sábado, 12 de octubre de 2013

Saber o no saber


“Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" en los enamoramientos, Javier Marías, se adentra una vez más con  originalidad y maestria  en esta  apasionante  obsesión. Escuchar detrás de la puerta. Enterase de algo que quizá sería mejor no saber. Saber o no saber, esta es la cuestión.   

La medicina es buen ejemplo de ello. Informar al paciente de su problemática de salud con toda su crudeza o esperar que te llame el familiar para hablarle con claridad y que éste decida  lo más conveniente según cada caso y opinión.  Un dilema más difícil de lo que en principio pudiera parecer. “Mire usted, caballero, sus problemas de memoria son debidos a un inicio de  una demencia tipo enfermedad de Alzheimer; la medicación actual  junto con el trabajo diario de su memoria  le ayudará a enlentecer el proceso degenerativo cerebral que presenta, pero, irremediablemente irá perdiendo destrezas cotidianas hasta necesitar cuidador veinticuatro horas”  Delicada situación. Por un lado, el paciente tiene pleno derecho a recibir la información completa sobre su estado de salud y pronóstico esperable, pero, por otro, por otro… para qué informar de lo que el paciente no pregunta ni tiene ningún deseo de saber. Cada proceso médico es un mundo y cada paciente también; un  dilema  diario en la consulta del médico. Saber o no saber. Informar de  tal manera que el paciente que quiera saber  salga de la consulta sabiendo lo que quiere y, sobretodo, debe saber, y, por otro, el que no quiera saber, salga sabiendo lo mínimo indispensable para que siga las indicaciones médicas oportunas; con más o menos acierto, así  procuro actuar.  La experiencia te ayuda a intuir, acertar. Ni en las aulas, ni en un par de años de ejercicio médico; son años y años de experiencia, errores, aciertos. Saber o no saber;  más que una cuestión; un problema que en medicina  es menos problema de lo que pudiera llegar a ser gracias a que  el paciente, por lo general, dispone de un sexto sentido para entender lo que quiere entender; buena virtud; excepciones al margen, pero para eso está la divulgación científica y un médico de cabecera de confianza para informarnos sobre lo que nos  ocurre y nos podría llegar a ocurrir en caso de optar por no saber.  Pero, volviendo a  la vida y sus batallas más románticas;  amores y desamores, traiciones y secretos... no hay médico que valga...  escuchar detrás de la puerta...  “Siempre sigue uno escuchando, una vez que ha empezado, las palabras caen o salen flotando y no hay quien las pare" comparto opinión.

Foto: Vicky Thebonn