domingo, 29 de diciembre de 2013

Un trozo de Cantabria


Suele ser lo habitual. Último día de consulta antes de  fiestas. En esta ocasión, un par de semanas por delante de  desconexión.  La mañana a tope de visitas. Pues bien, del cielo, urgencias, sin tiempo, un hueco, qué hueco. Llamada de dermatología: una paciente rabiando de dolor. Su  lesión cutánea prácticamente ha desaparecido con el tratamiento antiviral  para el herpes zoster, sin embargo, el dolor persiste, persiste insoportable. Claro, claro, que venga, entre visita y visita, la visitaré, para eso estoy,  entre visita y visita, otra urgencia. En esta ocasión, llama la  hija del posible  paciente. Un psiquiatra amigo en común le ha dado el teléfono de mi consulta. Desde hace unas cuantas semanas su padre no duerme; se levanta, se agita, en plena noche, se empeña en salir, medio desnudo, desorientado. Llevan tiempo queriendo traerle a la consulta, imposible convencerle, se niega, no hay manera, intentarán que venga, pero, de momento, a dos manzanas, la hija, su mujer, un minuto,  claro, claro,  que vengan, para eso estoy, entre visita y visita, las escucharé.  

Acostumbrada a tratar de solucionar problemas médicos; diagnóstico y tratamiento; milagros, no. La neuralgia postherpética es molestísima; un dolor intenso a modo de descarga eléctrica o punzonazo casi constante,   al roce, de llorar, por lo general, no responde  a los calmantes habituales -mórficos incluidos-, pero, gracias a los laboratorios farmacéuticos que invierten en investigación, existen tratamientos específicos que suelen aliviarlo. Los mismos fármacos que controlan el dolor de la neuralgia del trigémino ayudan a disminuir este dolor provocado por la inflamación de la raíz nerviosa afecta por la infección  del virus del herpes zoster que a pesar de darse por curada  con el tratamiento antiherpético, en ocasiones, continua doliendo, a veces durante meses.  Se trata de una medicación cuya tolerancia no siempre es buena y es preciso iniciarla a dosis bajas e irla subiendo paulatinamente. Así se lo explico: como tomarla y como retirarla en caso de que no la tolere bien. Esperemos  que la tolere bien, esperemos que en unos días  el dolor sea  más soportable e incluso llegue a desaparecer,  la animo. El pesimismo te lava las manos,  pero, no ayuda a nada más.   

El caso del paciente que no quiere venir a visitarse es mucho más complejo. Sin paciente; adivinos, no. Por lo que me explican, puede estar comenzando una demencia degenerativa, no obstante, sin verle, imposible diagnosticarle, además, de confirmarse, deberá realizarse el estudio etiológico correspondiente que incluye  una resonancia cerebral y una analítica para excluir determinadas causas secundarias; un tumor cerebral o un hipotiroidismo entre otras posibilidades. "Al menos, mientras le convencemos para que venga, denos un tratamiento para calmarle". Qué   fácil parece. Qué difícil.  Y es que, en una persona de  edad avanzada, especialmente si presenta un deterioro cognitivo, los habituales ansiolíticos no solo no mejorar el problema del insomnio y  ansiedad, sino que lo empeoran; aumentan la agitación. Lo único que puede ayudar a mejorar el cuadro clínico referido son los neurolépticos; medicación con bastantes efectos secundarios, por lo que, sin ver al paciente, no puedo prescribirlos. Cara de desesperación familiar. Pienso en el psiquiatra amigo. "Hablen con él, quizás él pueda ir a visitarle a su casa". Pero si les ha aconsejado que le visite yo… "O quizá su médico de cabecera…"  No tiene médico de cabecera. Entre la espada y la pared, al fin,  opto por darles una receta con dosis muy bajas del neuroléptico de mejor tolerancia y a ver si hay suerte y el paciente después de fiestas accede a venir a visitarse.

Pasadas las tres de la tarde, salgo de la consulta. Cantabria me espera,  un trozo de Cantabria, me ilusiona la idea, comprarme un terreno y plantar una cabaña, a ver qué encuentro, me la imagino mientras ando hacia mi casa, mi  ciudad, Barcelona, mi tierra, mi tierra, un trozo de Cantabria,  a ver qué encuentro.
 
Foto: Isabel Güell
 
                                                              


viernes, 13 de diciembre de 2013

La sonrisa de Obama


Se acercan las navidades, como cada año, sin  ánimo de aguar  planes ni comidas, deseando que pasen, campanadas incluidas. Poco espíritu navideño en mis redes neuronales, ni de niña me inspiraba.

Mente y espíritu.  El tema merece un tratado de varios tomos, por mi parte,  tan solo unas pinceladas de lo que sé  y siento,  de lo que ignoro por completo  y sin embargo  estoy convencida de saber. Curiosa contradicción  cuando nos  asomamos al abismo de lo que nunca sabremos.  Qué la vida se acaba es una evidencia aplastante; llegada a cierta edad, semana si y semana también; amigos, familiares, conocidos que saludaste ayer, pero qué es esto, no puede ser, pues es, qué se le va a hacer, evidencia tras evidencia, un salto, la vuelta al revés;  que la muerte existe: pues yo que sé, más que un misterio, un vacío, un inmenso y desolador socavón de adioses mientras nos llega el turno.  

Mente y  espíritu. La ciencia no deja de asombrarnos. “Quiera el alma  estar siempre sufriendo de este mal” escribe Santa Teresa de Jesús sobre sus repentinos y placeteros  ataques místicos: la Virgen, ángeles o Dios entre sus pucheros… La Santa epiléptica, puesto que  dichas visiones - según  los neurólogos estudiosos del tema-muy probablemente eran provocadas por un foco irritativo en determinadas áreas de su cerebro. Respecto al misterio de los misterios, un neurocirujano canadiense llamado Penfield, sin pretenderlo, aportó valiosas pruebas;  implantando  electrodos en la corteza o superficie del cerebro de sus pacientes, en plena operación con anestesia local, descubrió que el cuerpo entero está representado en nuestra corteza. Estimulaba un punto y se movía una mano, un pie… Pues bien,utilizando esta misma técnica  se han publicado estudios  con resultados sorprendentes; desde los  ataques de risa provocados al estimular determinadas áreas frontales, a la  intensa sensación de trascendencia espiritual experimentada al aplicar el estímulo eléctrico en una zona del lóbulo temporal. Impresionante. Para meditar. Dios en nuestra corteza. Creyentes o no; trascendencia espiritual grabada en nuestras neuronas. Nada más y nada menos.

En fin, se acercan las navidades, qué le vamos a hacer,  buenas fiestas queridos lectores, menudo añito, casi todo para olvidar, entre tanto  desvarío local y universal, cuesta escoger algo pare recordar,  por mi parte,  me quedo con la sonrisa desviada de Obama ante la cara de mosca perruna de su mujer, a por el 2014,  suerte de corazón.
                                                    
                                                 











                                    













martes, 10 de diciembre de 2013

Bravo, amiga


Acaba de salir de mi consulta una amiga que ha venido a comentarme la situación clínica de su padre.  Sus ganas de ayudarle, mejorar su calidad de vida, buscar la mejor alternativa médica; serenas, delicadas, un diez. Son momentos difíciles para el paciente y su familia; asumir la enfermedad, saber a qué atenerse.

Los cuadros degenerativos del cerebro son frecuentes a partir de cierta edad. Y frecuentísimos entrados en la octava década de la vida en donde por ejemplo las demencias alcanzan una prevalencia de casi el 50%, es decir, de dos personas de más de 80 años una tiene la enfermedad de Alzheimer; lo sepa o no; a menudo ignorado, infravalorado, atribuido  al normal proceso de envejecimiento: error de peso dado que en la actualidad se disponen de medicaciones que frenan el proceso evolutivo de dicha enfermedad. Y, justo a esa edad avanzada, si se logra detener el deterioro, se logra mucho, mucho; autonomía y autonomía; si la memoria falla, que falle, pero, al menos, que la actividad cotidiana se mantenga aceptable. Y, repito:  la medicación actual para las demencias degenerativas o  vasculares habitualmente enlentece un proceso evolutivo que cogido al inicio de la enfermedad en edades avanzadas, pues eso, se frena más o menos el deterioro, algo vital para que esta última etapa sea lo más autónoma posible.

La edad y los múltiples problemas médicos asociados; unos con tratamiento para paliar los síntomas, otros no; todos importantes de diagnosticar, mejorar en la medida de lo posible, enlentecer su evolución; síntomas y dificultades cotidianas; problemas de equilibrio, trastornos motores ya sean por cuadros parkinsonianos   o por otras causas;  muy a menudo multifactoriales con caídas y fracturas… sino la norma, tan frecuente que rara es la persona que llega a una edad avanzada manejando su propia vida como desearía;  pero repito y repito; el diagnóstico es básico para enfrentarse a lo que vendrá con las herramientas y estrategias adecuadas. Suerte y paciencia; disfrutar de las facultades que permanecen intactas, adaptarse, vivir al día, proyectar, programarse actividades que mejoren el deterioro, lo enlentezcan, calidad de vida, calidad de despedida. Bravo, amiga.  


Foto:  Arend ?
Entrada F. A. Nuñez.                                        
                                 






domingo, 17 de noviembre de 2013

El mundo de hoy



He viajado a Viena con el libro de Stefan Zweig (1881-1942) “El mundo de ayer, memorias de un europeo” más que una autobiografía, el destino de toda una generación que le tocó vivir  dos guerras mundiales, puntualiza en el prologo  el autor. Cómo vienés, judío, escritor, humanista y pacifista… toda una referencia que me apetecía releer aprovechado las dos horas y media de vuelo a una ciudad a la que me hacía especial ilusión visitar recordando un viaje familiar hace un montón de años. Y de nuevo mi padre en una nube. Ya me lo adelantó una prima mía en el funeral.  A partir de ahora lo tendrás  mucho más presente. Razón y corazón, nostalgia de fondo, un punzonazo en cada esquina,  cariño eterno. Entusiasta de este esplendido escritor, devorador de sus libros publicados en la editorial  Acantilado… sigamos con Viena.

Señorial, uniforme quizás en exceso, bella y serena, pasear por el centro de esta ciudad  te traslada de inmediato  a la Viena de principios del siglo XX que tan magníficamente describe Zweig;  vida interior,  amor por la cultura, conservadora pero, a su manera, respetuosa y receptiva, crítica y exigente comenzando con ella misma. “El arte siempre alcanza la cima allá donde se convierte en motivo vital para todo un pueblo” La ciudad de Strauss, Haydn, Beethoven, Mozart… de Freud... de Stefan Zweig entre otros grandes poetas y escritores nacidos o acogidos en esta ciudad de cafés y tertulias, teatros, librerías, museos…  cuesta  imaginarla inmersa en el foco de las dos grandes guerras mundiales que devastaron Europa, bestial jaula de atrocidades,  cuesta  tanto que,  simplemente, paseas,  te sientas en sus cafés, como a comienzos del siglo XX,  la misma sensación de  bienestar y seguridad, mirando  a las guerras y hambrunas de épocas anteriores como si se tratara de un tiempo superado en que la humanidad era menor de edad y no lo bastante ilustrada… sucedido lo sucedido... evidente comentario:  abiertos o incluso cerrando los ojos,  no olvidemos la historia.  Por cierto, el paraguas en la maleta hasta aterrizar en Barcelona, lo siento por los austriacos del vuelo, me alegro por nuestra ciudad y el poco verde que tenemos.


Foto:  Isabel Güell
Opera viena                                    
                                    




domingo, 10 de noviembre de 2013

Henry y Cato


Este verano pasé un par de semanas deliciosas  absorbida por la historia de “Henry y Cato” de Iris Murdoch. Dos personajes frágiles e  inmaduros   ante su destino;  de esas novelas que entre paseo y paseo, baños, cenas con amigos.. te complementan el día, te aportan y entretienen,  te hacen sentir, casi  vivir  la vida de sus protagonistas; perfectas para el verano. Con “el mar el mar”  descubrí a esta gran escritora irlandesa; su manera de captarte, trazar personajes y enfrentarlos a la vida y sus decisiones, con “Henry y Cato”, definitivamente, a sus pies, su pluma, ligera y  natural,  novelesca, certera y absorbente; un placer, el placer de la lectura.
 
Como neuróloga especializada en el adulto son muchos los problemas del lenguaje que acuden a mi consulta: dificultad para  encontrar la palabra adecuada o anomia, pérdida brusca o progresiva de la capacidad para hablar o entender. Lenguaje motor y sensitivo; hablar y escribir versus entender y leer. Desde hace años, se conocen las distintas áreas cerebrales implicadas en cada una de estas funciones relacionadas con el lenguaje. Nos manejamos con la seguridad de quien sabe donde se encuentra el fallo  y sus causas. Pero, en concreto, sobre la dislexia  o dificultad en el aprendizaje de la lectura y escritura  que aparece de forma inesperada en un niño con coeficiente  de inteligencia normal, poco sabemos o sabemos mucho más por lecturas que por experiencia dado que corresponde al neuropediatra  dicha consulta.

En mi caso, cuando escribí el capítulo sobre el lenguaje de mi libro divulgativo “el cerebro al descubierto”, me sumergí en este tema  a base de lecturas especializadas; aprendí sobre lo que se sabe y lo que aún no se sabe pero se está camino de saber, sobre lo que se desconoce y sería vital conocer para enfrentarse a este frecuente problema del niño cuyo diagnóstico no siempre es sencillo debido a las amplias variaciones dentro de la normalidad. Me remito a mi libro donde trato de resumir lo que aprendí y que puede servir de línea de partida para ampliar conocimientos sobre el tema a los padres que ven como sus hijos más listos que el rayo se ven abocados al fracaso escolar si no se les ayuda con programas individualizados en manos expertas que  recurren a los conocimientos actuales de cómo se organiza el procesamiento normal de la lectura y escritura en el cerebro para tratar de corregir este grave déficit de aprendizaje,  conocimientos que distan mucho de ser suficientes, pero, se avanza, se avanza… Paciencia y resignación a medias, qué remedio, me dirían los padres de estos niños más listos que el rayo. Clases individualizadas, esfuerzos extra… lo que no aprenda un niño… pienso, cerebros como esponjas frente a los cerebros del adulto que poco tienen de esponja y  muchas capacidades limitadas por no haberlas desarrollado a tiempo. Ventanas de oportunidad, otro día, para otro día, “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” los refranes son mi debilidad, lo reconozco.
 
Foto entrada en Facebook
 
 
 

 

viernes, 8 de noviembre de 2013

El último concierto


El último concierto; esplendida; actores, guión… y  Beethoven.  En una entrada de este blog comenté mi pasión o más propiamente  sintonía   infinita hacia sus sonatas de piano; desde hace muchos años, mientras escribo,  baño,  leo… me acompañan, envuelven, llenan de algo así como una serena  profundidad.  Pues bien, el último concierto me ha aportado otro compañero de viaje; otro flechazo de por vida; el cuarteto para cuerda Opus 131 de B. Escuchas música y no basta,  de repente, la descubres, te empapa,  eso me ha ocurrido, deseando llegar a casa para seguir escuchandola.

La escena en que la que el violonchelista del cuarteto acude a una neuróloga preocupado por su incipiente torpeza con los movimientos finos de su mano  y, ésta, solo verle entrar arrastrando un poco la pierna y con el brazo algo pegando al cuerpo sin el balanceo habitual,  ya intuye, ya sabe, explora con habilidad lo que debe explorar para confirmar su impresión diagnóstica: enfermedad de Parkinson, me ha trasladado a mi consulta.  

Día tras día, visita tras visita, el médico, como quien se pasea por su casa,  diagnostica enfermedades sobre las que disponemos de tratamientos  para aminorar los síntomas y enlentecer su curso evolutivo, pero poco más. La esperanza de un presente más o menos aceptable;  clavo no ardiente al que hay que aferrase. Si de momento  puede tocar el violonchelo, pues fantástico, muy probablemente, en unos cuantos meses,  lo tocará con más dificultad, imposible en concierto... pero, por lo demás,  usted siga su vida, tome esta medicación y  procure  moverse, andar...  ah.. y no deje de tocar el violonchelo,  aunque lo toque peor, magnifico ejercicio para su  agilidad manual. Ánimo y vuelva dentro de tres meses. Más o menos, así. Luego entra otro paciente; con suerte, un paciente que se encuentra mucho mejor desde que toma la medicación que le indicaste  por sus frecuentes migrañas. Y te alegras. Te olvidas del otro paciente hasta que al cabo de tres meses vuelve más o menos con las mismas quejas; quizás un poco mejor desde que inició la medicación; sigue tocando  el violonchelo aunque sus dedos no responden al nivel  exigible; el ultimo concierto; te invita.

Mientras escribo esta entrada, alguna pausa, pausas donde respiro y cierro los ojos y escucho la música de fondo; cuarteto para cuerda  opus 131. Suena un movimiento lento, como en casa, pasión y sin apenas luz, esperanza.  El último concierto, ya me contareis.


Foto: Xavier Miserachs
El  Born 1964



viernes, 1 de noviembre de 2013

Aturdimiento o mareo cefálico

Llego de dar un paseo  matutino por  el Raval  y he entrado en el CCCB para ver  la recién  estrenada exposición sobre Espriu.  De nuevo el lenguaje y su excepcional trascendencia, no obstante, en esta ocasión, no voy adentrarme entre sus lineas.  Sencillamente, hoy tengo un día espeso. Aturdimiento, un no sé  qué dentro de mi cabeza  que podría llamarse pereza mental, acompañado  de  una muy leve sensación  de flotación, como me comentan muchos  pacientes que acuden a mi consulta. Sensación o malestar que con frecuencia  llevan semanas o meses notando. Algún día, o momentos, no la notan, sin embargo, dicha sensación -que cuesta deficir por imprecisa-  vuelve a aparecer, día  tras día, no les  impide seguir  su ritmo de vida, pero casi; preocupados.   

De médico en médico, otorrinos, cardiólogos, traumatólogos...  el paciente suele tardar en acudir al neurologo. Nada más sentarse  y referir este tipo de mareo tan característico como subjetivo e inespecífico, sé perfectamente  que su exploración neurológica será normal. No obstante, la exploración neurológica es sagrada;  así que paso a realizarla.  Eso si, dirigida al problema en cuestión, cómo en cualquier oficio, la experiencia  evita perderse  por las ramas.  Comienzo pidiéndole que  se mantenga de pie con las piernas juntas y los ojos cerrados; prueba llamada  de Romberg. Durante unos segundos,  observo si se mantiene firme o se tambalea. Por sorpresa, en la espalda, un pequeño empujón  para  ver si  aguanta la posición.  Luego le indico que camine lo más natural posible de lado a lado de la consulta, y posteriormente con un pie delante del otro. Sentado en la camilla, con un pequeño y característico martillo de neurólogo, le exploro los reflejos. A continuación le pido estire  los brazos al frente  y los mantenga en dicha posición con los ojos cerrados. Paso a valorar la coordinación motora. Los brazos en cruz, bien extendidos, con la punta del dedo indice debe tocarse la punta de la nariz.  Confirmado mis sospechas iniciales; ante un mareo tan inespecifico, la exploración neurologica suele ser normal. Cómo único hallazgo, en ocasiones,  un mínimo tambaleo en la prueba de Romberg; demasiado mínimo como para darle valor patológico.

Ahora toca lo más dificil. El paciente busca una explicación a su mareo y ningún especialista se la ha dado, como si se lavaran las manos, y él continua con su mareo, como no va a tener nada. Algo debe de tener. Explicarle que  tampoco presenta a nivel neurológico una causa que jutifique el cuadro sin que salga más desesperado de lo que ha entrado, no es tarea de principiante.  Nada que haga sospechar en un proceso intracraneal, ni tumores ni nada  significativo. Mejor, mucho mejor, claro, mejor que  un tumor cerebral  cualquier cosa, pero.. ¿Entonces ? Sin necesidad de palabras, eso está pensando el paciente.

Pues, entonces, como ocurre con muchos síntomas que uno tiene y los médicos no encontramos causa alguna,  entonces el origen del mareo probablemente no sea otro que el stress, la ansiedad que sale al exterior de muy diversas maneras. Mareo de probable origen psicosomático, apunto en la historia clínica. De evidenciarse contractura de la musculatura paracervical, se   pauta  una medicación suave al acostarse que  le ayudará  a dormir y relajar la musculatura. Si no mejora,  ya encontraremos la solución,  intentando animarle; técnicas de relajación, un  psicólogo o psiquiatra especializado en síntomas psicosomáticos…  le aconsejo vuelva a visitarse en unas semanas, mientras me despido y noto que se marcha algo más tranquilo que cuando entró, no del todo convencido. Ahora que pienso… la próxima vez, me pondré de ejemplo…  hoy me siento algo aturdida, cierta sensación de pesadez  cefálica… “El ultimo concierto” he quedado para ver esta película que me han recomendado, a ver si me despaja la mente.  Ya os contaré.

 
 
Cielo del Báltico: Gloria Gauger


 

 

lunes, 28 de octubre de 2013

Las dos Españas


Escuchando una entrevista en canal 33  a Joan  Margarit  (premio nacional de poesía 2008) he disfrutado, aprendido, reflexionado. Arquitecto y poeta; natural  y contundente, humilde y seguro de sí mismo…  su poesía te  arrastra a la lectura, pero también a la vida, así  le definen en el reportaje Pienso luego existo. No soy lectora de poesía, me gustaría serlo;  flagante contradicción que apunto.  La palabra en estado puro,  inalcanzable,  oscura y bella… cerrado el apartamento de la playa… recitada o dicha por Margatit; un placer.

Y, de repente, en plena entrevista, distendida, preciosa entrevista, sale el tema de las dos Españas. Y, por un momento, su palabra certera convence, me convence…  “el lenguaje es mucho más que una herramienta de comunicación”  cierto, muy cierto, la mejor de las armas; la palabra certera.  Y, una vez pasado ese instante de embelesamiento o anestésica  sumisión... entiendo, pero, al mismo tiempo,  me hubiera gustado  que otro poeta o pintor de  palabras certeras le hubiera contrarrestado. Democracia reciente, realidades que nos confunden, pienso. En resumen: a Catalunya no la entiende ni Dios. Ni  rojos ni azules, ni casposos del pasado ni  progresistas, poetas, arquitectos,  de norte a sur,  así lo respiro entre viajes y amigos; señores;  España; más que simplificarla o dividirla en buenos y malos, también convendría entenderla... normales, personas normales, la mayoría, como aquí, cómo allá... poesía, más poesía, como una poesía  de Margarit… partiendo de  una anécdota personal, una realidad sensorial, el poema avanza hacia lo que no se ve… buscar dentro de uno algo que también esté dentro del lector, algo universal; complejo oficio, el del poeta,  llegar a la verdad, una verdad que  existe pero debió romperse en mil pedazos --frase de Espriu que nos recuerda Margarit-.  Buenas noches a todos.  




Foto: Hans Monheim




sábado, 12 de octubre de 2013

Saber o no saber


“Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" en los enamoramientos, Javier Marías, se adentra una vez más con  originalidad y maestria  en esta  apasionante  obsesión. Escuchar detrás de la puerta. Enterase de algo que quizá sería mejor no saber. Saber o no saber, esta es la cuestión.   

La medicina es buen ejemplo de ello. Informar al paciente de su problemática de salud con toda su crudeza o esperar que te llame el familiar para hablarle con claridad y que éste decida  lo más conveniente según cada caso y opinión.  Un dilema más difícil de lo que en principio pudiera parecer. “Mire usted, caballero, sus problemas de memoria son debidos a un inicio de  una demencia tipo enfermedad de Alzheimer; la medicación actual  junto con el trabajo diario de su memoria  le ayudará a enlentecer el proceso degenerativo cerebral que presenta, pero, irremediablemente irá perdiendo destrezas cotidianas hasta necesitar cuidador veinticuatro horas”  Delicada situación. Por un lado, el paciente tiene pleno derecho a recibir la información completa sobre su estado de salud y pronóstico esperable, pero, por otro, por otro… para qué informar de lo que el paciente no pregunta ni tiene ningún deseo de saber. Cada proceso médico es un mundo y cada paciente también; un  dilema  diario en la consulta del médico. Saber o no saber. Informar de  tal manera que el paciente que quiera saber  salga de la consulta sabiendo lo que quiere y, sobretodo, debe saber, y, por otro, el que no quiera saber, salga sabiendo lo mínimo indispensable para que siga las indicaciones médicas oportunas; con más o menos acierto, así  procuro actuar.  La experiencia te ayuda a intuir, acertar. Ni en las aulas, ni en un par de años de ejercicio médico; son años y años de experiencia, errores, aciertos. Saber o no saber;  más que una cuestión; un problema que en medicina  es menos problema de lo que pudiera llegar a ser gracias a que  el paciente, por lo general, dispone de un sexto sentido para entender lo que quiere entender; buena virtud; excepciones al margen, pero para eso está la divulgación científica y un médico de cabecera de confianza para informarnos sobre lo que nos  ocurre y nos podría llegar a ocurrir en caso de optar por no saber.  Pero, volviendo a  la vida y sus batallas más románticas;  amores y desamores, traiciones y secretos... no hay médico que valga...  escuchar detrás de la puerta...  “Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" comparto opinión.

Foto: Vicky Thebonn


martes, 8 de octubre de 2013

El viaje como símbolo


Mi sueño de ayer noche  invita a analizarlo. Me encuentro justo delante de unas casas pareadas despidiéndome de familiares, amigos (ninguno de ellos distinguible, si bien la emoción candente emite  cercanía) Mi maleta frente a la puerta de los vecinos. Al ir a recogerla; esfumada; en su lugar, un carrito de aeropuerto. Reacciono decidida. Entrar a saco en  la casa del vecino; desconocido vecino. De momento, no interpreto, sólo cuento.

Sigo con mi sueño. Ahora viene  la parte más peliculera. Una pistola;  necesito una pistola, o un cuchillo a falta de pistola. Mis parientes y amigos no están por la labor. Pienso en la maleta y su contenido: ropa recién comprada en Londres para el verano; nada de valor que justifique mi  deseo a punto de ejecutarlo. La pesadez de ir de compras, como gran problema, en todo caso, irresistible perdida, lo siento, voy a entrar, pase lo que pase, cuarto por cuarto, nadie me convencerá de lo contrario. El caso es que así acaba el sueño. Me despierto antes del fin, o es que acaso los sueños no suelen  tener fin, bonita manera de finalizar, así  vuelan más que pesan.

Ahora toca descifrar el sueño. La maleta como símbolo central. Busco su significado en el prestigioso  y muy recomendable  diccionario de símbolos de Jean Chevalier. Maleta. No sale. En su lugar, se me ocurre buscar "viajar".  El viaje como símbolo se resume en la búsqueda de la verdad, de la paz, de la inmortalidad. El viaje expresa un profundo deseo de cambio interior. Ahora toca pensar. A ver qué pensáis vosotros.

Teniendo en cuenta esta interpretación simbólica del viaje, parece lógico la desaparición de la maleta; sencillamente, sobra.  Busco la palabra  "pistola"; tampoco sale. Busco cuchillo. “El simbolismo de cuchillo va frecuentemente asociado a la idea de ejecución judicial, de muerte, de venganza, de sacrificio.”

 En fin, me quedo con "el viaje", las ganas de cambio, la tercera y última parte de mi vida profesional; la maleta;  una pesadez, las maletas y los trastos a trasladar, así que mejor así, sin maleta a pesar de que en el sueño parece estoy prácticamente dispuesta a matar por mi maleta. Parece, solo parece, ni entro en la casa del vecino, ni salen pistolas ni cuchillos, parece, solo parece, me despierto sin sobresaltos. Buen sueño, amigos, a  tiempo de empezar de cero, de cero o sin maletas, interpreto, tomo nota.  

Foto entrada en F.por  Gloria G
.


sábado, 28 de septiembre de 2013

El motivo de consulta


Acaba de cumplir  ochenta años, aparenta unos setenta y pocos.  Entra en mi consulta acompañado de su mujer y se sienta tras darme cordialmente la mano, leve sonrisa incluida. Perfecta  manera de  darse la mano no sólo entre médico y paciente sino en general.
 
Mirada inteligente, distendida, a la espera, me permite  arrancar la historia: el motivo de consulta. Perfecta manera de comenzar la visita médica. Lo que le ha impulsado a venir a visitarse. Lo que más le preocupa entre sus  preocupaciones.
 
Le preocupa su memoria. Me detalla fallos de memoria que exceden a lo que observo. Una capacidad de expresión oral y razonamiento envidiable. Su lenguaje no solo es fluido sino que enlaza frases largas con un léxico exquisito. Sin embargo, refiere perder el hilo de la conversación con cierta frecuencia, algo que no le ocurría y le ocurre desde hace unos meses; se queda en blanco a mitad de conversación, si le interrumpen mientras habla, no retorna a lo que estaba explicando.

Entre sus explicaciones deja espacios o pausas naturales  que me permiten preguntarle detalles de sus supuestos problemas de memoria que me ayudarán a concluir mi impresión diagnóstica.  Perfecta manera de realizar una historia clínica. El paciente habla, el médico escucha, va apuntando datos sin apenas notarse o interferir en la conversación; distendida, ordenada.

Paso a explorarle con preguntas específicas de memoria y otras funciones superiores y confirmo que su rendimiento es correcto, sin fallos que indiquen o apunten hacia un inicio de deterioro cognitivo preocupante. No obstante, si pierde el hilo de la conversación con frecuencia,  lo aconsejable es explorarle más a fondo con un test neuropsicológico centrado en los distintos tipos de memoria y lenguaje entre otras funciones cognitivas. Así se lo indico, y así quedamos. El test nos ayudará a descartar lo que ya puedo descartar con mi visita y exploración, pero, sobretodo, confirmará sus discretos fallos de memoria reciente o inmediata que pueden atribuirse a la propia edad, pero de ser debidos al normal proceso de envejecimiento cerebral  no deberían ir a más y se debería mantener más o menos estacionado, con  un buen rendimiento en su día a día y en los test de memoria que según los resultados y evolución sería aconsejable realizar cada uno o dos años.

En fin, otro día seguiremos con el tema de la memoria y lo que debe o no preocuparnos, hoy quería resaltar la importancia de comenzar la historia clínica con el motivo de consulta. Sentido común y escucharse, exponer con claridad lo que preocupa y detallarlo, analizarlo. Algo así como organizar un sencillo referéndum con un motivo de consulta claro  para saber dónde estamos y en función del resultado programar las pruebas o pasos adecuados o vías de sentido común. Así de sencillo, pero, por lo visto, lo sencillo y razonable no interesa ni a unos ni a otros. Así estamos.

 
 Van Gogh

                        

                                              


jueves, 26 de septiembre de 2013

Paseando por le Louvre


Hace un par de  días, paseando por el Louvre,  recordé  unas reflexiones  de George Steiner que se encuentran  en su libro Errata;  uno de mis libros más admirados, osea que probablemente lo habré ultizado antes como referencia en alguna entrada anterior.  A través de un lenguaje fluido e intenso, directo  y profundo,  erudito y al mismo tiempo de una sencillez admirable,  te introduces en su pensamiento y te induce a reflexionar sobre tus propias opiniones; un sabio,  uno de los grandes.

Sigamos con mi paseo. La inmensidad del Louvre está francamente bien resuelta bajo esa genial piramide de luz y modernidad; tres grandes zonas; tres féminas como referencia mediática: la Gioconda, la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia. Dos horas de margen - escasísimo margen-,  suficiente para las pretensiones de mi paseo. Sin prisas, relajada, mirando sin apenas detenerme…   Crecí poseído por la intuición de lo particular, cada hoja difería de las demás en cada árbol… el detalle podía no tener fin¿Cómo pueden los sentidos, cómo puede el cerebro imponer orden y coherencia en el enjambre de la existencia?...”  se pregunta   Steinery yo con mi paseo a la inversa; esculturas, antigüedades, objetos,  pinturas…  al vuelo  y, sin embargo, en cierta manera,  integrada; cultura, belleza, historia,  humanidad...  algo  en lo que  también  profundiza  Steiner en su libro Errata: estudiantes de la universidad de Oxford a la suya  pero empapándose de sus paredes, su cultura;  así me sentí en mi paseo tempranero por el Louvre; un paseo como de campo, entre arboles y flores; esculturas, pinturas,  infinidad de detalles pasados por alto  pero con la sensación de  que mi cerebro salía enriquecido de la visita. La luz de un día soleado en Paris, a buen seguro potenció el optimismo de mis neuronas. Contemplación y reflexión interior… pregunta tras pregunta, se pregunta Steiner…  ¿Qué es un clásico?  ¿Por qué pervive a lo largo del tiempo, en distintas lenguas y en sociedades cambiantes? El clásico nos interroga cada vez que lo abordamos. El modo en que nos atrapa, las exigencias que nos plantea  y las preguntas que nos formula son a un tiempo las más sutiles y las más urgentes. Pues eso, amigos, Paris, un maravilloso clásico.  Por cierto, a la Victoria de Samotracia no la encontré por ninguna de las tres entradas,  a  la Gioconda la vi de lejos  taponada por brazos, móviles y camaras fotografiarla tras su cristal protector y sobre  la Venus de Milo... pues que decir... diosa  griega del amor y la belleza;  no me sedujo.

 
Foto: Isabel Güell


                           
              



                                         
 


domingo, 15 de septiembre de 2013

Valentía ante la vida


Reacciones admirables. Ver al señor Sanchez Llibre tratando de bloquear la entrada de un matón fascista en la sede de la Generalitat de Catalunya en Madrid no solo me ha emocionado  sino que me ha despertado  más catalanidad que la participación masiva de manos unidas a modo de cadena humana festejando y reclamando el derecho a decidir sobre la  aspiración de un estado  independiente. Escucharle posteriormente  alabar a los madrileños en general y su formidable capacidad de acogida, me hizo pensar que hubiera sido el mejor de los representantes de la candidatura olímpica de Madrid 2020. Justo eso deberían haber resaltado; no hay ciudad más abierta que Madrid, más acogedora con él que llega a sus calles maletas en mano. Así lo viví durante mis años de residente en el Hospital Ramón y Cajal. Una ciudad  única en cuanto a esa inestimable cualidad de acogida.

Pero sigamos con esas reacciones espontaneas e individuales  que nos llenan de admiración y valen más que mil palabras o millones de manos unidas – sin pretender en absoluto menospreciar el gran movimiento levantado en torno a un sentimiento de país -. El sentido de la dignidad. Gutiérrez Mellado en 1981 fue todo un ejemplo de valor ante las pistolas.  Mas  desapercibida,  la reacción de Sanchez Llibre ha sido igualmente de las que te hacen sentir orgullosa de ser persona. Desde el corazón y el cargo que se representa; coraje  ante lo intolerable; injusticias, actos de violencia… valentía elevada a la categoría de dignidad que no sé si abunda o no -sinceramente creo que no-  aunque hablando de valentías en general,  la medicina es un saco sin fondo de heroicidades. 
 
Valentía ante la vida, la enfermedad, cuántos ejemplos de dignidad humana en la consulta del médico. El joven en su silla de ruedas sobrevolando obstáculos, barreras, dolores, dificultades miles. El ciego  capaz de potenciar otros sentidos, vivir una vida plena,  crear empresas… desde aquí un recuerdo a mi pariente Ignacio  Satrústegui fundador de la ONCE al que una bala le atravesó ambos ojos en la guerra civil pero ni mucho menos detuvo sus múltiples valores y capacidades vitales.  Siento no haberte llegado a conocer, siento que ya no estés para recoger el premio príncipes de Asturias que os acaban de conceder; felicidades desde aquí abajo y un abrazo a tus descendientes. El coraje mantenido frente al coraje puntual;  ambos admirables, humanos; matones y cobardes incluidos, así es la vida.   


Foto: Un cuarto de Luna



 
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lo que somos o no somos


Fidelidades y traiciones, pistolas, venganzas... qué me perdone mi masa cerebral bondadosa, pero acabo de ver por enésima vez la primera parte de la serie el Padrino y me ha vuelto a entusiasmar.  Un Marlon Brando majestuoso, paternal, líder nato  con un toque de piedad  que  le engrandece y debilita al mismo tiempo. Un jovencísimo  Al Pacino – enorme papel- que comienza la película en plan angelical y va adquiriendo peso y determinación hasta recoger el testigo de su padre  arrasando  implacable. La última escena negando la evidencia a su mujer –Diane Keaton-  y ésta aceptando su respuesta -entre silencios y miradas- es colosal;  a sus pies, don Corleone.

Lo siento, amigos, la mujer en segundo plano, disparos a bocajarro, chantajes, poder, dinero, mafias y venganzas… absolutamente despreciable  en la vida  real; en buenas manos de ficción: irresistible. Qué incongruencia, qué dualidad extraña y  verdad. Ficción y realidad. ¿Doble moral? Pienso sobre ello  y no me atrevo a opinar, sino  tan solo a dejar constancia de una evidencia; los héroes de nuestras neuronas aún llevan pistolas. Erradicar la violencia es -y sobre todo debería ser- el objetivo principal de nuestro planeta. Cuánta maldad quedando impune. Cuánta injusticia. Nuestros cerebros supuestamente angelicales  mientras disfrutan viendo en ficción lo que no debería ser; aplaudiéndolo sin vergüenza ni complejos. He escrito varias entradas sobre la maldad ¿Por qué será?

Siendo el día que es, con todos mis respetos, se me ocurre una apreciación en clave catalana.  ¿Somos lo que no somos y no somos lo que somos? O ¿somos lo que somos, pero con restos de lo que fuimos y todavía somos pero vamos camino de no serlo? Enrevesado en exceso, en todo  caso, ante un cerebro evidentemente inmaduro en su evolución, la manipulación está servida. Ojo al dato. Qué el espíritu crítico de nuestras neuronas nos mantenga libres y conscientes de lo que pensamos y dejamos de pensar.  Buena organización, eso si,  una flecha unidireccional, pero en fin,  en todo caso, deseando votar cuanto antes  la votación de lo que somos o no somos o somos pero no nos dejan ser. Pensando tanto, esto de ser en conjunto... quizá  ni siquiera es. 
 
Foto: El Padrino
 
                                   


 



sábado, 31 de agosto de 2013

¿ Cuánto dura el enamoramiento?

 


Me lo temía. Fagocitado por el turismo, aún conserva parte de su encanto, pero pasear por el Trastevere ya no es lo que era. La infelicidad comienza dramatizando perdidas, -¿mía?- en todo caso, eso debí pensar este verano ante el primer impacto un tanto decepcionante, pues, terminadas las conferencias de la jornada siguiente, insistí en la zona. En un par de vueltas, encontré lo que buscaba. Como si fuera ayer; la misma terraza entoldada; pequeñas mesas redondas con manteles anaranjados, setos delimitando el espacio a ambos lados y el frente abierto a una pequeña plaza. La encontré y la disfruté hasta el punto de saltarme las protocolarias cenas de grupo. Un café, un gin tonic, plato del día, pasta o pizza, sentada sin agobios ni prisas. Los enamoramientos, de Javier Marías y una guía de Roma como compañía.

De la soledad ocasional (en especial si es voluntaria) se saca mucho provecho – ¿mía?-  si uno se pone a escribir, lógicamente  salen frases, no van a salir cuernos; tuyas, crees,  en caso contrario,  se matiza y se cita al autor de conocerse. De todas maneras, sea mía o no la frase, el mérito – para  llamarlo de alguna manera- el mérito no es mío sino de lo sucedido; sentada con mi libro y mi mente relajada, mirando sin exactamente mirar, trasparente. Y, de repente, le vi.

No era él, pero se parecía a él. Puesto que no era él- aunque se pareciera a él-  podría haber conservado su edad;  podría, pero no; a cuestas, sus quince años de más, quince años de desconexión total. Y me surge una pregunta menos estudiada que planteada y no me extraña nada de nada porque lo que realmente importa del amor, o más propiamente del enamoramiento, - terminos que aunque se confunden, no son lo mismo, como puntualiza  J. M en su estupenda  novela-  lo que realmente importa del enamoramiento es vivirlo y no estudiarlo ¿ Cuanto dura el enamoramiento?  En todo caso, en el caso en cuestión, quince años, ya son años.

Pues bien, aunque no era él y por tanto no me conocía, supongo que se dio cuenta de que le estaba mirando.  El caso es que sonreí y me devolvió la sonrisa, o me sonrió y le devolví la sonrisa. Parecerá poco creíble, pero lo cierto es que mantengo mis dudas sobre quién comenzó el juego o el amor olvidado o el amor eterno o no tan eterno si permanecía olvidado. ¿Cuánto dura el enamoramiento?   se me ocurrió preguntarle cuando se acercó a mi mesa y no le iba a preguntar por su nombre puesto que lo daba por sentado y, además, no fuera a ser que él no recordara el mio  y yo si el suyo, -menuda poca gracia- aunque, lo confieso: al acercarse a mi mesa, no me vino a la mente; un típico lapsus sin importancia, habitual; los nombres de las personas se olvidan con mucha más facilidad que sus profesiones o aficiones. Sin embargo, en este caso, el lapsus es más que un lapsus, un pie a la reflexión; y es que si se olvida el nombre de un amor olvidado, pues eso, amigos, hasta ese momento dura el enamoramiento;  romántico apunte, de mi propia cosecha, este sí, sin sombra de duda;  un placer, esto de escribir, amigos, gracias por leerme y bienvenidos a la realidad de la vuelta a la realidad de la vuelta de las vacaciones de verano.

 
Foto: el trastevere
 


                                  
 






jueves, 25 de julio de 2013

Los enamoramientos


A un par de capítulos de terminar Corazón tan blanco, entre la lista de lecturas para estas vacaciones: Los Enamoramientos, del mismo autor;  más que el título, lo que me inspira es recordar lo mucho que disfrutó mi padre  descubriendo a Javier Marías. En pleno verano, uno de sus últimos veranos, hombre de costumbres, costumbres y novedades -novedades que rápidamente adquirían la categoría de costumbres de tanto apasionamiento y repetición- después de la siesta, ese año, añadiendo  el placer de conducir su Mercedes recién estrenado, su habitual paseo en  coche bordeando la costa verde de Comillas; acantilados suaves, cercano el mar, los picos de Europa al fondo. Por poco que se lo permitiera el tiempo, repetía su baño de la mañana; mar de corrientes traicioneras, disfrutaba nadando, desde niño, desde siempre, para luego instalarse a leer en el salón abuhardillado de su casa que tanto le gustaba. Éste será el primer verano sin él, sin su presencia; presencia que llenaba sin pesar; firme y ligero, libertad y respeto, compromiso y confianza... más que echarle de menos, mucho más que eso.

El nuevo libro de J.M Coetzee, -otro de mis autores más admirados- irá en segundo lugar.  Con “Desgracia” me introduje en su mundo: crudo y real, poético, cercano a Beckett, desnudo y absorbente, más claro y trasparente. “Vida y época de Michael K”,  me impactó para siempre: un personaje peculiar y  superviviente de  la guerra civil sudafricana  mete a su madre enferma en una carretilla y a caminar… huir, sufrimiento y verdad, desconcierto. En “Hombre lento” toca temas muy  presentes a lo largo de mi profesión; dependencia, soledad… y los  toca con su admirable estilo; conciso, poético, sin romanticismo ni  concesiones, también el amor existe.

Así pues, la nostalgia y  pensamiento  de estos dos grandes de la literatura marcarán el arranque de mis vacaciones; frente al Mar de Miami o las terrazas del Trastevere; esa Roma de rincones escondidos que tanto disfruté al descubrirlos hace ya unos cuantos años, callejeando o sentada en uno de sus cafés, flotando en su ausencia y presencia, así planeo la mitad de mis vacaciones, después, Comillas entre familia y amigos de toda la vida, sus costas, sus playas de arena fina y mareas extremas,  un mar tan traicionero como fresco y  limpio, olas rompiendo reparadoras bajo  esos días de sol y nordeste absolutamente maravillosos, entre su ausencia y presencia,  ausencia y recuerdo; buen tema para reflexionar… permitidme posponerlo para el otoño, ahora toca flotar, feliz verano, amigos.



Foto:Discover Comillas



                                               

                                              
 
 

                                              


 
 ,