martes, 9 de enero de 2018

La cruda realidad


Llego de unos días de lecturas al fuego,  paseos,  la luz de invierno  reflejada en el mar y el verde de Cantabria no precisa de nieve para relucir nítida y vital; un buen descanso bien aprovechado.
La primera visita después de estos días me ha devuelto a la realidad.  Una realidad que no admite demoras en el diagnóstico de determinados procesos. 
Hacía unos meses que el paciente había empezado a tener problemas visuales. Tras la habitual espera a despertarse un día sin síntomas, el primer oftalmólogo al que visitó no había encontrado nada relevante en la exploración realizada. Después de unas cuantas semanas sin apreciar mejoría, nueva consulta a otro especialista el cual  lo remitía al neurólogo sin informe pero con las pruebas practicadas, entre ellas, un estudio del  campo visual alarmante.
Si miramos fijamente un punto sin desviar la mirada, todo lo que vemos es lo que se llama campo visual.  Determinados déficits de este campo visual nos están indicando que dentro del cerebro existe  una lesión que afecta a las vías visuales.
Por desgracia, este era uno de estos casos. La exploración del campo visual del paciente mediante una prueba que se llama campimetría computarizada mostraba  una pérdida de visión de los lados temporales o externos indicativa de  la existencia de un problema localizado en una  área concreta del cerebro.
LA RNM craneal solicitada con la mayor urgencia posible confirmó mis sospechas: un tumor cerebral dentro de la hipófisis o glándula reguladora de la secreción de hormonas del organismo. Las vías visuales procedentes de ambos ojos se cruzan justo por encima de esta área  y el campo visual se ve alterado en cuanto el tumor se extiende hacia arriba.  Un tumor habitualmente benigno pero que crece y que hay que diagnosticar a tiempo para justamente  evitar que la visión se vea afectada.
Intervención urgente. En este caso, de extrema complejidad. Difícilmente recuperara la vista perdida, no obstante es de esperar que con las avanzadas técnicas de microcirugía actuales no pierda el resto de visión. Complicada intervención dada la extensión del tumor. Entre unas demoras y otras; un tiempo esencial perdido.
Le explico al paciente la situación.  Como dato positivo le comento que la intervención se realiza vía intranasal sin necesidad de abrir el cráneo. Èl y su mujer me escuchan atentos y serenos, sin perder el tiempo en lamentos ni quejas en relación a demoras, una entereza y capacidad de afrontar la situación realmente admirable.  
Urge encontrar un neurocirujano especializado en este tipo de intervención. Les oriento al respecto. Y mientras los tengo frente a mí no puedo dejar de pensar en la tranquilidad del campo, la leña del fuego, espejismo o realidad, más espejismo, lo cierto es que la  lotería de la vida es inexplicable, en ocasiones, bestial; un tumor que nace justo debajo de las vías visuales y que no es debido  ni al tabaco ni al stress ni a más causa que esa lotería de la vida a la que todos estamos expuestos y que es de extrema importancia diagnosticar a tiempo. De hecho,  cuando aparece el problema visual,  ello nos está indicando que el tumor ya se a expandido de modo alarmante.  Siento comenzar el año con la exposición de un caso tan crudo. Tanto avances médicos y aún hoy en día  el diagnóstico clínico a  tiempo suele ser el eslabón más complicado de acertar. A menudo se demora en exceso; en unos casos, aún a tiempo; en otros, demasiado tarde;  en este caso, al menos que conserve la parte de visión que aún no está dañada, aún a tiempo para ello, mi deseo para este año.  

Campo visual
hemianopsia bitemporal

                                       



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