viernes, 1 de noviembre de 2013

Aturdimiento o mareo cefálico

Llego de dar un paseo  matutino por  el Raval  y he entrado en el CCCB para ver  la recién  estrenada exposición sobre Espriu.  De nuevo el lenguaje y su excepcional trascendencia, no obstante, en esta ocasión, no voy adentrarme entre sus lineas.  Sencillamente, hoy tengo un día espeso. Aturdimiento, un no sé  qué dentro de mi cabeza  que podría llamarse pereza mental, acompañado  de  una muy leve sensación  de flotación, como me comentan muchos  pacientes que acuden a mi consulta. Sensación o malestar que con frecuencia  llevan semanas o meses notando. Algún día, o momentos, no la notan, sin embargo, dicha sensación -que cuesta deficir por imprecisa-  vuelve a aparecer, día  tras día, no les  impide seguir  su ritmo de vida, pero casi; preocupados.   

De médico en médico, otorrinos, cardiólogos, traumatólogos...  el paciente suele tardar en acudir al neurologo. Nada más sentarse  y referir este tipo de mareo tan característico como subjetivo e inespecífico, sé perfectamente  que su exploración neurológica será normal. No obstante, la exploración neurológica es sagrada;  así que paso a realizarla.  Eso si, dirigida al problema en cuestión, cómo en cualquier oficio, la experiencia  evita perderse  por las ramas.  Comienzo pidiéndole que  se mantenga de pie con las piernas juntas y los ojos cerrados; prueba llamada  de Romberg. Durante unos segundos,  observo si se mantiene firme o se tambalea. Por sorpresa, en la espalda, un pequeño empujón  para  ver si  aguanta la posición.  Luego le indico que camine lo más natural posible de lado a lado de la consulta, y posteriormente con un pie delante del otro. Sentado en la camilla, con un pequeño y característico martillo de neurólogo, le exploro los reflejos. A continuación le pido estire  los brazos al frente  y los mantenga en dicha posición con los ojos cerrados. Paso a valorar la coordinación motora. Los brazos en cruz, bien extendidos, con la punta del dedo indice debe tocarse la punta de la nariz.  Confirmado mis sospechas iniciales; ante un mareo tan inespecifico, la exploración neurologica suele ser normal. Cómo único hallazgo, en ocasiones,  un mínimo tambaleo en la prueba de Romberg; demasiado mínimo como para darle valor patológico.

Ahora toca lo más dificil. El paciente busca una explicación a su mareo y ningún especialista se la ha dado, como si se lavaran las manos, y él continua con su mareo, como no va a tener nada. Algo debe de tener. Explicarle que  tampoco presenta a nivel neurológico una causa que jutifique el cuadro sin que salga más desesperado de lo que ha entrado, no es tarea de principiante.  Nada que haga sospechar en un proceso intracraneal, ni tumores ni nada  significativo. Mejor, mucho mejor, claro, mejor que  un tumor cerebral  cualquier cosa, pero.. ¿Entonces ? Sin necesidad de palabras, eso está pensando el paciente.

Pues, entonces, como ocurre con muchos síntomas que uno tiene y los médicos no encontramos causa alguna,  entonces el origen del mareo probablemente no sea otro que el stress, la ansiedad que sale al exterior de muy diversas maneras. Mareo de probable origen psicosomático, apunto en la historia clínica. De evidenciarse contractura de la musculatura paracervical, se   pauta  una medicación suave al acostarse que  le ayudará  a dormir y relajar la musculatura. Si no mejora,  ya encontraremos la solución,  intentando animarle; técnicas de relajación, un  psicólogo o psiquiatra especializado en síntomas psicosomáticos…  le aconsejo vuelva a visitarse en unas semanas, mientras me despido y noto que se marcha algo más tranquilo que cuando entró, no del todo convencido. Ahora que pienso… la próxima vez, me pondré de ejemplo…  hoy me siento algo aturdida, cierta sensación de pesadez  cefálica… “El ultimo concierto” he quedado para ver esta película que me han recomendado, a ver si me despaja la mente.  Ya os contaré.

 
 
Cielo del Báltico: Gloria Gauger