sábado, 9 de marzo de 2013

Olvidos preocupantes

 
Perder el hilo de la conversación: una momentánea interrupción ha bastado para que se esfume de tu mente  lo que estabas explicando. Olvidos de hechos rutinarios: unos cuantos días conduciendo un coche de alquiler y cuando te sientas en el tuyo no aciertas a  meter la marcha atrás. Despistes llamativos: te levantas un momento de la mesa del comedor para ir a la cocina y cuando regresas te sientas en el asiento de otro. Te miran extrañados. Sonríen. De repente aterrizas; en que estabas pensando,  menudo despiste, atención por los suelos, pero,  antes no te pasaba,  si el piloto automático comienza a fallar…

 ¿Son normales estos fallos?  Pues… normales, normales; no. Lo siento, pero no; me gustaría tranquilizar al lector preocupado por su memoria adelantándole que no se preocupe si le ocurren este tipo de despistes; sencillamente, no puedo. Aunque los ejemplos provengan de mi propio historial. Aunque -de momento-  mi rendimiento general  sea  satisfactorio. Aunque -de momento- ni me plantee la posibilidad de estar iniciando la temida enfermedad de Alzheimer.

¿Se pueden atribuir a la edad? Pues depende. ¿Y de que depende? Pues depende de la frecuencia con que se repiten a lo largo del día. Asunto clave. Ahí está el límite. Despistes puntuales; a todos nos pueden pasar. Despistes reiterados; deben consultarse al médico especialista. Y no todo  es  Alzheimer; uno puede tener una depresión que cursa  con problemas severos de atención y memoria; o un problema de tiroides, falta de vitamina B12… o un tumor cerebral… un tumor… de nuevo lo siento, no pretendo alarmar, pero, ante un déficit de memoria reiterado -en especial si  perjudica el rendimiento diario-  debe realizarse  una resonancia cerebral; aunque en la inmensa mayoría de los casos con la simple anamnesis  y  exploración neurológica ya quede prácticamente descartado  el tumor. Y es que, exceptuando los lóbulos frontal y temporal derecho, las lesiones  en el resto del cerebro siempre dan signos de focalidad neurológica; una clara afasia o trastorno del lenguaje, un déficit motor o sensitivo en el hemicuerpo contralateral… y la pérdida de memoria puede ser preocupante pero no es un signo de focalidad puesto que se trata  de una función mental superior en la que participa buena parte del cerebro.  

Resumiendo; a partir de cierta edad, aunque de modo muy variable según las personas, se pierde memoria. Un declive estructural que se manifiesta a nivel funcional.  De nuevo, lo siento, por lo visto   hoy no estoy para concesiones  optimistas.  Así que mejor dejo el tema para otro día. Envejecimiento normal y envejecimiento patológico; una fina línea de separación no siempre sencilla de delimitar.  Tratando de ablandar la entrada,  adelanto una  afirmación: a pesar del incuestionable descenso en determinadas capacidades físicas y mentales, si las enfermedades nos respetan, nuestro cerebro va  a resistir bastante bien el paso del tiempo. Bastante bien. No sigo. Buena siesta, amigos.


Andreas Gursky