Reacciones
admirables. Ver al señor Sanchez Llibre tratando de bloquear la entrada de un
matón fascista en la sede de la Generalitat de Catalunya en Madrid no solo me ha
emocionado sino que me ha despertado más catalanidad que la participación masiva de
manos unidas a modo de cadena humana festejando y reclamando el derecho a
decidir sobre la aspiración de un estado independiente. Escucharle posteriormente alabar a los madrileños en general y su
formidable capacidad de acogida, me hizo pensar que hubiera sido el mejor de
los representantes de la candidatura olímpica de Madrid 2020. Justo eso deberían
haber resaltado; no hay ciudad más
abierta que Madrid, más acogedora con él que llega a sus calles maletas en
mano. Así lo viví durante mis años de residente en el Hospital Ramón y Cajal. Una
ciudad única en cuanto a esa inestimable cualidad de
acogida.
Pero sigamos con esas reacciones espontaneas e individuales que nos llenan de admiración y valen más que mil palabras o millones de manos unidas – sin pretender en absoluto menospreciar el gran movimiento levantado en torno a un sentimiento de país -. El sentido de la dignidad. Gutiérrez Mellado en 1981 fue todo un ejemplo de valor ante las pistolas. Mas desapercibida, la reacción de Sanchez Llibre ha sido igualmente de las que te hacen sentir orgullosa de ser persona. Desde el corazón y el cargo que se representa; coraje ante lo intolerable; injusticias, actos de violencia… valentía elevada a la categoría de dignidad que no sé si abunda o no -sinceramente creo que no- aunque hablando de valentías en general, la medicina es un saco sin fondo de heroicidades.
Foto: Un cuarto de Luna
Pero sigamos con esas reacciones espontaneas e individuales que nos llenan de admiración y valen más que mil palabras o millones de manos unidas – sin pretender en absoluto menospreciar el gran movimiento levantado en torno a un sentimiento de país -. El sentido de la dignidad. Gutiérrez Mellado en 1981 fue todo un ejemplo de valor ante las pistolas. Mas desapercibida, la reacción de Sanchez Llibre ha sido igualmente de las que te hacen sentir orgullosa de ser persona. Desde el corazón y el cargo que se representa; coraje ante lo intolerable; injusticias, actos de violencia… valentía elevada a la categoría de dignidad que no sé si abunda o no -sinceramente creo que no- aunque hablando de valentías en general, la medicina es un saco sin fondo de heroicidades.
Valentía ante la
vida, la enfermedad, cuántos ejemplos de dignidad humana en la consulta del
médico. El joven en su silla de ruedas sobrevolando obstáculos, barreras,
dolores, dificultades miles. El ciego
capaz de potenciar otros sentidos, vivir una vida plena, crear empresas… desde aquí un recuerdo a mi
pariente Ignacio Satrústegui fundador de
la ONCE al que una bala le atravesó ambos ojos en la guerra civil pero ni mucho
menos detuvo sus múltiples valores y capacidades vitales. Siento no haberte llegado a conocer, siento
que ya no estés para recoger el premio príncipes de Asturias que os acaban de
conceder; felicidades desde aquí abajo y un abrazo a tus descendientes. El coraje
mantenido frente al coraje puntual; ambos
admirables, humanos; matones y cobardes incluidos, así es la vida.
Foto: Un cuarto de Luna