domingo, 13 de abril de 2014

Traslados y salud mental


Ya está. Después de unos meses tirando trastos, propaganda, papeles y más papeles Ya está. Mi vida profesional, historias clínicas incluidas, reubicada. Contenta. Mi casa, que más que una casa se había convertido en  un trastero de libros y revistas de relevante contenido científico como para tirarlas a la basura sin sentir cierta nostalgia y muchas dudas; esto si, esto no; demasiada  acumulación de  espacio, peso y polvo en la era internet. En fin, justo ahora que comienza el buen tiempo y apetece calle y cenas fuera,  mi casa vuelve a estar  lista para recibir.

Los traslados son un auténtico coñazo -sin perdón- no obstante, una vez resueltos, pasas página, te limpian, ordenan, impulsan hacia ese anhelado u obligado cambio, en todo caso, regenerativo. Respecto a ello, me viene a la memoria una anécdota simpática que se entiende mejor si uno conoce a la protagonista. En pleno traslado de vivienda. Muy enfadada con su novio. Un novio futuro, inexistente en ese momento. Molesta con él pues, cuando apareciera, ya sería tarde, tarde dado su ausencia durante el traslado. Original, genial, amiga. Sigamos con los traslados.

¿Deberíamos trasladarnos más? o  ¿Deberíamos trasladarnos menos? ¿Qué es bueno para la salud mental? Ni idea. Reflexiono sobre el tema a nivel personal. La monotonía es cómoda y, si uno evita acomodarse en exceso, deja espacio y tiempo para la reflexión. Así pues, al menos es dudoso que nuestro cerebro necesite tanto traslado teniendo en cuenta que el verdadero cambio está en  nuestro interior, y ese cambio no precisa  por norma de traslados, sino  de otras cosas, qué cosas, a saber.  Además, a partir de cierta edad... cambiar, cambiar, poco se cambia y el traslado supone un agobio excesivo para mentes que procesan más lento, se caen con facilidad, sin ayuda levantarse es misión casi imposible. Trasladarse o no. En todo caso, contenta con mi traslado, a tiempo... ¿cuando es tiempo y cuando ya no es tiempo? pues, depende, amigos, que por desgracia ya sabemos que la edad vuela, pero si uno se ve con fuerzas y ganas para un traslado... pues animo y mucha suerte,  ojo con la espalda. 

Foto: X. MIserachs
El Born 1964
Barcellona