martes, 14 de mayo de 2013

Prepararse para la carrera


Echándole de menos, casi cinco meses, cinco extraños meses durante los cuales me  ha reconfortado el  convencimiento de que  mi presencia a lo largo de todo el proceso de su enfermedad  le sirvió de  apoyo  tanto práctico  como anímico. En otras palabras, su calidad de vida, su etapa  final  fue  mejor  gracias a tener un médico en casa.

Múltiples son los problemas que van surgiendo a lo largo de determinados procesos médicos; elección de especialistas, pruebas, ingresos, intervenciones quirurgicas, tratamientos, complicaciones, toma de decisiones.  Y es que la medicina no es blanco  o negro, el camino está lleno de desvíos, curvas y rectas que pueden conducirse con mayor o menor habilidad. El médico de familia es una pieza esencial en el proceso de seguimiento y  coordinación,  si bien, recae sobre el propio paciente  demasiado peso como para estar llamándole todo el día. Meses de conformarse o no con dolores, molestias, beneficios y efectos secundarios de distintos tratamientos... vivir el día a día con la tranquilidad de saber que mañana  tal vez  se encontrará mejor o quizá no, pero si no, pues se buscará la mejor solución dentro de las distintas alternativas en función de lo que él, como paciente, escoja vivir. Unos decididos a luchar cueste lo que cueste, otros más serenos,  resignándose a lo más aconsejable desde el punto de vista médico, otros tirando la toalla; cada cual con su personalidad, sus deseos y miedos, su criterio dentro de las dificultades de entender la medicina en sí misma, la enfermedad, lo que le ocurre y lo que  le  puede ocurrir ante  tal o cual tratamiento.  Imposible no equivocarse en alguna  de las múltiples decisiones. Más que errores, decisiones que quizás hubiera sido mejor  no tomar cuando ya se han tomado. Asumirlas y seguir conduciendo con la tranquilidad de saber que al lado te acompaña alguien que te conoce y que -dado sus conocimientos médicos- el camino inevitable será el mejor de los posibles. Así vivimos esos meses. Así se vive la enfermedad. Todo muy complicado. La mayor de las aventuras vitales.

Se suele afirmar que para tomar decisiones médicas es preferible una cierta distancia con el paciente. Cierto. Pero, especialmente  para el médico.  Encontrar el equilibrio; apoyarse en especialistas, médico de familia;  así lo hicimos.  Por supuesto,  básicos e indispensables  -mi gratitud eterna a todos ellos-  pero el camino, el día a día, los sustos y problemas, sin un médico en casa… me imagino al  familiar escritor,   peluquero,  abogado o ingeniero… todos reconvertidos en médicos al final del camino. Los que hallan pasado por este trance saben de lo que hablo,  a los que ni se lo imaginan; va por vosotros, amigos, prepararos para la carrera.  Marcho unos días  a la Provenza, me esperan viñedos,  lavandas y quesos franceses, hasta la vuelta.



Noches estrelladas de la Provenza
Van Gogh