domingo, 21 de junio de 2015

¿Cuándo se inventó el zapato?

Mis sandalias. ¿Dónde las habré dejado?  Viejas y funcionales, la posibilidad del robo, sino descartada; lo último de lo último. De la orilla al chiringuito, un par de veces y nada. Ni rastro. En el tren… de la estación a mi casa… descalza, menudo número, sonrió al imaginármelo, mientras pregunto al camarero:  ni pista sobre mis sandalias. Pues nada, un vistazo más y que le vamos a hacer. En otros tiempos quizás me hubiera desesperado algo más; hoy, hoy; una minucia que quedará en anécdota aunque, pensándolo bien, nadie anda por la ciudad descalzo y me va a tocar a mí.

Me siento. Miro al mar -mirada en plan mirada perdida- un segundo, y de nuevo busco en la bolsa. Nada. Sonrío. No sé porque me está dando por sonreír, pues, la verdad,  de gracia nada, nada de nada, maldita la gracia, un poco sí, cosas del humor, menudo número. Una idea, idea salva pies…vuelta a sonreír, quizás tengan playeras extraviadas en el interior del chiringuito. Cualquier tipo de zapato es mejor que lo que me espera. Aunque, no creo, la verdad, descalzo, hoy en día, a nadie se le ocurre, todo eso pienso, mientras, me levanto dispuesta a otra ronda de búsqueda, y, como un flash, me viene a la memoria un admirado amigo de la adolescencia. Descalzo, siempre descalzo, el más de lo más, buenos recuerdos, cuando, de repente,  las veo. Bien por mis sandalias.


Y, hablando de zapatos, ¿ cuándo se inventó? Se estima que hace unos 6 millones de años los primeros homínimos comenzaron a caminar erguidos. Adaptados a la vida en los árboles, unos primates con largos brazos y dedos prensiles se ven obligados a abandonar los ramajes y recorrer las praderas en busca de alimentos. Sobreviven los que mejor se adaptan al nuevo medio. La transición a la posición erecta implicó un gran número de modificaciones anatómicas: la pelvis, la columna vertebral, el fémur, la articulación de la rodilla... desarrollo de nuevos músculos para sostener la cabeza etc, etc, etc. Tiempo y tiempo, tiempo de supervivencia y trasmisión genética. Por otra parte, con la posición bípeda las manos quedaron liberadas, no obstante, al parecer tuvieron que pasar más de tres millones de años antes de que aprendiéramos a utilizarlas con fines programados para un acto planificado. Así que imaginaros lo que costó el desarrollo de un cerebro capacitado  para  sonsacar de sus neuronas la brillante idea del zapato... Volver a caminar descalzos… mis pies… el calor de las aceras…. De menuda anécdota me he librado. 

Foto entrada F. Alicia N. 
E. Atelir.

                                      

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