despachos del Institut Dexeus el doctor Estivill. Venía a organizar una unidad de sueño  pionera en ese campo. La verdad es que, por aquel entonces, un par de décadas atrás, los neurólogos apenas prestábamos atención al sueño y sus problemas. ¿Qué utilidad podía tener registrar el insomnio de una persona que refiere no dormir bien? Pronto se demostró que mucha, muchísima.  Año tras año, la lista de trastornos del sueño que disponen de tratamiento eficaz ha ido creciendo. La incidencia de roncadores -con o sin sobrepeso -que se duermen de día por presentar el síndrome de apnea de sueño (SAS)  es elevada. Y no solo eso. Al realizar la historia clínica de pacientes con mareos, cansancio, problemas de atención...e incluir preguntas dirigidas sobre el sueño,  te asombras de la cantidad de personas que tienen este síndrome tratable. Luego llegaron las piernas inquietas. Resulta que muchas personas, al meterse en la cama, sienten la necesidad de mover las piernas, no duermen por ello, en los congresos se presentan videos llamativos. Pues, bien, el problema se resuelve o controla  con una medicación muy eficaz. Y, más, más, como los movimientos periódicos de las piernas… Doctor Sueño, querido doctor Estivill, tu unidad creció,  tu reconocimiento  cruzó fronteras, continuamos colaborando cada uno con nuestros  respectivos equipos,  sintonías que perduran,  ahí va mi pequeño homenaje a tu unidad pionera y al sueño que me permite descansar a pesar de los pesares,  buenas noches, amigos.  

Foto: entrada en F. Alicia Nuñez