lunes, 3 de junio de 2013

Sueños para enmarcar


Un sueño para el recuerdo; entrañable, personal,  personal como todos  los sueños. Y es que los sueños hablan de uno y para uno; eso lo aprendí la temporada que me apasioné con Jung.  No obstante, paso a relatarlo como  un tesoro íntimo  que me ilusiona compartir.  

Una familia apretujada en el coche. El padre al volante. Detiene el coche para reorganizar las maletas y así poder viajar menos apretujados. Hasta aquí; normal. A partir de aquí, para enmarcar. Lo para en medio de un túnel.  Por mi lado, no se puede abrir la puerta;  una pared lo impide. Por el otro, aunque justos, si pueden salir. Se escucha  la impaciencia  de los coches de atrás. El padre inalterable. Tarda un rato en claudicar ante la evidencia y  arranca como diciendo  que costará encontrar un lugar más apropiado para parar.  A pocos metros, un descampado, bar incluido. Perfecto, no tan perfecto, piensa, duda,  al fin, para.

La segunda parte del sueño aún me emociona más.  Por mi parte, en esta escena, contemplo más que actúo. La familia reorganiza las maletas, bolsas y más bolsas, pero, ante mi sorpresa, todas quedan dentro del coche.  El maletero vacío, vacío menos un paquete de rollos de papel higiénico. La madre lo saca. Qué hacer con él. Ni meterlo en el coche ni tirarlo, el padre lo coge y se dirige hacia el bar - imagino que para que lo aproveche el local-. El resto de la familia, permanece junto al coche.  Los miro extrañada. El maletero vacío. Intuyo  que todos comprenden lo absurdo del asunto, pero callan. Al final, lo comento. Será por algo, responde una hermana. No hay más remedio que decírselo, pienso, aunque no le guste, aunque sea por algo, no tiene sentido. Mientras me dirijo decidida  hacia el bar en su busca,  me despierto.

Qué gran sueño, lo apunto, lo guardo en mi corazón. Los sueños son así. Piezas que aparentemente no encajan, absurdas, protagonistas que salen como frases que te están queriendo explicarte algo del momento que te está tocando vivir.  Algo, ¿pero qué?,  a veces lo intuyes, en todo caso, los sueños siempre son egoistas, hablan de  uno mismo, eso fue lo  único que me quedó claro cuando descubrí  a Jung en mi época de residente  estimulada  por uno de los médicos  adjuntos apasionado del pensamiento de  Jung y su enfoque a la hora de interpretar  los sueños. Gran neurólogo y maestro. Besos  desde aquí.

La interpretación de los sueños. El hombre y sus símbolos, de Carl Jung  (Suiza, 1875-1961) absolutamente recomendable, libro que ya recomendé en otra entrada de este blog a la que me remito titulada " el inconsciente colectivo" ( octubre 2012).  Hoy me quedo con mi sueño, lo intuyo, lo escribo para no olvidarlo; dedicado a mis queridísimos hermanos; tan diferentes como unidos, todos incondicionales suyos. Besos desde aquí.


Foto: Discover Comillas
El angel de Llimona