domingo, 9 de diciembre de 2012

Materia y espíritu


Ante el frio, piscina climatizada como actividad saludable. La pereza es tremenda, más o menos equiparable a la sensación placentera posterior. Así que, cada tarde, terminadas las visitas, la misma duda, la misma pereza. Si me animo, al agua patos. Sobre un precioso fondo plateado, los primeros largos me distraen sin apenas necesidad de distraerme; el simple movimiento rítmico, la energía concentrada. Si supero un momento crítico -entre el aburrimiento y el cansancio-a punto de dejarlo, entro en un estado extraño; ni piensas, avanzas, te pierdes. Hasta veinte largos como objetivo. Luego la recompensa. Ligera, tan cansada como energética, a medio camino de casa; un clásico de Barcelona: Taktika Berri. Pinchos recién hechos: merluza, bacalao, tortilla de patatas jugosa; absolutamente deliciosos.

Agua bendita. El agua te limpia, te da vida; en cuerpo y alma. El alma o mente inmaterial. Diseccionando cadáveres, Descartes (1596) se fijó en una estructura del tamaño de un guisante en el interior del cerebro. Ahí está, pensó el pensador de "pienso luego existo"; el alma y el cuerpo interconectadas a través de esta pequeña estructura llamada glándula pineal. Fracaso tras fracaso, una historia de fracasos constructivos en busca de una explicación convincente a la mágica relación entre la mente y el cuerpo.

Me emociona -por sencillo y clarividente- como resume John Locke (1632) el enigma de nuestra existencia “Una de dos; o somos objetos materiales que piensan y tienen emociones o hay algo inmaterial en nosotros que piensa y tiene emociones y se relaciona exclusivamente con el objeto material que es nuestro cuerpo. Las dos alternativas resultan incomprensibles; sin embargo, una de las dos ha de ser cierta”

El hecho es que, hoy en día, la inmensa mayoría de científicos sostiene que la conducta racional puede explicarse en su totalidad por el funcionamiento del cerebro en conexión con el resto del sistema nervioso de nuestro organismo, sin necesidad de una mente inmaterial que la controle. No obstante, brazadas, sensaciones y creencias al margen, tengamos muy presente que la ciencia cierra alguna ventana, pero, sobretodo, abre puertas, así pues, amigos, al agua patos, buenas noches o buenos pinchos.

Foto entrada F. Alicia Nuñez
Benezech