domingo, 1 de marzo de 2015

Benditos subespecialistas

La paciente entra en mi consulta sin excesivos problemas aunque refiere no ver nada. La remite de urgencias el servicio de oftalmología incapaz de aclararse con su historia clínica y exploración. Es viernes.La mente a punto de quitarse la bata.

Está embarazada y se plantea abortar, me suelta solo sentarse. Viene sola. Más que extrañarme, me sobresalto. Perpleja, escucho y observo. Mira al vacío, efectivamente, parece no verme. ¿No ve nada? Al menos, borroso, alguna sombra, pregunto… nada, nada de nada... sólo así... sólo así, mientras  lateraliza la cabeza hasta el hombro; de reojo; ahora sí parece mirarme.  Menudo caso más atípico. No cuadra en absoluto. Me comenta que lleva un par de años más o menos así.  Al principio, según los días, ni recuerda cuantos oftalmólogos y neurólogos ha visitado. Cada nueva visita, nuevas pruebas,  nuevas resonancias craneales; todas normales. Las guarda en su casa, al ser normales, no pensó fuera necesario  traerlas. 

Paso a explorarla. En caso de tratarse de un problema de convergencia o de motilidad ocular, vería doble, pero vería, y, en todo caso,  tapándose un ojo, debería ver con el otro sin problemas. Pues no. Nada de nada. Incongruencia total. Con el oftalmoscopio, a través de la pupila, alcanzo a ver el fondo del ojo: la papila o cabeza del nervio óptico se muestra normal: ni pálida, ni edematosa. Normal.

Nos volvemos a sentar. Frente a frente, de nuevo mira al vacío. Su ansiedad es manifiesta aunque no excesiva. Lógica ansiedad, entre tanta poca lógica. Se me ocurre lo único que se me puede ocurrir. ¿Ceguera histérica? Y embarazada. Por Dios, con semejante problemón. Eludo el comentario  e intento ayudarla dentro de mis limitadas posibilidades. No es que pretenda quitarme el problema o su problema de encima; o quizá sí. En todo caso; se me ocurre lo único que se me puede ocurrir. Desde el punto de vista neurológico, debe ser visitada por el especialista más especializado en este campo dedicado a las alteraciones visuales debidas a la afectación del sistema nervioso central. Antes de diagnosticarle de que su caso es un caso de ceguera histérica, el especialista más especialista debe confirmarlo.  Le indico su nombre y donde  puede localizarlo. Le indico que hasta que contacte con él, si lo desea, puede volver a mi consulta con todas las pruebas que tenga  y las revisaría; quizás sea de utilidad repetir alguna, pero, antes, debo verlas, le comento mientras la acompaño hasta la salida de la consulta donde me encuentro con la última de las sorpresas del caso. Su marido o pareja; sentado, esperándola en la sala de espera, revista en mano. Tranquilo, amable. Me despido. Mis paseos, mis novelas, mis escritos, el campo me espera.  Benditos subespecialistas. 

Foto entrada en F.
A. N.