viernes, 20 de abril de 2012

Cataratas y elefantes

Los médicos lo tenemos claro. Seleccionamos el tratamiento que nos parece oportuno para cada paciente. Durante los primeros días, comprobamos su tolerancia; si es mala, habitualmente, se suspende; si es buena, se mantiene y se valora la eficacia. Por lo general, si en unas semanas no se obtiene la mejoría esperable, se revalúa el caso de cara a retirar dicha medicación e introducir otra como segunda opción. Determinadas enfermedades no siguen esta pauta de conducta; la quimioterapia para combatir el cáncer, por ejemplo. Se presupone su probable mala tolerancia y se controla día a día hasta qué punto se puede mantener o debe retirarse por la gravedad de los efectos secundarios. La batalla es dura y los plazos variables según cada tumor y repuesta al tratamiento, la confianza; vital.

¿Y los políticos? ¿Lo tienen claro? Como sociedad, estamos viviendo algo que me recuerda al martirio de la quimioterapia, pero, sin el rumbo y el convencimiento necesario. Como suele ocurrir con la quimio , las medidas adoptadas no están resultando eficaces a corto plazo, más bien, lo contrario, y los efectos secundarios más que suficientes como para plantearse su retirada. Deben mantenerse, nos dicen, se mantienen, al no ser eficaces, se encrudecen, más y más quimio, recortes, por aquí, por allá, tumor o tejido sano, lo que sea, sin tiempo para reflexionar y afinar al máximo en el corte.

¿ En que situación estamos realmente? ¿ Dónde está el cancer? los médicos sabemos bien que a veces cuesta encontrarlo. Y los políticos... " esto se está pareciendo a la guerra de Irak, todo el mundo sabe lo que se debe hacer menos lo políticos" representativo comentario que escuché el otro día. "Los dirigentes del viejo continente están llevando a Europa a la ruina " opinión de un multimillonario inversor norteamericano que acabo de leer en la vanguardia. Lo que si parece incuestionable es que después de una época de gasto desmesurado, éste deba racionalizarse al máximo. De acuerdo. Pero, los ciudadanos sabemos que los recortes mal cortados pueden ser el remate tanto para nuestros bolsillos como para el futuro de una educación con resultados mediocres por no decir malos; de una cultura tan enriquecedora  como necesitada de subvenciones externas, de una investigación que, al fin, comenzaba a florecer; de una sanidad brillante en ciertas prácticas, pero cuyas listas de espera la convierten en un drama de salud para muchos. !En manos de los mercados... ! cómo vamos a confiar! por no hablar de tanto atraco  descarado  por parte de altos cargos de todos los colores, en cierta manera, consentidos o no denunciados a tiempo por una sociedad tan poco dada a premiar la honradez y la eficiencia. Comencemos por ahi. Operando cataratas. Cuantas personas de edad avanzada viviendo solas sin recursos y sin ayudas esperando la llamada para esta mínima y eficacísima intervención. Se caerán, tarde o temprano, muchas de ellas, se caerán, se fracturarán el fémur (y no cazando elefantes precisamente) horas de quirófano, semanas de ingreso hospitalario, más dependencia, más desgracias, más gastos para una sociedad arruinada y sin narices, cataratas por operar y el fémur roto por hacer lo que no se debe hacer ni en tiempos de crisis ni nunca.