domingo, 30 de junio de 2013

Emociones superpuestas


Vuelven mis baños tempraneros en el mar. Releyendo " Corazón tan blanco" de Javier Marías - !qué gran libro!- he llegado a la playa en menos de media hora. Copio un párrafo que me ha encantado, impactado, inducido a reflexionar: hay un escritor llamado Clerk o Lewis que escribió sobre si mismo tras la muerte de su mujer "Nadie me dijo nunca que la pena fuera una sensación tan parecida al miedo" Y me ha encantado porque me parece especialmente acertada por original, verdadera. Y me ha encantado porque creo que hace unos meses no lo hubiera entendido tan bien. Así es la vida. Frases que no son tuyas pero que podrían ser tuyas. Emociones superpuestas.  

 En mi caso, la pena se superpone a cierta ansiedad, ganas de hacer cosas, proyectos, prisas, ilusiones de lo que queda por vivir, miedo, también miedo, miedo  al tiempo o, más propiamente, a la falta de tiempo,  a las dificultades, enfermedades... en fin, así es la  vida, no queda otra, a por ella.

Hablar de las emociones es hablar de Antonio Damasio; neurocientífico que en sus magníficos libros divulgativos se adentra en el corazón del cerebro, el sistema límbico, y  nos explica la importancia de controlar las emociones  pero también  de  escucharlas; tan compatible como necesario, de enorme utilidad para la toma de decisiones.  El amor y el dolor se llevan dentro, leí el otro día en una entrada de facebook;  preciosa reflexión, querida N; permíteme añadir  que en su punto justo. Ni muy dentro, ni muy fuera. Escucharse;  admirado Damasio; permíteme añadir que en su punto justo. Ni mucho, ni poco.

Así que, mientras perdemos contra Brasil, me alegro del golazo de Neymar. Vamos Iniesta, la segunda parte es tuya, aunque,  pinta mal, la verdad, se nos comen de tantas ganas por ganar. Mientras saltan al terreno de juego, vuelvo a  mi baño tempranero en el mar, un mar menos limpio que el año pasado, esperemos que sea un hecho puntual y no  un asunto de crisis. Esperemos.
 
Comillas
Foto:  Cristina Guell
 
 
 

lunes, 24 de junio de 2013

Génesis y London


Agotada. Andar y andar, exposiciones, mercadillos, tiendas… London es una ciudad como tendrían que ser todas las ciudades; universal, vital, estimulante, llena de cultura y actividad;  la imagen que me queda de estos estupendos días es la de los exquisitos mosaicos del suelo del museo de ciencias naturales junto a sus techos y ventanales, dinosaurios, huevos de avestruces, gorriones, plumajes de todos los colores dentro de vitrinas de caoba y cristal; una maravilla, como la  exposición organizada  en una de sus salas  del  fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado.  Génesis, se titula; un  homenaje a la naturaleza y su extraordinaria diversidad que invita a reflexionar sobre  la necesidad de protegerla; fotos en blanco y negro de una belleza estética  impactante, para luego coger el metro y plantarnos en uno de los mercadillos más activos del momento; al norte, una zona reconvertida en un placer de vida y trapos,  tabernas, sándwiches callejeros, bolsos, chalecos, ante y cuero de segunda mano;  bien por London.

No sé si hablar de génesis, naturaleza y vida o de pubs y cervezas; humanidad en ambos casos. Nuestro cerebro ambivalente; nacido para observar, disfrutar; paz y silencio, ruido y gente, humo y olores, ahorrar y comprar, reír y llorar. Tumbada en la cama, agotada pero feliz con mis días de desconexión y pilas, me salté  la verbena   de San Juan, lástima, siempre me atrajo el fuego, me encantan las cocas, pienso en Barcelona,  aprovechar el  turismo, reconducirlo, London como ejemplo, señores responsables; sin necesidad de despilfarros;  actividades creativas, imaginativas. Una queridísima amiga instalada desde hace años en Oxford como profesora de su universidad me lo acaba de recordar. Que pena que Barcelona haya recogido velas porque en algún momento parecía que iba a seguir el ejemplo  de Londres en cuanto a dinamismo y  apertura al mundo.  Espero leer una crónica de tu viaje  en tu blog” Ahí va la crónica, besos Xon, sin ser en exceso optimista, sigo creyendo en Barcelona como foco de actividad y cultura, como  sugieres, es cuestión de izar las velas en la buena dirección;  Gaudí e ideas, solidaridad y turismo, entre el mar y la montaña, cuestión de pilas y buenos capitanes más que de pelas y nacionalismos. Vamos Barcelona.
 
Genesis
Sebastiao Salgado
 
 
                                                    

 

domingo, 9 de junio de 2013

El lenguaje universal


Mi sobrino Hugo acaba de cumplir un año. Cuando me dedica una de sus maravillosas sonrisas; la vida vale la pena. Gatea como un campeón y está a punto de andar. Pero, mientras gatea, necesita parques con césped; césped y no tierra o cemento, señores alcaldes; césped de jardines comunitarios rigurosamente limpios, no césped donde los propietarios de sus adorables  perros no recogen lo que si recogen de las aceras. Sigamos con los niños.

Al desarrollo cerebral le  he dedicado varias entradas, no obstante,  ahora que  mi sobrino está a punto de comenzar a andar, se me ocurren infinitas. Este primer año, esencial en su vida, torbellino de actividad neural, sobrepasado con un diez. Sus redes neuronales  se han ido formando y organizando  a base de estímulos sensoriales; auditivos, visuales... es como si el motor estuviera listo para arrancar, la escultura en parte moldeada, su cerebro - como una esponja que absorbe lo que le rodea-  listo para sorprendernos.

Al lenguaje también  le he dedicado varias entradas,  no obstante, ahora que mi sobrino  está a punto de comenzar  a hablar, se me ocurren infinitas. Y es que el lenguaje es un libro abierto de cómo funciona el cerebro. Y es que el lenguaje es lo más parecido a  las alas de la condición humana. Asi pues, hoy se me ocurre reflexionar  sobre  una evidencia que rompe barreras de todos los colores: LA GRAMATICA  UNIVERSAL.

El lingüista Noam Chomsky fue el primero en resaltar que entre las distintas  estructuras de las lenguas humanas existían más similitudes que diferencias.  Nuestros antepasados fueron moldeando el lenguaje simbólico e inventaron la sintaxis. De alguna manera todos los idiomas encierran esos primeros y decisivos pasos de la humanidad: las reglas compartidas. En poco más de tres años, mi sobrino adquerirá  lo que a la especie humana le debió costar  miles y miles de años. Sin esfuerzo, sin necesidad de aprendizaje explicito, con solo escuchar las palabras de su entorno, dentro de muy poco comenzará a decir palabras sueltas, a los 18 meses ya las combinará y a los tres años poseerá una amplia capacidad lingüística; un milagro de la evolución, aunque, por desgracia, un milagro temporal. Pasado un determinado periodo crítico -estimado sobre los 6 años- su habilidad lingüística comenzará a esfumarse y después de la pubertad, los idiomas deberá aprenderlos ya con mucho más esfuerzo y tesón  (habilidad variable de una persona a otra). Pero, ahora, su cerebro se encuentra abierto a cualquier idioma. Con solo escucharlo en su día a día  lo adquirirá para siempre. Tan increible como cierto, querido sobrino. Ya llegarán los años  de duro aprendizaje, ahora toca disfrutar escuchando. Feliz cumpleaños.

 
Foto: Jarrett Gorin



                                                      

lunes, 3 de junio de 2013

Sueños para enmarcar


Un sueño para el recuerdo; entrañable, personal,  personal como todos  los sueños. Y es que los sueños hablan de uno y para uno; eso lo aprendí la temporada que me apasioné con Jung.  No obstante, paso a relatarlo como  un tesoro íntimo  que me ilusiona compartir.  

Una familia apretujada en el coche. El padre al volante. Detiene el coche para reorganizar las maletas y así poder viajar menos apretujados. Hasta aquí; normal. A partir de aquí, para enmarcar. Lo para en medio de un túnel.  Por mi lado, no se puede abrir la puerta;  una pared lo impide. Por el otro, aunque justos, si pueden salir. Se escucha  la impaciencia  de los coches de atrás. El padre inalterable. Tarda un rato en claudicar ante la evidencia y  arranca como diciendo  que costará encontrar un lugar más apropiado para parar.  A pocos metros, un descampado, bar incluido. Perfecto, no tan perfecto, piensa, duda,  al fin, para.

La segunda parte del sueño aún me emociona más.  Por mi parte, en esta escena, contemplo más que actúo. La familia reorganiza las maletas, bolsas y más bolsas, pero, ante mi sorpresa, todas quedan dentro del coche.  El maletero vacío, vacío menos un paquete de rollos de papel higiénico. La madre lo saca. Qué hacer con él. Ni meterlo en el coche ni tirarlo, el padre lo coge y se dirige hacia el bar - imagino que para que lo aproveche el local-. El resto de la familia, permanece junto al coche.  Los miro extrañada. El maletero vacío. Intuyo  que todos comprenden lo absurdo del asunto, pero callan. Al final, lo comento. Será por algo, responde una hermana. No hay más remedio que decírselo, pienso, aunque no le guste, aunque sea por algo, no tiene sentido. Mientras me dirijo decidida  hacia el bar en su busca,  me despierto.

Qué gran sueño, lo apunto, lo guardo en mi corazón. Los sueños son así. Piezas que aparentemente no encajan, absurdas, protagonistas que salen como frases que te están queriendo explicarte algo del momento que te está tocando vivir.  Algo, ¿pero qué?,  a veces lo intuyes, en todo caso, los sueños siempre son egoistas, hablan de  uno mismo, eso fue lo  único que me quedó claro cuando descubrí  a Jung en mi época de residente  estimulada  por uno de los médicos  adjuntos apasionado del pensamiento de  Jung y su enfoque a la hora de interpretar  los sueños. Gran neurólogo y maestro. Besos  desde aquí.

La interpretación de los sueños. El hombre y sus símbolos, de Carl Jung  (Suiza, 1875-1961) absolutamente recomendable, libro que ya recomendé en otra entrada de este blog a la que me remito titulada " el inconsciente colectivo" ( octubre 2012).  Hoy me quedo con mi sueño, lo intuyo, lo escribo para no olvidarlo; dedicado a mis queridísimos hermanos; tan diferentes como unidos, todos incondicionales suyos. Besos desde aquí.


Foto: Discover Comillas
El angel de Llimona


                  
                                

                                           
 
 


sábado, 1 de junio de 2013

Sobre herencias



Curiosas coincidencias. El argumento de mi nueva novela lo ideé hace años. Tres hermanas; una herencia de fondo. Mientras la escribo, se superpone mi día a día ciertamente relacionado. Así que se me acaba de ocurrir dedicarle una entrada al tema, aunque, por supuesto, no a las horas entre papeles, abogados, notarios... sino a la herencia mendeliana. Al milagro de la vida. No al coñazo de la vida.

La herencia mendeliana;  tema de la  etapa escolar cuando los genes y las herencias nos importaban más que un guisante, un pimiento; tema de enorme actualidad dado los increíbles  avances en el campo de la genética de las últimas décadas. Y es que si queremos adentrarnos en el apasionante mundo de lo que somos y no somos, repescar del baúl  de   los recuerdos  medio olvidados  la historia  y conclusiones  de este monje austríaco llamado Gregor Mendel en el jardín de su monasterio cultivando y cruzando guisantes, no solo es conveniente sino obligado.

Primera genialidad. La elección del guisante. Planta resistente, crece con rapidez y existen diversas variedades con caracteres bien diferenciados; vaina, flor, tallo, semilla, guisante. En el interior de la misma flor se encuentran los dos órganos sexuales: masculino y femenino. Por norma general se autofecundan. Para sus experimentos, Mendel abría la flor retiraba los estambres productores del polen donde se encuentran los órganos masculinos y con ellos fecundaba otra planta.

Segunda genialidad. De las múltiples variedades de esta planta, Mendel seleccionó únicamente dos: el color y la  forma del guisante. Amarillo o verde; rugoso o liso. Limitar sus experimentos a la observación de estos dos caracteres le facilitó considerablemente el camino hacia sus conclusiones finales: LAS LEYES DE MENDEL.

Lección de vida. Limitación y determinación. De 1858 a 1866,  doce años deduciendo y confirmando hallazgos, de sol a sol, cruzando caracteres: verde rugoso, amarillo liso, verde liso, amarillo rugoso. Otro día hablaremos de sus conclusiones esenciales como punta de lanza  para los avances que se han ido sucediendo desde que -dieciséis años después de su muerte- se reconocieran y aceptaran sus trabajos publicados. Hoy me quedo con su lección de vida. Limitación y determinación. Y al respecto me viene a la mente la frase que acaba de introducir David G.  en F. " Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí" (Soren Kierkegaard). Fina, muy fina, la comparto. Y, mientras  la buscamos,  por el camino, cuantos más conocimientos  aportemos a nuestro cerebro, más capacitados  estaremos  para entender y vivir lo que sin duda se puede resumir como " el milagro de la vida"  cotidiano y genético;  vida y herencias; mundanas y mendelianas. Asombro, complejidad, paciencia... curiosas coincidencias.


Foto entrada F. Olimpia Oriol