sábado, 7 de marzo de 2015

Ni se te ocurra comentar mi caso


Hablando sobre mi blog. “Ni se te ocurra comentar mi  caso”. Ni se me había ocurrido. Tras unos días de sobresaltos y tomas de decisiones sin margen de demora, ya en pleno proceso de recuperación, te gustará; espero. El caso lo merece. Habilidad de experto neurocirujano  en primer plano.

Caída accidental, previsible. Ascensores traicioneros. De los que se entra y se sale por el lado contrario. Apoyada contra la camuflada puerta del fondo, entre familiares animados tras una entretenida comida, distraída; de repente, el abismo, hacia atrás. 
  
Aparatosa caída que tras salir del servicio de urgencias parecía iba a quedar en un susto y unos puntos de sutura en la cabeza. Apenas un discreto dolor en la zona sacra – más que lógico dolor- después de la contusión local sin evidente  fractura en la radiografía simple realizada.  Analgésicos y unos días de recuperación, eso parecía. 

Pues no. En la vida y en la salud  las cosas a veces se complican.  Día a día, más dolor. El neurocirujano acertó el diagnóstico a la primera: fractura de la parte alta del sacro confirmada con resonancia magnética. Una fractura progresiva que ya se insinuaba en la radiografía simple realizada de urgencias a pesar de no haber sido informada.  No del coxis o parte final del sacro, sino de la segunda vértebra sacra; zona mucho más relevante por su importancia en la fijación y estabilidad de la columna y pelvis. Por lo general, fractura muy dolorosa e invalidante durante meses por lo que se optó -como primera medida paliativa- realizar  una infiltración de la zona.

Y lo que parecía reposo, analgésicos y, en todo caso, según la evolución, plantearse realizar una cifoplastia o refuerzo vertebral mediante un cemento óseo que, por lo general, de cumplir criterios, acelera la recuperación y alivia el dolor. Y, lo que parecía una cosa, resultaron dos.

Apenas un par de semanas tras la caída, entre incomodidades y dolores de sacro; otro dolor; éste irradiado hacia la extremidad inferior derecha. Y, de repente, la alarma:  Un pie caído, sin fuerza para la dorsiflexión. Dado que de  la zona sacra no salen  raíces nerviosas, el problema, sin duda, venía de más alto; de la zona lumbar. Confirmado mediante las pruebas diagnósticas correspondientes. Compresión de una raíz nerviosa a su salida por el agujero de conjunción entre la vertebra L4-L5. Sin intervención; mínimas o nulas posibilidades de recuperación funcional.  
   
De las técnicas quirúrgicas convencionales que fijan las vertebras con tornillos a la propuesta por el neurocirujano en base a tu edad y caso clínico en particular, Una técnica minimamente  invasiva; una intervención pionera. Un catéter; cámara y visor; se llega al agujero de conjunción, se elimina el material que comprime la raíz nerviosa mediante radiofrecuencia.  Qué fácil explicarlo; qué destreza imprescindible.

El dolor; sin dolor radicular desde la intervención. El pie comienza a insinuar cierto movimiento... Felicidades doctor. Realizado de urgencia lo indicado. Sin ninguna complicación. Evidente mejoría inmediata. En fin, ahora es tiempo de reposo y fisioterapia; paciencia y esperanza. Animo querida M. 

Foto entrada en F.