sábado, 10 de mayo de 2014

Sola ante el peligro

Pakistanis, turistas, barceloneses y no barceloneses disfrutando de un barrio que está cogiendo aire a ritmo de contracrisis, supervivencia, pequeños bares restaurados con encanto, pizzas, paninis, un italiano, un argentino, tiendas imaginativas, especializadas; violines, vintage, talleres... Encantada con mi barrio del borne alto, sentada al sol con mi periódico, un joven galopando bolso en mano; típico ladrón de la zona. Me levanto, me planto frente a él, elevo tímidamente la pierna. Trabanqueta que el joven solventa sin mayores problemas y continúa su carrera.
“Señora, -sigo sin acostumbrarme a que me llamen señora, resignada hace tiempo- por Dios señora…“ sentado o más propiamente medio tumbado en la escalera de la iglesia, otro joven, en este caso, puro observador de la escena sin necesidad de más palabras para resaltar que la edad de heroicidades hace tiempo la dejé atrás. Por su parte, ni inmutarse, por lo visto, lo de las heroicidades no es lo suyo; pancha arriba, disfrutando del sol; un pimiento, la turista y su bolso. Por su tono, actitud, comentario... deduzco que para nada se dirige a mi  preocupado hacia mi persona, más bien, algo innato, casi abstracto, vital; absurdo, un riesgo completamente innecesario, meridiana claridad.  Así lo siente, así lo trasmite.  Que la dueña del bolso se las apañe.
Le miro. No le digo nada, se me ocurren unas cuantas frases. Regreso a mi asiento de la terraza del bar. Mientras escribo esta entrada comprendo que el lector se sienta confundido. Por un lado, arranco alabando el barrio, por otro  resulta que corren ladrones, mientras los jóvenes en edad de heroicidades, ni las entienden. A propósito del tema me viene a la memoria  una  hermana de mi abuela materna; de San Sebastián y en San Sebastián; en plena noche, frente a un ladrón pistola en mano. Ya mayor, hace años. “Pues dispare, dispare” a los ojos, sin soltar su bolso; dignidad, carácter. Historias de héroes y cobardes. Gary Cooper en Solo ante el peligro. Mi héroe de niña y de ahora. Además de mi tía abuela que salió de esa y de muchas más. Héroes. ¿Pasados de moda? ¿Especie a extinguir? Reflexiono ante mi pequeña heroicidad; algo menos heroica de la que me hubiera gustado, consciente de que mi pierna podría haber sido más enérgica y efectiva si realmente hubiera querido frenar al ladrón, en juego mi integridad física, un acto un tanto arriesgado, innecesario... tal vez... en todo caso, mientras existan héroes, la vida valdrá la pena, si desaparecen, será otra cosa. Un abrazo lleno de  admiración, querida tía A.M.