jueves, 18 de octubre de 2012

El don de la palabra


Estamos asistiendo a un cúmulo de disparates y preocupaciones locales de tal calibre que mi mente no es capaz de abstraerse y centrarse en otros bosques más universales. Algo incrédula, compruebo que  las entradas de mi blog abarcan  cuatro de los cinco continentes, así que lo aconsejable es  reconducir y ampliar mis puntos de mira. Prometo intentarlo, me costará su tiempo, conociéndome, desacierto tras desacierto ante mis narices. Ser político, diplomático, don de gentes, expresarse con sutileza hasta  el punto de decir lo que se piensa sin herir sentimientos ni exaltar opiniones divergentes. Buena lección de lo contrario, señor ministro de cultura. Qué torpeza. Por Dios. Ustedes lo que tienen que hacer es gestionar bien los recursos de todos, optimizarlos, tantas cosas por hacer, todo menos adoctrinar a nadie por mucho que otros lleven tiempo haciéndolo y sepan venderse mejor por estos mares. Así estamos. Qué tristeza.

Significado de las palabras por los aires y estados de ánimo  al margen; de todos los avances en neurociencias sobre el lenguaje,  uno destaca por enigmatico y al mismo tiempo  esclarecedor: el don de la palabra. Porque no cabe duda de que   la palabra es un verdadero  don;  un don no divino como adelanté en la entrada de hace pocos meses  “La palabra adecuada”  Basta ver crecer a un niño para darse cuenta de algo tan extraordinario  y esencial. Sin esfuerzo, con sólo escuchar las palabras de su entorno, sobre el año de vida el niño comienza a decir palabras, a los 18 meses ya las combina y a los tres años posee una amplia capacidad lingüística; un verdadero milagro de la evolución. Nuestros antepasados fueron moldeando el lenguaje simbólico e inventaron la sintaxis.  Lo que a la especie humana les debió costar miles y miles de años, en poco más de tres años, el niño lo adquiere sin necesidad de aprendizaje directo. ¿Qué conclusión se extrae de ello? Pues que de alguna manera nuestro cerebro dispone de una especie de programa biológico neuronal predeterminado que le confiere la facultad de cazar al vuelo las gramáticas del entorno durante los primeros años de vida. Una  base genética para adquirir cualquier idioma  durante un periodo de tiempo limitado llamado ventana de oportunidad. CUALQUIER IDIOMA; lo  que  nos lleva a toda una revolución conceptual introducida por   el eminente lingüista y pensador Noan Chomsky: la gramática universal. Muchas más similitudes que diferencias entre todas las lenguas humanas; tomen nota,  señores políticos;  unos empeñados en unirnos, otros en  separarnos... si lo que pretenden es continuar por la senda de sus torpezas, desconocimiento e intereses, al menos  dejen a nuestros cerebros desarrollarse en paz.