miércoles, 26 de septiembre de 2012

Entender la memoria para mejorarla


Desayuno veraniego en la cocina familiar.  Desde anecdotas de la noche  anterior,   hasta   asuntos  prácticos; una mezcla que convierte estos ratos en un  reparador balsamo de vida casera. Blanco nuclear; consejo de uno de los presentes  en respuesta a mis quejas sobre lo rápido que las camisas blancas pierden color al lavarlas. En cuanto aterrice en  Barcelona, lo compro y lo pruebo, pensé y continué con mis tostadas con mermelada.  No habían pasado ni cinco minutos cuando pregunté: ¿Blanco… blanco… qué? Blanco nuclear. Y seguimos hablando de otros temas. Antes de levantarme; repetí:  ¿Blanco… blanco... qué?  Blanco nuclear. En ese momento comprendí que  mi cerebro me estaba pidiendo ayuda si quería retener la información que al parecer tanto me interesaba pues hasta tres veces en menos de media hora había pedido que me la repitieran. Nuclear. Nuclear de núcleo, diana, al centro del tejido celular,  al núcleo  para  blanquearlo. Ya estaba, así no lo olvidaría. Nucleo. Nuclear.  
Desconfiar de  su  memoria es el primer y  mejor consejo que puede darse a una persona que se queja de no recordar las cosas como cuando era joven. El siguiente consejo cuesta algo más de esfuerzo: Entender cómo funciona. Entender la memoria para mejorarla. Así he subtitulado mi nueva novela “La pierna olvidada” que la semana que viene lanzo al mercado vía  internet. Una novela en donde el protagonista nos explica de modo práctico y ameno (eso espero)  los secretos sobre el funcionamiento de la memoria desvelados por la ciencia; a través de casos clínicos, a través de su propia vida, a través de reflexiones y del estudio  de este apasionante campo de las neurociencias entrelazado con el resto de funciones superiores: la capacidad de atención, el lenguaje…  una colosal función cerebral sin la cual la vida no es lo que llamamos vida sino algo así como presente congelado  y, al mismo tiempo, una colosal función organizada fundamentalmente para olvidar. Así pues, no os fieis de vuestra memoria y repetir; la pierna olvidada... la pierna olvidada… ayudar a vuestro cerebro a recordarlo  con las asociaciones que se os ocurran sobre la marcha. Ojalá os guste  y os sea de más utilidad que la pócima milagrosa recomendada  para blanquear  la  ropa. Tirando a azul, me salieron las camisas de la lavadora;  torpes; abstenerse. Gracias a todos y un abrazo a quien se decida a leer mi nuevo libro.   
 
Libro: La pierna olvidada