jueves, 20 de febrero de 2014

El médico


Llego de ver  El médico. Temazo  para mi blog.  Y  ya van dos  nuevas entradas  desde que decidí  aminorar la marcha. Basada en la novela de Noah Gordon; de esos libros que devoras más que lees.  Respecto a la película; magnifica adaptación ambiental, buenas actuaciones y  poco más, tampoco creo que  se pretenda más.   

Guión para enmarcar. Los comienzos de la medicina. Barberos, tenazas, cuchillos,  medicina o falta de medicina paralizada por la religión; fantasmas, omnipresente poder; cristianos, judios, musulmanes. Un joven  atravesando el mundo en busca  del maestro, jugándose el cuello, diseccionando  un cadáver cuando abrir y ver al interior del cuerpo humano se consideraba un sacrilegio. Aún recuerdo lo que disfrute leyendo el libro, sin embargo, no recuerdo que influyera  en mi decisión de ser médico.  Quizá porqué ya estudiaba medicina. Quizá  porqué cuando lo leí  ni siquiera me planteaba ser médico. Y es que mi elección   de carrera no fue vocacional sino por  exclusión. Ni recorrí medio  mundo, ni  me supuso riego alguno  contemplar el interior del cuerpo humano, tampoco especial emoción.  Asistía a las clases de anatomía  más bien agobiada, la mente dispersa, pensando en mis cosas, mis  vivos, amigos…Sin excesivo entusiasmo, fui aprobando curso tras curso con pocos sobresalientes y menos aventuras de las que me hubiera gustado disfrutar.

No sabría explicar  porqué un guión basado en los inicios de la medicina  me está trasladando a algo tan personal como mis inicios. Recuerdo con mucho cariño mi grupo de estudio; la casa en medio del bosque de Valldoreix   donde nos reuníamos para preparar los exámenes, las quirche lorraine, las fondues; el hospital donde pasé un par de años como médico asistente, las noches de guardia entre  charlas distendidas,  urgencias. Y mi primer error. Un niño con fiebre. Después de mi valoración del caso, tras comentarlo con el médico adjunto, le dimos el alta con tratamiento sintomático para su fiebre y  mucosidad nasal.  A la mañana siguiente avisaron del hospital infantil San Juan de Dios: el niño había fallecido por una meningitis fulminante. Ni signos meníngeos  cuando le exploré, ni datos clínicos que anunciaran la gravedad del proceso, no obstante, sin excusas, algún signo debimos pasar por alto, eso pensé y pienso. Bastantes años después, presente ese niño, escribí en mi libro  el cerebro al descubierto  “En el periodo formativo de todo médico suele existir un día clave, un día en el que uno se enfrenta de cara con una profesión donde la vida de las personas está en juego. Tomas conciencia de la responsabilidad adquirida y la asumes. Ese día te conviertes en médico”  De los  inicios de la medicina a  mis inicios… aventuras y desventuras, ahora que pienso, quizá todos los inicios tengan algo en común. El médico. Como suele ocurrir, más completo el libro que la película, en todo caso, buena película.