lunes, 27 de abril de 2015

Nepal en el recuerdo


Día sí y día también, tragedias que se superponen. Hace apenas unas semanas, reflexionaba en este blog  sobre el avión estrellado en los Alpes,  cuando sobrevino la matanza de estudiantes en Kenia. Ahora el terremoto del Nepal de descomunales consecuencias. Sin respiro, día sí y día también, mientras nuestra vida cotidiana no se libra de enfermedades,  accidentes,  tumores, adioses.

Y me pregunto. ¿Cómo se las apaña nuestro cerebro para despertarse cada mañana, arreglarse, desayunar periódico en mano, planificar actividades múltiples, solucionar problemas, entretenerse, bromear al teléfono? Egoísmo o impotencia, conformismo o supervivencia.

La historia de la humanidad es una historia de supervivencia. De acuerdo. Adaptación al medio. Sin duda. Pero, algo  especial encierra nuestro cerebro que nos conduce a mirar hacia adelante y apenas hacía atrás.Y no lo llamaría egoísmo sino futuro, expectativas, olvido. Siento que me estoy adentrando en una reflexión grande en exceso para una especialista en neurología dedicada al paciente y sus enfermedades. Pero, saber, saber, algo sé, después de tantos años, así que continuo pensando sin dejar de teclear. La memoria. En los entramados de los mecanismos funcionales de nuestra capacidad para recordar o, más propiamente, para olvidar, pudiera estar la clave. Posible. 

Y es que nuestra memoria nada tiene que ver con una grabadora.  Imaginad lo que seríamos. Grabar cada detalle de nuestras vidas; un sinfín de nadas; cruzamos por la derecha, nos saltamos un semáforo, se derramó un poco de café con leche en el plato… grabarlo, guardarlo y recordarlo para siempre. Nada que ver. Adentrarse en el estudio de nuestra memoria es descubrir una maquinaría infinitamente más imaginativa; es descubrir que, lejos de funcionar como una grabadora, nuestro cerebro está organizado, diseñado,  desarrollado fundamentalmente para olvidar.

Pues eso, no grabamos sino mayormente olvidamos… recordamos lo que queremos recordar, o, ni siquiera, impactos imposibles de olvidar no se olvidan pero se mantienen agazapados, al margen de nuestro  día a día. Nuestro cerebro y sus mecanismos neuronales nos dirigen, lanzan  hacia delante;  presente y futuro.  Nepal en el recuerdo. Ahora toca salvar vidas, ayuda y más ayuda, ayuda sostenida, alma y destino.     


                                        
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