domingo, 29 de julio de 2018

La odisea del inicio del verano


Frente al ordenador. Preocupada.  El paciente y sus padres aún en la recepción de mi consulta cerrando trámites. Aún a tiempo de levantarme e ir en su busca.  Descargarme de un exceso de responsabilidad respecto al  optimismo trasmitido en lo que respecta a mis explicaciones durante la visita para evitar amargarles las  vacaciones.  Sin poder predecir el futuro inmediato, a pesar de las lesiones objetivadas en la resonancia craneal que aportaba, si el  joven llevaba dos años  con quejas  diversas pero todas muy sugestivas de ser secundarias a un cuadro de ansiedad con somatizaciones varias, pues  lo más probable era que  en este mes de vacaciones  continuara por la misma senda de síntomas inespecíficos y sin relación con las lesiones objetivadas en la resonancia recién solicitada por su médico de cabecera. Lesiones en la zona cerebral llamada de sustancia blanca en ocasiones son inespecíficas y en otras indicativas de  esclerosis múltiple.

Una y otra vez… padre y madre, el hijo callado. ¿Puede viajar? Un viaje a Bali. ¿Podemos quedarnos tranquilos? Pues no. No exactamente.  Pero lo sencillo no me surgió sencillo. Sin querer amargarles el verano, les comenté que debería realizarse una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo que ayudaría al diagnóstico y confirmaría la necesidad de iniciar o no un tratamiento enfocado a que dichas lesiones no se reactiven. Un estudio que debería realizarse en una unidad especializada.

¿Pero puede esperar a  después del verano? Otra vez y otra vez  opté por no  amargarles el verano. A mi favor, las imágenes que aportaba eran de muy mala calidad y el estudio de resonancia se debía repetir para confirmar dichos hallazgos.  Así que al final les aconsejé que  en  cuanto regresara de su viaje  – volaba en dos días- se realizara dicha resonancia y debería ya tener solicitado una visita urgente en una unidad de esclerosis múltiple para la realización  de la comentada punción lumbar.

Más de dos años con síntomas y resulta que llega el verano y dos días antes de un viaje a la otra punta del planeta acuden a la visita del especialista para que les autorice a pasar un verano tranquilo. 

Mientras introducía los datos clínicos en el ordenador, dudé en levantarme; no lo hice. Esperemos que tras dos años sin haber tenido ni un solo brote de dicha enfermedad sospechada por las imágenes de la resonancia, esperemos que aguante un mes más. Esperemos que todos aguantemos un mes más. Feliz verano a todos.   


                                   
                                       



2 comentarios:

  1. Querida compañera: ¡Como te comprendo!. ¡Qué difícil es la comunicación en medicina!. Es humanamente comprensible que las personas esperemos oír aquello que más nos tranquiliza. Pero en fin, eso no es siempre posible y los médicos nos vemos en estas situaciones.¡Cuan fácil sería todo si se solucionase con una de esas apps que hay ahora (protocolos se llamaban antes, y medicina basada en la evidencia todavía más anteriormente)!. Pero desgraciadamente no siempre es así. Aunque nuestro oficio tiene la grandeza de que tratamos con seres humanos, y si bien se llevan muchos disgustos, también se llevan muchas alegrías. El diálogo y la compasión nos llevan al final de aquel viejo aforismo:...peros siempre consolar. Ánimo, deduzco por el tono de tus escritos que eso lo haces muy bien, y por lo tanto harás mucho bien a mucha gente, contribuyendo a que este mundo se un poco mejor, y las contrariedades, más llevaderas. Un fuerte abrazo.

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  2. a ver si esta vez si acierto en introducir la respuesta. Gracias a ti, colega, menos mal que nos entendemos y apoyamos entre nosotros, un abrazo y feliz verano

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